Chicas... ¿jugamos?

Va mi trozo:

Depositó la ropa en el suelo y abrió la puerta con la llave, con manos temblorosas, luego dio un saltito hacia atrás cuando la puerta se abrió de par en par y PELIGROSO apareció sólo ataviado con un par de calzones, la viva imagen de un toro bravo y enfurecido dispuesto a embestir a todo aquél que se cruzara con él en el pasillo.

Entonces la vio, de pie, y eso bastó para relajar las arrugas que surcaban su frente.

—Estás aquí —dijo con una extraña voz calmosa, aunque su respiración seguía siendo entrecortada—. No te has ido.

—He estado tentada de hacerlo —replicó ella con arrojo—. Después de todo, no me gusta que me hagan recorrer kilómetros y más kilómetros maniatada. —Hizo un gesto para señalar el brazo vendado de PELIGROSO—. ¿Pero quién te curaría? ¿Y quién te atormentaría sin tregua cantándote baladas? ¿Quién…?

Él se abalanzó sobre ella y le propinó un beso apasionado que consiguió que el pulso traidor de BONITA se desbocara de nuevo. Entonces se apartó, visiblemente avergonzado de su impulso.

—Perdona, bonita. No tenía ningún derecho a…

—No pasa nada —musitó ella, sin aliento después del beso ardoroso, aún sabiendo que simplemente se había tratado de una muestra de alivio—. Comprendo tus sentimientos. —Se inclinó hacia el suelo, recogió la ropa y se la ofreció—. Necesitarás esto. Deja los vendajes tal y como están hasta esta noche, entonces te haré una nueva cura.

no tengo ni idea

Me suena un montón, pero Chicas... ¿jugamos? - Página 29 520728

me suena un poco...

pipa pon otro cacho

Vale, va otro trozo:

—Sinceramente, lo dudo —dijo al tiempo que reía divertida, no obstante aceptó el brazo que él le tendía—. Pero supongo que deberíamos mantener las apariencias.

—Por supuesto. —Deliberadamente, él cubrió la mano enguantada con la suya—. Además, haría cualquier cosa con tal de quedarme otra vez a solas con vos, aunque sólo sea por unos minutos.

A BONITA se le iluminó la cara.

—Oh, PELIGROSO, estoy tan contenta de que estéis vivo.

Un sentimiento de culpabilidad plagó la conciencia del joven laird. Ella no pensaría lo mismo dentro de un rato.

—Pero debéis contarme cómo es posible que… —empezó a implorar BONITA.

—Todavía no, querida, no hasta que estemos solos.

Y cuanto antes mejor. Su dolorido cuerpo ya empezaba a acusar el esfuerzo extraordinario que había realizado al viajar toda la semana anterior sin descanso. No veía el momento de acabar con toda esa farsa, aunque eso implicara que ella lo odiara a muerte cuando se enterase de la verdad.

Ni idea... Confusión

Venga ya lo digo yo...La venganza escocesa de Sabrina Jeffries

Vale Ness todo tuyo

Pues venga voy Chicas... ¿jugamos? - Página 29 309406

—¿Tú crees que esta es manera de comportarse? —IRRESISTIBLE CANALLA se agachó para evitar el golpe de molinete y le cogió la muñeca, levantándosela por encima de la cabeza. Chasqueando la lengua, la hizo girar en una improvisada pirueta y le rodeó la cintura con el brazo, estrechándola contra él—. Sobre todo teniendo en cuenta que acabo de salvar tu escuálido pellejo de un destino horroroso. —Su cálido aliento le hizo cosquillas en la oreja—. Por cierto, ¿qué horrible suerte habías soñado con esa vivida imaginación tuya?

—Cualquiera que fuera no podía, ni en sueños, ser más aterradora que la de pertenecerte —declaró SOÑADORA, abandonando su resistencia.

Sencillamente, no era rival para IRRESISTIBLE. Notaba los duros músculos de su pecho y el latido íntimo de su corazón por debajo del omoplato. Miró el brazo que la enlazaba por la cintura, observó el dorado vello que cubría los tensos tendones del antebrazo y la flexible muñeca. Maldita sea, era todo fuerza masculina, arrogantemente inconsciente de su propio y superior poder. Aquella idea hizo que se quedara quieta. Sin IRRESISTIBLE, no lograría salir de allí. Puede que se riera de ella, pero había venido a buscarla.

La fuerza masculina tenía sus cosas buenas.

Se relajó y le pareció que el brazo la apretaba más, encerrándola en un abrazo que no se limitaba a contenerla, sino que transmitía algo urgente y poderoso...

¡Ah, no! No iba a cometer de nuevo aquel error. Aunque no tenía ninguna intención de abandonar la costumbre de inventar guiones románticos, no iba a dar a IRRESISTIBLE el papel protagonista en ninguno de sus sueños diurnos. Lo había hecho en una ocasión y había averiguado, muy dolorosamente, la diferencia que hay entre los sueños y la realidad.

no me suena...

a mi tampoco la verdad

Pongo otro cacho más revelador y si no...os pongo pista Chicas... ¿jugamos? - Página 29 794237

—¿Por qué no me has dicho que eras tú? —preguntó, enfurruñada, liberándose de su abrazo.

Aunque, pensándolo bien, tenía que haberse dado cuenta. Nadie, ni un príncipe del desierto, ni un piel roja, ni siquiera el capitán del equipo de polo de Oxford, algo que, si la memoria no le fallaba, él había sido, montaba a caballo tan bien como IRRESISTIBLE CANALLA.

—No quería aguarte tu diversión, haciendo de cautiva desafiante. Además—añadió—, esos hombres y yo hacemos transacciones comerciales de vez en cuando.

—¿Y?

—Tengo que pensar en mi reputación. Egipto es una sociedad dominada por los hombres. Estaba actuando simplemente como un macho dominante. No querría que esos tipos me perdieran el respeto.

—Nadie te respeta, IRRESISTIBLE.

Como aquel insulto descaradamente falso no tuvo ningún efecto visible en él, SOÑADORA se puso a gatas y empezó a rebuscar por debajo de la gruesa alfombra que cubría el suelo de la tienda.

—¿Qué estás haciendo?

—Cogiendo mis cosas —contestó y luego, al oír que, por desgracia, arrastraba ligeramente las palabras, dijo pronunciando con mucho cuidado—: Supongo que vas a llevarme de vuelta a El Cairo. No veo ninguna necesidad de prolongar mi estancia, pese a lo encantadores que, sin ninguna duda, han sido mis anfitriones.

—¿Cosas?—repitió IRRESISTIBLE—. ¿Qué cosas? CAPTOR1 dijo que CAPTOR2 te había cogido en un mercado. No tienes «cosas».

—Ahora sí.

Los claros ojos de IRRESISTIBLE se iluminaron con un brillo conocido, codicioso.

Este era el IRRESISTIBLE que ella conocía.

me lo leí hace poquito.

Venga...pues voy a poner la pista Chicas... ¿jugamos? - Página 29 309406

y seguro que las chicas lo localizan:

Las iniciales de la autora son C.B.

Amarte es mi destino conny brockway... un gran libro la verdad no se como no lo he reconocido antes

yuno escribió:: Amarte es mi destino conny brockway... un gran libro la verdad no se como no lo he reconocido antes

Ainss..he llegado tarde... Llorar

año nuevo, tarde de nuevo,
para uno que RECUERDO, jajajaj
felices Reyes!!

Ya imaginaba que muchas lo habíais leido Chicas... ¿jugamos? - Página 29 573629

yuno escribió:: Amarte es mi destino conny brockway... un gran libro la verdad no se como no lo he reconocido antes

Claro que sí yuno Chicas... ¿jugamos? - Página 29 309406

Te toca cacho

"¿Sr. Mentiroso? ¿Mentiroso? "
Él alzó la vista, y de repente no pareció tan peligroso como el día anterior. "La santidad," exclamó. "Dios bendito, sí, sí que la merecemos . "
"Bueno, usted ha estado aquí sólo unos días," indicó Elizabeth. "Tendrá que pasar al menos un par de años más en su compañía, creo, antes de que pueda ser siquiera considerado para mártir. "
El señor Mentiroso trató de contener la risa, pero ésta estalló como un gran globo. Cuando recobró el control de si mismo, dijo, "Son los mansos como usted los más peligrosos y astutos. "
"¿Yo? " preguntó Inocente con incredulidad. "No soy mansa en absoluto. "
"Quizás no, pero realmente elige sus palabras con cuidado. "
"Bien, sí," dijo ella con una inclinación inconsciente de su cabeza. "Ya soy bastante torpe con mi cuerpo sin necesidad de añadir mi boca a la combinación. "
Mentiroso decidió en ese mismo momento que ella no podía ser la chantajista. Oh, sabía que él no había reunido datos suficientes para hacer esta declaración, pero sus instintos habían estado diciéndole durante días que ella tenía que ser inocente. Él, simplemente, no había sido lo bastante inteligente para escucharlos.
La evaluó durante un momento, y luego le preguntó, "¿Le ayudo a traer el té? "
"Seguramente tiene cosas más importantes que hacer acompañar a la acompañante de una señora a la cocina. "
"He notado a menudo que las acompañantes de las señoras son las más necesitadas de compañerismo. "

Cómo casarse con un marqués de Julia Quinn.

Por cierto yuno se te ha escapado un nombre

sip pipa te toca Chicas... ¿jugamos? - Página 29 787153

Uno facilito que mañana me vuelvo a quedar desconectada (según telefónica un par de días, una semana como mucho, pero ya veremos.... Chicas... ¿jugamos? - Página 29 767400

)

Se rió entre dientes. ESPOSA aún era ESPOSA. Se había vuelto un poco más serena con la edad, o quizá simplemente la maternidad había suavizados sus bordes ásperos, pero todavía era la misma franca, encantadora, y perfectamente maravillosa ESPOSA.

Lo volvía loco la mitad del tiempo, pero esa era una agradable clase de locura, que aunque algunas veces suspiraba ante sus amigos y cabeceaba cansinamente cuando ellos se quejaban de sus esposas, en secreto, sabía que era el hombre más afortunado de todo LUGAR. Infiernos, incluso de PAIS. Del mundo.

Bajó su bebida, y luego le dio golpecitos con sus dedos a la caja elegantemente envuelta que estaba en la esquina de su escritorio. La había comprado esa mañana en BOUTIQUE, la tienda de ropa que sabía que ESPOSA no frecuentaba, para ahorrarle la vergüenza de tener que lidiar con una vendedora que conocía cada pieza de ropa interior que había en su armario.

Seda francesa, encaje belga.

Sonrió. Solo un poco de seda francesa, adornada con una minúscula cantidad de encaje belga.

Se vería celestial en ella.

No lo dudaba ni un momento.

Se reclinó en su silla, saboreando su ensueño. Iba a ser una noche larga, encantadora. Quizás incluso…

no se cual es...

Va la continuación de la escena, y ahora ya sí queda clarísimo:

Levantó las cejas cuando intentó recordar el horario de su esposa durante el día. Quizá iba a ser una tarde larga y encantadora. ¿Cuándo llegaría a casa? ¿Acaso había llevado a sus dos hijos con ella?

Cerró los ojos, imaginándosela en varios estados de desnudez, seguido por varias poses interesantes, seguido por varias actividades fascinantes.

Gimió. Ella debía regresar a casa muy pronto, porque su imaginación estaba demasiado activa si no se satisfacía y…

—¡GUAPO A RABIAR!

Ese no era el más placentero de los tonos. La encantadora niebla erótica que flotaba en su cabeza desapareció completamente. ESPOSA no podía lucir menos inclinada a tener un poco de deporte en la tarde, ya que estaba de pie en la puerta, con los ojos estrechados y la mandíbula apretada, pero estaba allí, y con eso él ya tenía ganada la mitad de la batalla.

—Cierra la puerta —murmuró él, mientras se ponía de pies.

—¿Sabes lo que hizo tu hija?

—¿No querrás decir tu hija?

—Nuestra hija —soltó ella. Pero cerró la puerta.

—¿Lo quiero saber?

—¡GUAPO A RABIAR!

—Muy bien —suspiró él, seguido por un obediente—: ¿Qué hizo?

Había tenido esa conversación antes, por su puesto. Innumerables veces. La respuesta normalmente tenía que ver con algo que involucraba el matrimonio y las opiniones originales de HIJA sobre el asunto. Y claro, la frustración de ESPOSA con toda la situación.

Eso raramente variaba.

—Bueno, no fue tanto por lo que hizo —dijo ESPOSA.

Él escondió su sonrisa. Eso tampoco era inesperado.

—Es más por lo que va a hacer.

—¿Desobedecer tus ordenes?

—GUAPO A RABIAR

Él redujo a la mitad la distancia entre ellos.

—¿Acaso yo no lo hago lo suficiente?

—¿Discúlpame?

Él extendió la mano, tomó la suya, y la tiró suavemente contra él.

—Yo siempre desobedezco tus órdenes —murmuró él.

Ella reconoció la expresión de su mirada.

—¿Ahora? —se dio la vuelta hasta que pudo ver la puerta cerrada—. HIJA está arriba.

—Ella no escuchará.

—Pero ella podría…

Sus labios encontraron su cuello.

—La puerta tiene seguro.

—Pero ella sabría…

Él empezó a trabajar en los botones de su vestido. Era muy bueno con los botones.

—Ella es una joven inteligente —dijo él, apartándose para disfrutar de su obra manual, mientras el tejido caía. Le encantaba cuando su esposa no llevaba puesta la camisola.

—¡GUAPO A RABIAR!

Él se inclinó y tomó un pecho de punta rosada en su boca antes de que ella pudiera objetar.

—¡Oh, GUAPO A RABIAR! —Y sus rodillas se debilitaron. Simplemente lo suficiente para tomarla en sus brazos y llevarla hacia el sofá. El único con cojines extra profundos.

—¿Más?

—Dios, sí —murmuro ella.

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