Laurel Hodges había cambiado dos veces de identidad. Llevaba cuatro años huyendo, intentando alejarse de una banda mafiosa cuyos miembros la culpaban de la muerte de uno de los suyos. Por fin había encontrado la paz y la estabilidad en el pequeño pueblo de Pineview, en Montana. Sin embargo, justo cuando creía que sus hijos y ella estaban seguros... la pesadilla comenzó de nuevo.

La Banda seguía la máxima de no perdonar nunca, y una vez que la habían encontrado, no iban a detenerse ante nada.

El sheriff Myles King se había convertido en el ángel de la guardia de Laurel. Él sabía que la atracción que sentía por ella era cada vez más intensa, hasta el punto de que estaba empezando a pensar en el matrimonio y la familia. Pero su relación también podía acabar con su vida. Si no era capaz de salvarla, todo lo que había construido y todo lo que deseaba quedaría destruido... en segundos.

Segundo libro de la serie «A prueba de balas».

Curioso, curioso, curioso... y no sé si me había encontrado una circunstancia parecida en alguna otra serie. El caso es que en la novela anterior hubo dos personajes secundarios que parecía que serían los próximos protagonistas, pues se insinuaba que podían empezar una relación. Y, efectivamente, ella es la protagonista de la novela, pero él no. Eso me ha sorprendido, la verdad, pero ni para bien ni para mal; sólo es curiosamente diferente, inesperado. También tengo que decir que, aunque se daba entender esa posible relación, yo no los veía como una posible pareja.

Pero no es un cambio brusco entre los dos libros, porque «el otro» sí tuvo una relación con la protagonista, sólo que en esta ocasión no comieron perdices. De hecho, es una novela distinta a la que me imaginaba tras leer el libro anterior, y no sólo por este detalle, la trama de suspense es lo que me esperaba, pero la de romance es bastante distinta.

La trama policíaca no está mal, aunque más que de suspense es de acción al ya conocerse a los villanos, pues la historia es una consecuencia de la novela antecesora. Las tramas de los dos libros están muy relacionadas y ésta no tiene sentido sin la otra. Aquí también se intercalan capítulos sobre los perseguidores de la protagonista que a veces e hacen un poco pesados.

La trama de romance, aunque está bien, queda un poco dispersa. Después de un inicio que promete, se centra más en la intriga de la historia y el amor de los protagonistas queda un poco relegado. Parte del problema es que están juntos en escena pocas veces, interactúan poco entre ellos. Desde el encuentro posterior a la escena de la cabaña, el pasado de Vivian toma demasiado protagonismo y desplaza la historia de los protagonistas. Es un giro que no me ha terminado de convencer porque, hasta el momento, la historia iba bien, pero, a partir de ese momento, la trama empieza a decaer.

Por otro lado, también se aclaran las dudas que había sobre el crimen por el que fue juzgado Virgil, que habían quedado un poco en el aire. No se dan muchas explicaciones sobre el tema pero sí se aclaran las dudas.

Vivian —antes Laurel— lleva años huyendo casi en soledad junto a sus hijos. Ahora, por fin, ha encontrado un sitio en el que asentarse y en el que se siente a salvo, un lugar que le gusta, con gente que la respeta. Pero sus perseguidores no descansan. Por su pasado, es comprensible que sea desconfiada y que no quiera intimar demasiado con nadie, aunque acabe siendo inevitable, pero su comportamiento a veces es contradictorio. Es demasiado protectora con algunas cosas, pero, en cambio, es muy despreocupada en otras. Decide proteger su hogar a continuar huyendo pero su carácter no me termina de gustar. Cierto que ella no hizo nada para que la persigan, pero aun así me gustó más como secundaria que como protagonista.

El sheriff Myles es un cielo, siempre pendiente de su misteriosa vecina. Y esa es una de las razones de que la protagonista no me acabe de gustar, por la forma de tratarlo, pues hay otras formas de eludirlo. Y con las veces que él le dice que sólo quiere una cita para que se conozcan, más me convence esa opinión. Con un pasado doloroso que no es un secreto para nadie, a diferencia de Vivian, Myles es un libro abierto para el pueblo, y también uno de los hombres más deseados. Aunque a él sólo le interesa Vivian. Pero de él me gusta que es insistente sin arrastrarse, y tiene claro cuál es el límite por salir con la única mujer que le atrae.

La historia de amor empieza por las circunstancias, pues Vivian no se atreve a tener una relación íntima con nadie con La Banda buscándola; y Myles, hasta hace poco, no se sentía preparado para ello. Mientras que Vivian sólo busca un consuelo rápido, Myles prefiere conocerla mejor y tomarse su tiempo para hacerlo; sus prioridades son tan distintas que no encajan. Pero el deseo y el instinto de protección de Myles hacia Vivian cambian las cosas; en el fondo, Vivian quiere lo mismo que Myles, pero siente que es demasiado peligroso para todos. Como mencionaba antes, tienen pocas escenas juntos y las escenas de los demás personajes tampoco ayudan a crear un clima de romance entre ellos. La historia de amor se podía haber aprovechado más.

Hay secundarios que ya conocemos del libro anterior, como Peyton y Virgil, y los miembros de La Banda. Y otros nuevos, como Claire. Aunque algunos más que ayudar, entorpecen la evolución de la trama.

Me gustó más la historia de Peyton y Virgil pero, a pesar de que la historia de amor es más bien floja y del carácter de Vivian, es una novela entretenida. Lo que más me ha gustado es Myles, un personaje que, por otro lado, también se podía haber aprovechado más.