Cuando el coronel Schwartz fue a recoger al nuevo doctor se llevó una incómoda sorpresa: en vez del hombre que esperaba, se encontró frente a una atractiva mujer de aspecto frágil. La presencia de una doctora, joven y brillante, en un pueblo perdido del Congo era un misterio que el implacable militar, acostumbrado a no pasar nada por alto, estaba decidido a desentrañar.

Para Alexandra, África era un sueño cumplido y, al mismo tiempo, una huida hacia adelante. Trabajar en el pequeño dispensario, velando por la salud de sus agradecidos pacientes, le encantaba; la única pega que le encontraba a su nueva existencia era la presencia del inquietante y severo coronel Schwartz.

Desde el primer momento, el coronel se sintió poderosamente atraído hacia Alexandra, una mujer generosa y volcada en su trabajo; pero, a pesar de las confusas emociones que el militar provocaba en ella, Alex no estaba dispuesta a dejarse llevar. Sin embargo, en el exótico continente africano las cosas tendían a descontrolarse con rapidez, y el fuego abrasador que surgió entre ellos amenazaba con consumirlos a los dos.

África tiene ese punto exótico que hace nacer bonitas historias de amor, algunas de ellas inolvidables. Y es una ambientación que me gusta mucho, porque muchas veces supone una mezcla de tranquilidad y peligro. Y es que África también transmite un sentimiento de calma, de que las cosas transcurren mucho más despacio que en cualquier otro lugar.

Y esa sensación de calma se transmite en la novela también, pues la historia de amor va surgiendo poco a poco. De hecho, la historia de amor se me habría hecho larga si no se hubiera mezclado con un poco de acción y aventura, eso le da un toque más ameno y dinámico a la novela.

El estilo narrativo es ligero, sencillo, pero creo que le falta un poco de profundidad a los personajes para llegar a conectar con ellos del todo. También he notado un uso reiterado de expresiones temporales al empezar varios capítulos, tales como «al día siguiente», «a la mañana siguiente», «en los siguientes días», «esa misma tarde», «esa noche»... Y ha llegado un momento en que me ha parecido demasiado repetitivo. Esto es algo subjetivo y puede que para otra persona sea algo intrascendente, pero a mí me hacía salir de la trama en esas ocasiones.

En cuanto a los protagonistas de la novela, me gusta la forma en la que se conocen, por un ligero y cómico malentendido; desde entonces, sus caracteres chocan continuamente. Pero noto cierta contradicción en la personalidad de Alexandra, me ha parecido que iba de un extremo al otro de una forma que no era del todo natural. Es por eso que me ha gustado más Harry que ella.

Alexandra ha empezado cayéndome bien pero me ha provocado sensaciones contradictorias. Sus motivos para dejar París por la República Democrática del Congo son un misterio para todos, pero es una persona que se hace querer por los integrantes de la misión francesa. Esto le da un aire de misterio, pero es una protagonista cuyo carácter me ha hecho cambiar de opinión varias veces. Al principio me gustaba mucho, después tiene una actitud con el coronel Schwartz que no me ha gustado... y así he ido cambiando de opinión porque no tenía claro su carácter. Y es que, a veces, muestra una ingenuidad que me sorprendía en ella, incluso su actitud hace daño a algunas personas y no tengo claro si es que no se da cuenta o no le importa. Por eso la he encontrado un poco contradictoria y me ha caído bien a ratos.

Harry es un coronel enviado por la ONU para velar por la misión y que lleva casi dos años en la República Democrática del Congo. Es un hombre respetado y admirado, pero de aspecto intimidante, un hombre severo y de rostro impenetrable que, nada más conocer a la nueva doctora, se siente atraído hacia ella y el misterio que la rodea. Está decidido a averiguar la razón que la ha llevado hasta un lugar tan remoto y distinto de París. Si bien Harry está completamente enamorado de Alex y es conmovedor ver cómo se siente al ser considerado «el amigo», en algunos momentos se aprovecha un poco de su vulnerabilidad. Eso no me termina de encajar con su personalidad, pero sería lo único que no me ha gustado de Harry, porque realmente es un encanto.

La historia de amor surge lentamente. Por parte de Harry aparece pronto, pero Alex se toma su tiempo, algo lógico, por otro lado. Me gusta que la historia de amor vaya surgiendo poco a poco, pero también me hubiera gustado encontrar alguna escena romántica más, pues me queda la sensación de que Harry es el «amigo» de Alex durante demasiado tiempo. Y la confusión que siente Alex por un malentendido en la parte final creo que se alarga demasiado.

Hay un personaje secundario que me ha encantado y es la hermana Marie, siempre tan divertida y comprensiva. Y también Kibbi, que se hace querer en pocas escenas. En general, el ambiente de la misión es muy tierno.

Es una novela que se lee deprisa, es bastante amena, aunque en algún momento se hace un poco repetitiva en los sentimientos de los protagonistas. Pero con ese toque de aventuras resulta entretenida.