Sinopsis

Soy responsable, previsible, fiable. La chica en la que todo el mundo confía. Menos esta noche. Esta noche seré la chica que se acuesta con un completo desconocido.

Kasie Fitzgerald es una adicta al trabajo con una carrera imparable en una consultora internacional. Está prometida con un hombre bien relacionado que encanta a s us padres. Todos saben que Kasie es seria, prudente, pragmática y quizá un poco predecible. ¿O no?

Cuando su mejor amiga la lleva a Las Vegas a pasar una última noche loca… se encuentra con él. Bajo su traje a medida Kasie puede percibir que está ante un hombre poderoso, intenso y puede que un poco peligroso. Algo agitada, acepta su propuesta para tomar una copa y antes de darse cuenta está en su habitación.

Y justo cuando Kasie intenta a duras penas olvidar su noche de pasión, el hombre misterioso reaparece en su oficina —como director ejecutivo de una empresa millonaria que exige que ella se encargue de su cuenta… y algo más—. El atractivo desconocido ha vuelto para invadir no solo su cama, sino también su trabajo. Y nada volverá a ser como antes.


Os aviso antes de empezar: ésta va a ser una de esas críticas. Una de esas críticas en las que empiezo con calma, intentando comportarme como la mujer sensata que se supone que debo ser, analizando el libro con tranquilidad, poniendo sus pros y sus contras… Y en las que, cuando estoy metida en el asunto, se me escapa mi personalidad maldita y la cosa se desmadra.

Y es que anda que no me ha mosqueado ni nada el dichoso librito.

Pero como siempre intento ser justa, voy a reconocer que mi enfado viene más por mis gustos personales y mi incapacidad de entender a los personajes o empatizar con ellos, que por culpa de nada que haya podido hacer la autora. Bueno, nada, salvo elegir unos personajes dignos de un sacrificio ritual y tres docenas de velas negras, claro.

En fin, como me conozco, procuraré empezar por los puntos buenos del libro, que los tiene, en serio. No dejéis que mi mal carácter os convenza de lo contrario: tiene cosas muy buenas. Para empezar, el estilo. Sí, está narrado con mi bestia negra: primera persona y presente, pero a pesar de eso hay pinceladas de buen hacer, detallitos que indican que es la prosa de alguien que lleva mucho tiempo puliéndola y que sabe exactamente lo que quiere conseguir con cada golpe de efecto. ¿Me habría gustado más si estuviera escrita en pasado y en tercera? Sí, sin lugar a dudas, pero no todo el mundo es tan maniático como yo para esas cosas, y debo reconocer que la autora sabe lo que se hace, así que ningún problema.

Luego están las escenas de sexo: para ser erótica —supuestamente— ni son tantas ni son tan explícitas. Están bien llevadas y bien descritas y se leen con agrado.

La protagonista es un personaje bien construido y su monólogo interno es coherente. Lástima que sea coherente con su propia estupidez, cobardía y falta de ética, pero coherente es.

Sí, como ya estaréis sospechando, ya he llegado al punto en que se acaban las cosas buenas y empieza el mosqueo. Y es que, vamos a ver: me importa muy poco que esta mujer tenga sus traumas del pasado, que se empeñe en ser la perfecta hija, la perfecta novia, la perfecta empleada y que toda esa perfección la esté llevando poco menos que a la psicosis y necesite soltarse la melena. Si es que me parece muy bien, además. Que intentar ser quién no eres y llevar una vida que, en lo más profundo de tu interior, no es lo que deseas es un agobio. Si no se lo discuto.

Lo que le discuto es que las cosas se hacen bien. Si necesitas vivir la vida, si necesitas disfrutar, si necesitas encontrar a la mujer que realmente eres y sentirte a gusto con ella, rompe con el pasado, échale un par de narices y reconstrúyete sin romper nada en el proceso. Pero no. Kasie no, claro. Ella es la típica y odiosa persona que no quiere perderse ningún puñetero tren. Vale, la autora no nos dice eso. La autora nos habla de su profundo debate interno, de lo asqueada que se siente de sí misma a veces por la traición que está cometiendo —aunque todo ese asco no es suficiente como para que deje de traicionar a su novio, claro—, de lo mal que lo pasa y lo mucho que se debate entre lo que quiere hacer y lo que debe hacer.

Chorradas.

Yo he visto a una mujer tan cobarde que es incapaz de romper con su novio a pesar de tener un amante. He visto una mujer que le importa muy poco a quién hiere en el proceso con tal de seguir manteniendo ante el mundo su imagen de «chica perfecta». He visto una hipócrita y una mentirosa, poco digna de confianza y sin ninguna virtud humana digna de mención.

Aborrezco que se quiera justificar lo injustificable. Lo aborrezco casi tanto como aborrezco la mentira, y Kasie es una mentirosa. Con todas las letras, en mayúscula, subrayado, con negrita y hasta comillas. Latinas o inglesas, me da igual.

No soy tan hipócrita —ni tan inocente— como para no saber cómo funciona el mundo, pero sí tengo claro que, cuando las cosas se acaban, se acaban. Si vas a una cita pensando en dejar a tu novio y él te pide que te cases con él, no dices que sí. Dices: «Lo siento mucho, pero no puedo aceptar». Y si eso estropea tu imagen, pues que la estropee, pero es lo que hay. No te acuestas a su lado y a la mañana siguiente vas a revolcarte con tu amante, dispuesta también a decirle que lo dejas... Antes de volver a su cama.

Así que el personaje principal me ha dado cien patadas en el hígado. Sus dudas me parecen egoísmo, su debate interno inseguridad y sus miedos una estupidez infantil propia de una cría de diez años con la inteligencia de un pepino. No la soporto, no la tolero y me ponen enferma sus engaños. Que no estamos hablando de un rollo de una noche que se te fue de las manos, que todo el mundo puede cometer un error, no: estamos hablando de una traición continuada y que sólo frena porque te pillan. Y sí, lo siento, no soporto la infidelidad y todas las justificaciones que me pongan para hacerla más pasable me parecen del género bobo. Si no te sientes capaz de mantener una relación estable, pues no la mantengas, pero no le mientas a nadie. Me parece perfecto que alguien se acueste con todo lo que se mueve y huya del compromiso como de la peste, pero jamás, jamás podré tolerar que una persona engañe a otra sistemáticamente y, encima, se sienta como la víctima de todo el asunto. Si no tienes arrestos para vivir como quieres vivir, joróbate e interpreta tu papel, pero no me vengas con tonterías. O eres perfecta o eres un pendón, a mí me da igual lo que se elija —mal estaríamos a estas alturas si no me diera igual, que yo me quiero mucho a mí misma—, pero cuando se hace una elección se panda con las consecuencias y no se buscan atajos ni subterfugios.

Hace poco escribí con Pepa —buena amiga y, a pesar de ello, mejor persona— un artículo sobre arquetipos tóxicos, hablando de los hombres dominantes y controladores. Pues os aseguro que sólo este libro casi ha conseguido que quiera escribir otro sobre las mujeres inmaduras que no saben lo que quieren y que no tienen el valor de enfrentarse a sus propias vidas.

Qué mala leche me agarré, en serio.

Y claro, ya sé por dónde van a ir los tiros en los dos libros que quedan —sí, por supuesto. Es una trilogía. ¿Lo dudabais?— y estoy convencida de que su prometido perfecto, el hombre cariñoso, detallista, enamorado hasta la médula y deseoso de pasar su vida con ella se va a convertir en un cerdo intolerable, vengativo y maltratador. Si es que me lo sé. Si es que lo veo venir y la autora va a usar ese recurso para que el comportamiento de Kasie esté justificado.

Pues mira, ni así. Que él sea un desgraciado te da derecho a plantarlo, pero no a engañarlo. Una vez más: cobardía, hipocresía e inseguridad. Y me revienta. Y como me revienta, pues me da igual cómo sigue la historia. Me trae sin cuidado si lo deja, si se enamora de Robert —otro que también tiene lo suyo, vamos. Sabes que la chica está prometida, pero aun así, pudiendo tener la mujer que te dé la gana, tienes que perseguirla, acosarla y llevártela a la cama cuándo y cómo te apetezca, respetando muy poquito el que no sea una mujer «libre». Vale, es el que menos culpa tiene porque ella no parece dispuesta a decir no, pero aun así. Que el tío presiona lo suyo, vamos— o si se mete monja. Es que me da igual. No pienso seguir leyendo esta historia ni aunque me la envuelvan en oro. Aquí me planto y listo. Suficientes tonterías, gracias.

Pero, aun así: si no os molesta la infidelidad y la mentira tanto como a mí —y ya os habréis dado cuenta de que me fastidia mucho— o si os creéis esos «debates internos» y os gusta leerlos, pues podéis leer la novela. Ya os digo que está bien escrita, que se lee rápido y que el personaje, dentro de su estupidez innata, está bien construido.

Si sois como yo, mejor pensáis en otra cosa para pasar la tarde.

   Este no me convence     Puffff... qué horror de argumento...

Dónde está el romanticismo   

Spoiler:

Un besote

Uf! Gracias por la crítica, me mantendré lejos de él.

Visto así...creo que paso jejejejeje