En el Pazo de Rebolada, norte de Galicia, las campanas suenan a muerte. Es el año 1850 y la pequeña Ana acaba de perder a su madre, quedando a cargo de su padre, quien no tiene reparos en enviar a su hija, de cinco años a un estricto internado para señoritas. Trece años después, Ana Emilia Victoria Federica de Altamira y Covas regresa al Pazo. Se ha convertido en una hermosa joven capaz de encandilar a cualquier hombre, pero su suerte está decidida… Su padre ha llegado a un acuerdo matrimonial con don Jenaro Monterrey, un empresario de setenta años con quien quiere casarla.

Alberto se marchó lejos de Galicia huyendo de dolorosos recuerdos y de las duras exigencias de su padre para que siguiera el negocio familiar, pero Alberto ansiaba otro destino, pues quería estudiar una profesión y ser un hombre instruido. Cuando parece que encuentra su lugar, ejerciendo su profesión en un bufete, se ve obligado a regresar al Pazo…

Una mañana en la que don Jenaro se presenta por sorpresa, Ana huye al bosque y se cae. Un joven la ayuda. Primero escucha su voz, luego aparece entre los arbustos… Aunque un solo encuentro es suficiente para que ambos entiendan que se pertenecen, su amor es imposible. El destino de Ana ya está marcado… ¿O quizá podría cambiar su suerte?

A veces bastan las primeras páginas de una novela para saber que te va a gustar.

Y a veces lo que parece una sinopsis típica puede suponer una sorpresa.

Ésos son grandes méritos por parte del escritor.

Elizabeth Bowman ha sido todo un descubrimiento con su prosa florida y poética, no me encontraba con una ambientación tan bien transmitida desde los mejores libros de Nieves Hidalgo. La contextualización, el lenguaje y el vocabulario me han metido por completo en la historia.

Es una novela con un trama sencilla, pero no ligera. En ella priman los sentimientos individuales por encima de las acciones, así como las descripciones. Después de leer el libro entiendo bien el significado del título, porque la sensación es la de conocer a la perfección lo que oculta el corazón de la joven condesa.

Se notan las influencias del Romanticismo en la pluma de la autora. La trama tiene un halo de cuento gótico con su heroína, su caballero y los villanos que acosan a la virginal dama, pero suavizado por ser una historia de amor que sabemos que debe tener un final feliz.

Ana es la gran protagonista de la novela y tiene una fuerza interior magnífica. El personaje está muy bien definido, resulta tierno y valiente, e inspira una entrañable compasión. Su inocencia y picardía consiguen que el lector simpatice y empatice con ella, deseando que su bondad triunfe por encima del destino que han escrito para ella.

Alberto es un compañero digno de Ana, un joven abogado de la capital y un hombre instruido que personifica los deseos y anhelos de ella. Al mismo tiempo, Ana es lo que Alberto ha estado esperando sin saberlo.

Aunque su presencia en escena es mucho menor que la de ella. Sus escenas juntos, de hecho, están contadas.

Como personajes independientes me han gustado mucho, como pareja también, pero no los he visto juntos en las suficientes escenas como para deleitarme con ellos. Por esa parte es una lástima; sin embago, entiendo por qué la autora ha desarrollado así la trama con el ritmo que había impuesto desde un principio. De otra forma habría resultado un cambio demasiado brusco.

La historia de amor tiene un planteamiento sencillo y no es un tema original: la damisela acabada de salir del colegio comprometida por obligación con alguien a quien ni ama ni aprecia.

Pero hay un giro que le da un interés especial a una historia de amor prohibido. Y ese cambio me ha parecido algo muy interesante.

Se trata, además, de una historia de pocos personajes, pero donde encontramos villanos muy malvados y aliados muy leales.

El final tiene un sabor a cuento de hadas en el que, sin duda, Ana y Alberto se comen las perdices que les correspondían.

Lo que más me ha gustado de esta novela ha sido descubrir a Elizabeth Bowman y su elegante forma de narrar, su mimo con el lenguaje y la ambientación, y la descripción de los personajes. Sé que no va a ser una narración para todo tipo de lectores precisamente por sus detalladas descripciones, pero he disfrutado con su elaborada y florida narración, sus detalladas descripciones y el alma con la que ha dotado a su novela.

El alma con la que ha dotado a Ana y Alberto.