Desde la noche en que el aventurero Trey Deverill besó a Antonia Maitland, ésta no ha logrado quitárselo de la cabeza. El ingenio y la belleza de Antonia hacen de ella la heredera más solicitada de Inglaterra. Sin embargo, es su apasionado espíritu y su sensualidad las cualidades que vuelven loco a Deverill, quien desafiaría al propio diablo para poseerla.
Desde los deslumbrantes salones de baile de Londres al esplendor de la costa de Cornualles, Deverill arrastra a Antonia a una pasión inolvidable. Hasta que se ven envueltos en un complot que amenaza sus vidas y la posibilidad de compartir la mayor de las aventuras: la del verdadero amor.
Tercer libro de la serie Guardianes de Cyrene.
Me ha sorprendido gratamente, no solo es una historia de amor preciosa, con personajes con carácter y un punto de misterio, sino también con su dosis de aventuras. Desde el prólogo la historia engancha y ya no hay tiempo de aburrirse.
Antonia me ha gustado mucho como protagonista. Es una joven heredera de una importante naviera con una gran fortuna, bella y educada en el mejor internado de Inglaterra, pero no es una descerebrada caprichosa, por el contrario, es inteligente e ingeniosa. También es obstinada y valiente, pero sin ser demasiado cabezota, ni inconsciente, aunque está atada por una promesa que se empeña en mantener. Además, el ambiente de los bailes no la acaba de entusiasmar, su sueño siempre ha sido vivir grandes aventuras en las que poder dar rienda suelta a la faceta más ardiente y audaz de su carácter. Tampoco le interesan las actividades más propias de una dama tales como coser, su gran afición es el tiro con arco, el único deporte permitido a las damas. Todas esas cualidades me han hecho admirar a Antonia.
Deverill es un aventurero pero también es uno de los guardianes de Cyrene y dedica todo su tiempo y esfuerzo a proteger a los débiles por el honor a una promesa, por vocación y por redención. En el pasado, después de una traición toda su tripulción y él mismo fueron capturados y torturados por turcos despiadados, perdiendo a gran parte de sus hombres. Aunque eso pasó años atrás, la culpabilidad y la impotencia le han perseguido y su trabajo de gurdián le ayuda a paliar los remordimientos, pero siente que nunca conseguirá la redención completa. Ahora está decidido a proteger a Antonia de un peligro que ella desconoce, aunque ella no se lo pone fácil al principio.
La historia de amor es preciosa. Antonia y Derevill se ven por primera vez cuando ella tiene diciséis años, durante una cena en casa del padre de ella -aunque Antonia ve demasiado de él por casualidad- y ella le pide un beso como única manera de hacer algo escandaloso, desde ese momento ella no deja de soñar con Derevill. Cuatro años después se vuelven a encontrar cuando ella se ha convertido en una bella heredera, sin saber que corre peligro, y Derevill está decidido a salvarla, aún en contra de su voluntad. Su relación es tempestuosa, los dos tienen un carácter fuerte y les gusta salirse con la suya, pero también tremendamente apasionada. Ninguno de los dos quería involucrar sus sentimientos en la relación pero es inevitable.
Las escenas de acción combinada con aventuras me han entusiasmado, no me esperaba ese giro de los acontecimientos.
También tiene su punto de misterio, a Deverill le llegan informes sobre el carácter del prometido de Antonia, su crueldad, sus actividades ilegales en la naviera y el posible asesinato del padre de Antonia para poder llegar antes a su fortuna, pero no sabe hasta qué punto eso es cierto.
Hay muchos secundarios interesantes. Entre los aliados están los otros compañeros guardianes de Deverill, que le ayudan en su investigación en Londres mientras él permanece en Cornualles: Ryder, Macky y Thorne, con la misma vocación que Deverill; sir Gawain, el responsable de los guardianes y lady Isabella, que acoge a Antonia en Cornualles. También el ama de llaves de Antonia, una mujer encantadora que pone sobre aviso a Deverill, y Emily, la amiga de Antonia, experta en los asuntos del corazón. Y el enemigo a batir: lord Heward, el prometido de Antonia, que es más astuto de lo que parece y coge a Deverill con la guardia baja por haber sido subestimado; pero mientras Heward busca venganza, Deverill busca justícia.
El final es precioso, nada precitado, tanto en la historia de amor como en el complot contra Antonia y Deverill, hay un poco de acción y estrategias entre los dos rivales en las que solo puede ganar el mejor. Y el epílogo hace más bonito el final y la historia en general.
Me ha gustado mucho, los protagonistas y su relación me han encantado pero la trama de fondo también es muy amena y atrayente. No he tenido tiempo de aburrirme y lo he disfrutado mucho.