Secretos de una dama

Candance Camp

No suelo leer mucha novela histórica. Hace poco que le pillé el truco a este género, y aunque he leído cosas que me resultaron realmente entretenidas, ya estaba empezando a preguntarme si todas las historias de regencia tenían por protagonistas a debutantes más o menos tradicionales y solteronas que no deberían ser tales. Y entonces me encontré con estas americanas que, por una vez, no son ricas herederas cuyo padre busca un título para poder entrar en sociedad.

Las hermanas Bascombe son cuatro jóvenes huérfanas que viajan a Inglaterra con el objeto de encontrar a su abuelo, el conde de Stewkesbury, que repudió a su madre por contraer matrimonio contra su voluntad y demostrarle su parentesco. Son decididas, extrovertidas y producto de una educación mucho menos rígida de lo que resulta acostumbrado en estas novelas. Ya desde la primera escena en que tres de ellas persiguen a un ladrón por la zona que rodea el puerto, con las faldas remangadas y corriendo como si las persiguiera el diablo, mientras junto a su equipaje aguarda la cuarta hermana con un rifle entre las rodillas, sabemos que esta no va a ser “la típica historia”. Y mucho menos cuando nos encontramos con el delicioso protagonista, sir Royce Winslow, casualmente emparentado con la familia que ellas han venido a encontrar y que es mucho menos tradicional de lo que puede aparentar en un principio, como demuestra lo fascinado que se encuentra desde el primer momento con la falta de “recato” de las cuatro jóvenes americanas. Y en especial con Mary, la mayor.

El resto de la historia es la de siempre: la chica y el aristócrata juegan al ratón y el gato sin que se sepa muy bien quién es quien, y la relación progresa sin que se sepa muy bien hacia donde —o quizá sabiéndose muy bien— y todo se complica por culpa de los conflictos de ambos y su propia cabezonería. Y por el intento de secuestro de una de las hermanas, que los lleva a aunar fuerzas para descubrir al culpable. La historia entre ellos me gustó. El contraste entre el carácter de ella y la fingida frialdad de él es entretenida, y los líos en que se meten las chicas por puro desconocimiento de las rígidas reglas de la sociedad inglesa son divertidísimos. (La escena en que escandalizan a parte de sus nuevos parientes, las habituales tías estiradas, hablándoles de cómo se enfrentaban a los indios, disparaba, lanzaban cuchillos y servían una taberna es para enmarcarla, francamente). El crítico feroz que habita en mi interior no puede dejar de pensar que es un poco extraño que no se dieran cuenta de qué estaba pasando en realidad con el secuestro, cuando a mí me costó dos frases deducir quién estaba detrás y formarme una sospecha bastante acertada de por qué, pero la verdad es que me dio igual. La autora consiguió engancharme con la historia de las chicas, con sus personalidades y sus conflictos y, por supuesto, con Royce y Mary y su vacilante relación.

Si a eso le añadimos unos secundarios estupendos, los medio hermanos del duque, que te dejan con ganas de saber más de ellos, y una narración ágil y fácil de seguir, el resultado es una novela que entretiene, que deja con buen sabor de boca y ganas de más.

Y, lamentablemente, hay un apunte de mi talibana ortográfica: por favor, que el traductor/corrector, se revise las reglas de puntuación y mayúsculas en las rayas de diálogo, porque si acierta es más por casualidad que por conocimiento, y a mí personalmente me desconcierta muchísimo. Supongo que no le ocurrirá a todo el mundo, lo reconozco, pero esas reglas dictan el modo en que se entiende la acción y, si están mal utilizadas, despistan y mucho.

por la crítica!!! La enlazo!!