Jota de tréboles

Barbara Metzger

Sinopsis: Déjate seducir por Jack Endicott, el hermano del tierno y atractivo conde de Carde de As de corazones

Hace ya años que el joven Jack le prometió a su padre, en su lecho de muerte, buscar a la pequeña Lottie, su hermanastra desaparecida. Para llevar a cabo esta difícil empresa, Jack decide abrir un salón de juego y contratar crupieres jóvenes y hermosas, con la esperanza de que en algún momento su hermana se presente a pedir trabajo en su establecimiento. En cambio es Allison Silver la que llega a su vida. Y no va a ser fácil para esta estirada dama cumplir el encargo que le ha sido encomendado: debe llevar a Harriet, una niña de ocho años particularmente rebelde, a vivir con su nuevo tutor... que no es otro que Jack Endicott, el dueño de un salón de reputación más que dudosa. ¡Se admiten todo tipo de apuestas en esta desenfrenada partida del corazón...!

Sin ánimo de ser maliciosa, de verdad, cuando tuve esta novela entre mis manos lo primero que pensé fue lo mucho que me iba a costar leerla. No, no por nada. Es que se trataba de una edición de bolsillo, y mi miopía galopante y yo no nos llevamos demasiado bien con la letra tipo seis. Nadie tiene la culpa de esto, por supuesto. Es un defecto mío y no imagináis lo caro que me sale, porque rara vez leo en bolsillo porque realmente me cuesta muchísimo concentrarme si la letra es muy pequeña.

Así que supongo que el que apenas me llevara un par de días terminarme la novela a pesar de esa letra diminuta ya es un indicativo muy claro de si me gustó o no.

La verdad es que me divertí muchísimo leyéndola. La autora tiene un estilo efectivo y entretenido, que ayuda a la historia y que convence para seguir leyendo páginas y más páginas.

Jack es un protagonista estupendo, un caballero y un hombre de honor, a pesar de regentar un garito de juego y tener más amantes que chaquetas. Para empezar porque su idea al abrir la casa de juego es encontrar a su hermana desaparecida y no simplemente para forrarse a costa de la mala fortuna de otros. Tiene la esperanza de que su hermana se presente para pedir trabajo y, si no es así, al menos tendrá una fuente de ingresos para seguir buscándola sin recurrir a su hermano; para seguir, porque Jack contrata a antiguos soldados —Jack era un oficial en la guerra contra Napoleón— y sigue preocupándose por ellos. Simplemente, es un hombre al que le importan poco las convenciones.

Allison es la típica institutriz que tiene que llevar a su pupila a encontrarse con su familia después de que ardiera el colegio en el que ella trabajaba y la niña estudiaba. Después de reunirse con el abogado, al parecer nadie quiere quedarse con la niña y sólo después de rebuscar encuentran que su padre había legado todos sus “bienes terrenales” a su amigo, el honorable Jonathan Endicott, que no es otro que el propio Jack, que sin comerlo ni beberlo se encuentra con una pupila que es un auténtico trasto y una joven institutriz por la que cada vez se siente más y más atraído.

Y todo eso en el sitio más inapropiado para cualquiera de ellas: un casino.

La relación entre ellos es la de costumbre: ambos luchan con uñas y dientes contra su mutua atracción. Allison no quiere perder lo único que le queda: su reputación y Jack no quiere enredarse con una mujer que resulta ser algo más que una simple institutriz y, que si la deshonra, no le quedará más salida que el matrimonio. A eso le añadimos a una cría que parece la prueba en sí misma de la teoría del caos, y un par de parejas de secundarios muy entretenidas y tenemos la receta ideal para pasar unas cuantas horas de lectura con la sonrisa en los labios. Hay situaciones entretenidísimas gracias a la dichosa niña, que se pasa la vida apostando —y ganando— con todo el que se le pone por delante. Jack, que no tiene ni idea de cómo tratar a un crío suele ser la víctima más típica de estas apuestas de Harriet, y cada vez que pierde, la niña consigue un animal para su colección. Desde un mono, hasta un pony, pasando por gatos, perros y cualquier otra cosa que se os ocurra. Además, es muy gracioso ver como gente adulta, hecha y derecha, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de no quedarse con el torbellino con patas que es Harriet, que se mete en absolutamente todo. Incluso entre los dos protagonistas. Al fin y al cabo, ella sólo quiere lo mismo que quieren todas las niñas de su edad: una mamá y un papá. Y Harriet ha decidido que Allison y Jack van a ser sus padres, quieran o no. Con semejante ayuda a su relación, está claro que no tienen escapatoria.

Como punto negativo sólo señalaría que el final es demasiado pasteloso para mis gustos sencillos. Todos, y digo absolutamente todos, terminan encantadísimos, felicísimos y emparejadísimos y eso me parece tan poquito realista que… Pero vamos, que es algo personal, y que seguro que complacerá a otras más románticas que yo.

Oh, y para las que vais buscando las escenas picantes antes de poneros a leer: no lo hagáis. No hay. Y juro que no lo digo porque yo las haya buscado.

DeDanna!! Añado al listado!

Gracias a ti, MAEC

Spoiler:

Ya, bueno..... es lo que tiene que subáis varias críticas del tirón

Es que también las hago todas del tirón