Los posteadores más activos de la semana | |
Los posteadores más activos del mes | |
¿Quién está en línea? | En total hay 339 usuarios en línea: 1 Registrado, 0 Ocultos y 338 Invitados :: 2 Motores de búsqueda GuirigallEl record de usuarios en línea fue de 1414 durante el Mar 5 Dic 2023 - 20:36 |
Miembros que empiezan más temas | |
|
| |
Autor | Mensaje |
---|
cotetinha ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4481 Edad : 36 Localización : Cada día mas aquí que allí... Humor : ja! Inscripción : 20/10/2009
| | | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Miér 1 Ene 2014 - 1:24 | |
| Un poco más... — Creo que podría usted haber cometido un error táctico, vuestra alteza — MACIZO, INGENUA. Si me lo susurras al oído, nadie se enterará de tu audacia. MACIZO le susurró a ella al oído. La respiración de la joven se tornó un tanto irregular. —Basta. —Dices esa palabra con demasiada frecuencia, cariño. No dejes que se convierta en una costumbre, porque, sin duda, no es ésa la palabra que desearé oír cuando consiga tenerte otra vez en mi cama. Practica decir «sí» u «oh, sí» o simplemente «oh». Con la entonación adecuada, por supuesto. Cortito y jadeante, quizás, o largo y arrastrado como un gemido. —¡MACIZO! —Lo ves, sabía que podía hacerte decir mi nombre. —MACIZO rió por lo bajo en su oído—. Pero ¿por qué crees que he cometido un error táctico ? Pensé que había logrado una retirada impecable. —Yo acababa de persuadir a la duquesa y a su amiga de que era un cero a la izquierda, que no merecía en absoluto la atención de ellas y viene usted y me pone otra vez en la mira invitándome a bailar. —¡Oh! —MACIZO miró una vez más a las mujeres—. Están mirándonos fijamente —informó—, y no se las ve particularmente felices. —Dibujó una amplia sonrisa—. Por supuesto, nunca se las ve particularmente felices. El que MACIZO hubiera englobado a la muñeca de porcelana con las mujeres mayores le provocó a INGECUA un arranque de placer. Sofocó también este sentimiento, diciéndose que probablemente él la criticaría también a ella cuando bailara con la próxima belleza londinense. |
| | | latipa Diosa Atlante
Mensajes : 1187 Edad : 36 Localización : tumbada a la bartola Empleo/Ocios : perderme en el bosque Humor : optimista Inscripción : 04/02/2010
| | | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| | | | Hedexias Buscando nueva ubicación
Mensajes : 16896 Edad : 51 Localización : entre la ribera y la canal Empleo/Ocios : profe de Hª/leer Humor : muahahahahahahahaha Inscripción : 04/04/2013
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Miér 1 Ene 2014 - 23:41 | |
| Yo estoy in albis, como no leo histórica _________________ Lucas Hunter, Dageus MaKeltar, Wrath, Riley Kincaid, Kaleb Kraychek, Lyon Romano y Aquerón Partenopaeo Mascota: MacGyver Ficción: Luka Croszeria, Tomoe, Eric Draven, Yamato Kurosawa, Hagi, Hak. |
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 2 Ene 2014 - 0:23 | |
| A ver si se aclaran con un trocito más... si no mañana comienzo a dar pistas —Por supuesto. Y debes llamarme INGENUA. Confieso que ésta es la primera vez que salgo de Filadelfia, así que quizás puedas ayudarme a adaptarme a Inglaterra. Ya le he dicho a tu hermano que los títulos ingleses me resultan muy confusos. —E irritantes —añadió MACIZO. INGENUA sonrió. —Intentaré adaptarme, sin importar cuánto difiera de mi modo de pensar, mi alteza. HERMANA soltó una risita. —Es vuestra alteza. —¿Qué es vuestra alteza? —preguntó INGENUA. HERMANA rió con más ganas. —Quién es «vuestra alteza». MACIZO. Él es «vuestra alteza». INGENUA se sentía cada vez más desconcertada. —¿No fue eso lo que dije? MACIZO rió. —Lo que mi hermana está tratando de decir, INGENUA, es que la frase apropiada para dirigirse a un duque es «vuestra alteza», no «alteza». —¿Por qué? ¿No me dijo usted que podía llamarle «alteza»? — INGENUA repasó mentalmente ese diálogo y se sonrojó. Tal vez no era precisamente eso lo que MACIZO había querido decir—. No entiendo — dijo la joven—. Se supone que debo decir «milord» ¿no es así? MACIZO asintió con la cabeza. —Entonces, ¿por qué no «mi alteza»? —No te dirigirías al rey como «mi majestad», INGENUA -dijo HERMANA—, sino como «su majestad». —Yo me dirijo a Dios como «mi Dios». ¿El rey o un duque tienen acaso un rango superior al del Todopoderoso? —A algunos les gustaría creer que es así —-dijo MACIZO riendo entre dientes. Alzó una mano cuando INGENUA tomó aire para continuar discutiendo—. Pero debo apresurarme a añadir que yo no me cuento entre ellos, de modo que puede usted aplacar su furia republicana. |
| | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 2 Ene 2014 - 11:23 | |
| una de mis autoras favoritas "El duque desnudo" de Sally Mackenzie |
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 2 Ene 2014 - 18:38 | |
| —Jason, ¿crees seriamente que cualquier chica a la que propongas en matrimonio te aceptará? —En una palabra, sí. O, para ser más exactos, aceptará mi fortuna y mi título. —¿Te importaría hacer una apuesta sobre eso... jugarte tu tiro de caballos grises? Radford consideró la propuesta unos segundos y después dijo, despacio: —Depende. ¿Qué apuestas tú y cuáles son las condiciones? —Veamos... ¿qué te parece si me apuesto una temporada de pesca del salmón en la finca escocesa de mi tío? Solo permite una docena de invitados al año. Si ganas, te cederé mi puesto. George hizo su oferta con cierto sentimiento de culpabilidad. A él no le entusiasmaba la pesca, pero como Jason era adicto a toda clase de deportes, las incomparables aguas de Craigmore podían resultar un premio atractivo. Y si Jason perdía la apuesta, su magnífico tiro de caballos grises permitiría al honorable George hacer muy buen papel en las elegantes avenidas de los parques. —Por lo que se refiere a las condiciones —siguió—, haz una lista de los requisitos que pides en una esposa. Yo escribiré en papelitos todos los nombres de las damas qué se ajusten a ellos. Después los meteremos en un recipiente y sacarás uno. Para ganar la apuesta tendrás que llevar al altar a la dama elegida antes de seis meses. —¡Hecho! Es un método tan bueno como cualquier otro para elegir esposa. Ahora, mis requisitos: tiene que ser de buena posición, naturalmente, y en su familia no debe haber casos de locura, ni problemas serios de salud ni comportamientos realmente censurables. —¡Acabas de eliminar a la mitad de la buena sociedad! —exclamó George con una risita—. Aun así, no es un requisito desatinado. ¿Qué más? —Tiene que tener un aspecto pasablemente agradable... nada de correctivos de cara agria. Después de todo, tendré que verla a la luz del día de vez en cuando. Y no quiero bellezas consentidas y petulantes acostumbradas a que les escriban poemas sobre sus cejas y que esperan que los hombres languidezcan a sus pies. —De acuerdo, nada de bellezas. ¿Deseas algo más en particular? Piensa concienzudamente, Jason. Estás eligiendo a la compañera de tu vida. —No hace falta convertir esto en un gran drama... cualquier chica bien educada, dócil y medianamente agraciada servirá. ¿Cuántas puedes sugerir? La media hora siguiente estuvo marcada por los garabateos de una pluma y los murmullos de George diciendo frases como «No, la señorita Emerson-Smythe no va bien, bizquea notablemente» o «Hamilton está sin blanca y exigiría un acuerdo matrimonial ridículo por el espantajo de su hija». Media botella de vino más tarde, ya tenía unos veinte nombres preparados para el sorteo. —Ahí la tienes, Jason, una cuidadosa selección de las damas más aptas que la buena sociedad puede ofrecer. ¡Elige tu futuro! —El señor Fitzwilliam metió los papelitos en un recipiente, no sin antes verter sobre la mesa los cacahuetes que contenía, y tras removerlo ceremoniosamente, lo sostuvo sobre la cabeza de su amigo. Lord Radford se levantó, se ajustó cuidadosamente los puños de la camisa y alargó la mano hasta el recipiente. Revolvió unos instantes, sacó un papelito y, tras desdoblarlo, miró el nombre. —Y bien, ¿quién es? —preguntó George, impaciente. —Caroline Hanscombe. No me suena el nombre. ¿Qué puedes decirme de ella? Su amigo pareció algo desilusionado al ver que las probabilidades de hacerse con el codiciado tiro de caballos grises se reducían. |
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| | | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 3 Ene 2014 - 18:28 | |
| Es que me lo dejas muy fácil, en este te dejaste unos nombres... Y el otro es que lo adoro... vale busco y pongo... |
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 4 Ene 2014 - 16:10 | |
| Vamos con uno muy fácil... MACIZO había hecho exactamente lo que HERMANO le había aconsejado que hiciera: se había puesto otra vez esa penosa chaqueta, le había dicho a AYUDANTE, que se había quedado sorprendido de la petición, que no le lustrara las botas, y había caminado, sí, caminado, hasta Brook Street. ¡Estaba siguiendo el consejo del alocado de su hermano! ¿En qué se estaba transformando su vida? Desde luego, en nada bueno, decidió, y se dio cuenta de que ir a Londres había sido su primer error. Se detuvo en una esquina para orientarse, en más de un sentido. Las calles londinenses se veían bastante diferentes desde las aceras atestadas que desde los cómodos y lujosos confines de su carruaje ducal. El problema no era que no le gustara caminar. En el campo lo hacía constantemente: deambulaba por sus propiedades, disfrutaba de las vistas y los sonidos con una jauría de perros corriendo a su alrededor. Pero en la ciudad… La alta sociedad se sorprendería hasta el límite si alguien veía al duque de TAL vagabundeando como un mercader. Sin embargo, se dio cuenta de que caminar tenía una clara ventaja. Le daba tiempo para pensar su discurso. Bueno, lady SUERTUDA, me temo que ayer accedí precipitadamente a su propuesta. Tras haber revisado mis actuales obligaciones, me temo que no puedo ayudarla… ¡Oh, cielo santo, sonaba como un vulgar ciudadano pretencioso! Le echó la culpa a la chaqueta de HERMANO. Ese gastado trozo de tela en realidad lo estaba volviendo vulgar. Entonces, absorto en sus pensamientos, chocó con un anciano. —¡Caray! —rugió el hombre, se colocó el sombrero y blandió el bastón como si fuera a defenderse. —No es necesario que se disculpe —dijo MACIZO sin pensar, porque no le gustaba que la gente lo adulara—. Estoy bien. Que era lo que el duque de TAL habría dicho, pero no el ordinario señor APELLIDO. Su víctima no parecía nada impresionada. —¡No recuerdo haber preguntado por su bienestar, jovenzuelo presuntuoso! El hombre pasó a su lado empujándolo, MACIZO se tambaleó y cayó de la acera a la calle. Estaba a punto de replicarle al hombre un par de cosas por sus modales cuando recordó varios puntos importantes: aquella mañana, él no era el duque de TAL. Y el hombre que acababa de despacharlo era lord CHISMOSO. El conde era sólo un tipo arrogante, pero un chismoso de primera. Así que había sido una bendición que no lo hubiera reconocido. Oh, sí, todo White’s se habría enterado antes de la hora del té. «Lo vi con mis propios ojos. ¡Llevaba una chaqueta raída y tenía las botas hechas jirones! Se ha vuelto loco, os lo aseguro. Aunque no es algo totalmente inesperado, ya sabéis. Después de todo, es un APELLIDO. Al final, todos pasan por ello.» |
| | | cotetinha ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4481 Edad : 36 Localización : Cada día mas aquí que allí... Humor : ja! Inscripción : 20/10/2009
| | | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 4 Ene 2014 - 18:28 | |
| La se lo de la chaqueta es inconfundible, pero dejo turno a otra que es fin de semana |
| | | latipa Diosa Atlante
Mensajes : 1187 Edad : 36 Localización : tumbada a la bartola Empleo/Ocios : perderme en el bosque Humor : optimista Inscripción : 04/02/2010
| | | | yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
| | | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Mar 7 Ene 2014 - 0:09 | |
| Pongo un poco más... ES una locura absoluta. Eso habría afirmado SUERTUDA, lady TAL, si alguien le hubiera dicho que en una hora se enamoraría de un hombre. De uno normal y corriente, además. Con la clase de amor a primera vista que los poetas, los románticos y otros tontos soñadores aclamaban en poemas arrebatados y frases floridas. Les habría dicho que era imposible. Y, por supuesto, habría tenido razón. Porque una no se podía enamorar en un instante. Ocurría mucho más rápido. ... ¿Ahí? ¿En ese momento? ¿Y de él? Era de lo más incomprensible. El hecho de enamorarse solía suceder en un baile elegante, en el ambiente enrarecido de Almack’s, o en una fiesta con invitados distinguidos, y no entre unas paredes cuyo papel se estaba despegando, en su nueva residencia que no disponía de mobiliario de alta calidad. Y, desde luego, no luciendo su segundo mejor vestido. SUERTUDA intentó que se tranquilizara su corazón tembloroso, porque si esa ráfaga de fuego que sentía en su interior quería decir que se estaba enamorando, no era nada elegante. Como tampoco lo era el hombre que estaba frente a ella. Aquel completo desconocido era, hablando con total honestidad, el tipo más apuesto que había visto nunca. Seguramente, un hombre tan tentadoramente atractivo no podía ser un caballero. Con esas facciones que parecían esculpidas, el cabello negro como el carbón y, santo cielo, esa altura tan impresionante… Bueno, prácticamente la dejaba sin respiración. En ese preciso momento él la vio e inclinó ligeramente la cabeza. SUERTUDA se estremeció, y no era porque se hubiera olvidado de cerrar la puerta ni porque aquel hombre pareciera carecer de buenas maneras. No, era porque recordó lo que AMIGA había dicho la otra noche: «El hombre adecuado puede hacer que las noches de una dama sean divinas». Por Dios santo, esa idea era muy fácil de aceptar estando frente a aquel tipo de aspecto tan desenfadado. Di algo, se dijo mientras lo miraba a hurtadillas. Nunca sabrás quién es si no abres la boca. |
| | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Mar 7 Ene 2014 - 0:25 | |
| Ya que nadie más viene Cautivada por el duque de Elizabeth Boyle - Spoiler:
y ahora despues vendra alguien que lo sabia
|
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Mar 7 Ene 2014 - 19:30 | |
| Enrolló las hojas con las notas que había tomado y se mantuvo firme. —Estaba pensando… —¿Sí? —soltó G con aspecto desafiante. —Tengo un empleo. Trabajo como jornalero para la señora D. Si ella viniera y le dijera que trabajo para ella, ¿sería eso suficiente para que yo obtuviera un carné de usuario de la biblioteca? —No vendrá. —¿No? —No creo. Vive como una ermitaña desde que se casó. Lo siento pero no puedo saltarme las normas. —Señaló algo en una lista con la pluma y, luego, se ablandó—. Sin embargo, dependiendo del tiempo que lleve trabajando para ella y del que tenga previsto quedarse, si ella lo confirmara por escrito, creo que bastaría como prueba de residencia. W esbozó una sonrisa de alivio, se metió un pulgar en el bolsillo trasero y retrocedió con aire juvenil, con lo que derritió el corazón de G. —Le pediré que lo confirme por escrito. Muchas gracias, señora. —Se acercó a la puerta, pero se detuvo y se volvió—. ¿Hasta qué hora está abierta la biblioteca? —Hasta las ocho los días laborables, hasta las cinco los sábados, y, por supuesto, los domingos cerramos. —Volveré —prometió, y se volvió a tocar el ala del sombrero a modo de saludo. —¿Señor P? —lo llamó la bibliotecaria cuando se daba la vuelta para sujetar el pomo de la puerta. —Diga. —¿Cómo está E? W notó que esta pregunta era totalmente distinta a la de L. Se quedó en la puerta mientras modificaba la impresión que se había hecho de G. —Está bien. Embarazada de cinco meses por tercera vez, pero sana y feliz, creo. —Por tercera vez. Madre mía. La recuerdo de niña cuando venía con el quinto curso de la señorita Buttry. ¿O era el sexto de la señorita Natwick? Parecía muy inteligente. Inteligente e inquisitiva. Dele recuerdos de mi parte, por favor. Era el primer gesto verdaderamente amable que Will había recibido desde que había llegado a ................. Le eliminó por completo el sabor amargo que le había dejado L y le hizo sentir bien de repente. —Se los daré. Gracias, señora B. —Señorita B. —Señorita B. Oh, por cierto. Tengo unas docenas de huevos que me gustaría vender. ¿Dónde debería intentarlo? G no supo muy bien por qué, tal vez por la forma en que había supuesto que estaba casada, o por el modo en que había rechazado las insinuaciones de esa fulana de L, o quizá sólo por la forma en que su sonrisa le había transformado la cara al saber que, después de todo, podría disponer de un carné de usuario de la biblioteca. Fuera por el motivo que fuera, G se encontró respondiendo: —Yo misma me quedaré con una docena, señor P. —¿En serio? Vaya… ¡Pues qué bien! —Esbozó otra sonrisa. —Puede llevar los demás a la tienda de Purdy, al otro lado de la plaza. —Purdy. Muy bien. Bueno, voy a buscarlos… Oh… —dijo. Se sacó el pulgar del bolsillo, y dejó caer el brazo hacia un costado—. Acabo de recordar que están todos en una sola caja de madera. —Póngalos aquí —indicó, y le dio una caja de archivo. W asintió con la cabeza y se fue sin decir nada. —¿Cuánto es? —preguntó G cuando regresó. Estaba hurgando en un monedero negro y no levantó la vista hasta darse cuenta de que no le contestaba—. ¿Cuánto le debo, señor P? —Pues no lo sé. —¿No? —No. Verá, son de la señora D y es la primera vez que se los vendo. —Creo que actualmente van a veinticuatro centavos la docena. Le daré veinticinco, ya que estoy segura de que son más frescos que los de la tienda de Calvin Purdy y ha sido una entrega a domicilio —dijo, mientras le daba una moneda de veinticinco centavos, que W era reacio a aceptar, puesto que sabía que ese precio era superior al valor de mercado—. ¡Pero bueno, hombre, acéptelo! Y la semana que viene, si tiene más, me quedaré otra docena. —Gracias, señora —dijo tras aceptar la moneda—. Se lo agradezco, y sé que la señora Dtambién lo hará. No se me olvidará decirle que le manda recuerdos. Cuando se hubo ido, G cerró el monedero de golpe, pero se quedó mirando la puerta sin guardarlo aún. Qué joven tan simpático. No sabía por qué, pero le caía bien. Bueno, sí que sabía por qué. Creía que tenía muy buen ojo para la gente, en especial para las mentes inquietas. Era evidente que la suya lo era por lo familiarizado que estaba con el catálogo de obras, por su habilidad para localizar lo que quería sin su ayuda y por la concentración con que leía, por no hablar de las ganas que tenía de poseer un carné de usuario. Y también estaba dispuesto a regresar al camino de ............ y trabajar para Edespués de las estupideces perniciosas que L había vomitado sobre ella. G había oído lo bastante como para saber lo que aquella buscona pretendía. ¿Cómo hubiese podido escapársele a nadie en aquel edificio con el techo abovedado en el que todo resonaba? |
| | | cotetinha ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4481 Edad : 36 Localización : Cada día mas aquí que allí... Humor : ja! Inscripción : 20/10/2009
| | | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| | | | cotetinha ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4481 Edad : 36 Localización : Cada día mas aquí que allí... Humor : ja! Inscripción : 20/10/2009
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 9 Ene 2014 - 4:19 | |
| Dejo trocito... «¿Por qué quiso Dios que morir fuera tan doloroso?», se preguntó la joven. Se aferró el abdomen distendido cuando otra andanada de dolor recorrió la parte inferior de su torso y se propagó a los muslos. Cuando pasó, la muchacha jadeaba trabajosamente, como un animal herido que intentara reunir fuerzas para el siguiente asalto, que sabía que ocurriría dentro de pocos minutos. Sería así, sin duda, pues no creía que la dejaran morir antes de que el niño naciera. Se entremeció convulsivamente. La lluvia era fría, cada gota un diminuto alfiler que aguijoneaba su piel, y había empapado el vestido raído y las pocas prendas interiores que había conseguido sujetar con nudos desmañados. Los harapos se pegaban a ella como un sudario húmedo, undesagradable peso que la anclaba al terreno pantanoso con tanta fuerza como aquel implacable dolor. Estaba helada hasta los huesos, pero el sudor cubría su piel tras las interminables horas de parto. ¿Cuándo había empezado? La noche anterior, poco después del ocaso. A lo largo de la noche el dolor en la parte inferior de su espalda se había intensificado y se había extendido hasta rodearle la cintura y retorcerle el útero entre sus puños encolerizados. El cielo cubierto impedía determinar la hora del día, pero supuso que sería ya media mañana. Cuando la siguiente contracción retorció sus entrañas, se concentró en los dibujos que formaban las ramas de los árboles contra el cielo grisáceo. Los nubarrones siguieron pasando, ajenos a la mujer de apenas veinte años que yacía sola en los pantanos de Tennessee, dando a luz a un ser en el que no quería pensar como un niño, ni siquiera como un ser humano. Apoyó la mejilla en su almohada de hojas mojadas y podridas, restos del último otoño, y dejó que sus lágrimas se mezclaran con la lluvia. Su hijo había sido concebido con vergüenza y humillación, y no merecía nacer en una situación más feliz que aquélla. ‑Déjame morir ya, Jesús ‑rogó al notar otra sacudida abdominal. Como un trueno de verano, el dolor retumbó en su interior y ganó ímpetu antes de estrellarse contra los muros de su cuerpo, al igual que el trueno parecía chocar contra las laderas de las montañas. El dolor se propagó por todo su cuerpo, como reverberaba el trueno de estribación en estribación. La noche anterior había intentado hacer caso omiso de los dolores y había continuado caminando. Al manar el agua entre sus muslos, se había visto obligada a tenderse. No había querido parar. Cada día significaba unos cuantos kilómetros más de distancia entre ella y el cadáver, que a esas alturas ya habrían descubierto. Albergaba la esperanza de que se pudriese y jamás lo encontrasen, pero no confiaba en tener tanta suerte. Sin duda el dolor inmisericorde que sufría en esos momentos era el castigo de Dios por alegrarse de que uno de sus seres muriera. Por eso, y por no desear la vida que había portado en su seno durante nueve meses. Pese a que era un pensamiento pecaminoso, rezó para no ver nunca la vida que luchaba con tanto encono por ser expulsada de su cuerpo. Rezó para morir antes... |
| | | latipa Diosa Atlante
Mensajes : 1187 Edad : 36 Localización : tumbada a la bartola Empleo/Ocios : perderme en el bosque Humor : optimista Inscripción : 04/02/2010
| | | | Contenido patrocinado
| | | | |
Temas similares | |
|
| Permisos de este foro: | No puedes responder a temas en este foro.
| |
| |
| |