Los posteadores más activos de la semana | |
Los posteadores más activos del mes | |
¿Quién está en línea? | En total hay 446 usuarios en línea: 3 Registrados, 0 Ocultos y 443 Invitados :: 2 Motores de búsqueda Guirigall, Hyacinth, mir450El record de usuarios en línea fue de 1414 durante el Mar 5 Dic 2023 - 20:36 |
Miembros que empiezan más temas | |
|
| |
Autor | Mensaje |
---|
Itzy Persiguiendo un Highlander
Mensajes : 19319 Edad : 31 Localización : Cazando, y no animales eh!!! Empleo/Ocios : Vacaciones.... Por fin! Humor : Se podría ser mas feliz??? Inscripción : 27/02/2012
| | | | Erika Debutante en Sociedad
Mensajes : 81 Inscripción : 26/02/2012
| | | | drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
| | | | Valeri@ Diosa Atlante
Mensajes : 1058 Edad : 50 Localización : En las nubes Empleo/Ocios : leer, leer, leer..... Humor : ufff por las mañanas de perros Inscripción : 25/04/2011
| | | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | pricesa Cazadora en prácticas
Mensajes : 11824 Edad : 40 Localización : Tarragona.. Inscripción : 28/01/2010
| | | | Itzy Persiguiendo un Highlander
Mensajes : 19319 Edad : 31 Localización : Cazando, y no animales eh!!! Empleo/Ocios : Vacaciones.... Por fin! Humor : Se podría ser mas feliz??? Inscripción : 27/02/2012
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Miér 25 Abr 2012 - 5:08 | |
| Chicas estoy teniendo problemitas con la luz.... Mejor le cedo mi lugar a alguien mas va???? Porque no se para cuando se arreglen |
| | | pricesa Cazadora en prácticas
Mensajes : 11824 Edad : 40 Localización : Tarragona.. Inscripción : 28/01/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Miér 25 Abr 2012 - 9:45 | |
| - Itzy escribió:
- Chicas estoy teniendo problemitas con la luz.... Mejor le cedo mi lugar a alguien mas va????
Porque no se para cuando se arreglen En este caso, yo propongo que sea fantástica la que continúe, ya que fue la ultima en poner... |
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | Mau ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4244 Edad : 44 Inscripción : 14/09/2008
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Miér 25 Abr 2012 - 17:04 | |
| "Lecciones privadas" de Howard, es el comienzo de la novela si no me equivoco |
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | Mau ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4244 Edad : 44 Inscripción : 14/09/2008
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 26 Abr 2012 - 22:21 | |
| Sigo!!!
—¿Cómo dice? —Veo que por fin me está prestando atención. —Sin duda había diversión en su tono, y, desde luego, también sorna—. Aunque para ello he tenido que reformular la pregunta tres veces. Que haya sido la última la que le ha llamado la atención... —enarcó una ceja perfecta al tiempo que esbozaba una sonrisa—... es interesante, ¿no cree? —¿Acaba de pedirme que le hable de sexo, señor? La sonrisa masculina varió al escucharla, tornándose inquietante sin perder su atractivo. —Le he pedido que me indique dónde se encuentra la sección dedicada al erotismo. Claro que, si se siente inclinada a saltarse la instrucción para pasar directamente a la práctica, estoy a su entera disposición. Incapaz de evitarlo, XX lo miró con detenimiento. No todos los días entraba un hombre tan bien vestido y tan... masculino en la tienda de su tío. Y desde luego que no todos los días entraba un hombre tan... Dejó el pensamiento a la mitad mientras buscaba el adjetivo más apropiado bajo su atento escrutinio, percatándose del modo en el que parecía moverse a pesar de estar inmóvil. ¡Ya lo tenía! Tan viril. No todos los días le hacía comentarios inapropiados un hombre tan viril. A AMIGA, que se vestía para que los hombres siguieran sus movimientos por la calle, tal vez. Pero no a XX. Le echó un vistazo a su sencillo vestido y comprobó que todo estaba en su sitio. No había nada escandaloso, como un agujero o un bajo levantado, que pudiera llevar a un hombre a tener pensamientos fuera de lo común. Lo vio ladear la cabeza y observó que los duros rasgos de su rostro sólo eran suavizados por aquella extraña sonrisa que bailaba en sus labios. —¿Intenta averiguar si está vestida para la ocasión? Aturdida y sin dar crédito, siguió mirándolo, seguramente con expresión asombrada, intentando desentrañar qué ocultaban esos oscuros ojos. |
| | | drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
| | | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
| | | | Mau ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4244 Edad : 44 Inscripción : 14/09/2008
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 27 Abr 2012 - 1:22 | |
| Cuando él se apartó y la miró a los ojos, se perdió en sus oscuras profundidades. —Tu cuerpo responde al mío como siempre había soñado. Sabía que el potencial estaba ahí. Desde que... Sus labios dejaron la frase en el aire, a medias, y XX pudo ver que una extraña emoción cruzaba su rostro. —Desde que... Sus siguientes palabras nunca llegaron a los oídos de XX. Estaba demasiado excitada para escucharlas, presa de un salvaje deseo que ni siquiera imaginaba que pudiera existir. Aturdida, se preguntó si la tierra dejaría de temblar bajo su cuerpo. Si el ruido desaparecería alguna vez. —¡XY! —El vizconde se quedó paralizado al oír aquella voz, con su mano sobre la cadera de la joven—. Ese pelo negro es inconfundible, al igual que tu espalda cuando tienes a una mujer debajo. Un silbido entrecortado y ebrio acompañó el saludo de otro hombre mientras los temblores del suelo se convertían en una serie de pasos. —Mirad esas piernas. ¡Qué suerte tiene siempre! Cuéntanos, XY, ¿de dónde las sacas? El rostro del vizconde era sólo una mancha oscura y borrosa, y XX no podía ver su expresión. —A ésta la saqué de una polvorienta tienda —le escuchó contestar con frialdad, congelando el aire a su alrededor. La respuesta le detuvo el corazón. El hombre que había hecho la pregunta soltó una carcajada. —Vamos, no te burles. ¿De dónde la has sacado? —Si tienes que hacerme esas preguntas, es posible que no sepas dónde tienes que buscar —le espetó el vizconde al tiempo que hundía los dedos con brutalidad en la cadera de la joven, como si estuviera conteniendo una furia letal. Bastaría un gesto descuidado de sus firmes dedos para destrozarla. Otro hombre se unió al grupo de borrachos. —¿Me la cederás cuando termines, XY? Sería un placer para mí hacerme cargo de ella. La humillación se sumó a los sentimientos destrozados, haciendo que XX girara la cabeza hacia un lado en un vano intento de escapar. —Es una princesa —dijo uno de los hombres con un deje ebrio en la voz. —Entonces yo seré su príncipe cuando XY acabe con ella —replicó el más fanfarrón con una carcajada—. Sus sobras siempre son apetecibles. El vizconde se levantó entonces de golpe y se giró para enfrentar al grupo de borrachos. Ella aprovechó para bajar las piernas del banco, dándoles la espalda a los hombres, y se arregló la ropa con la cabeza inclinada. Otro temblor de tierra la llevó a levantar la vista y mirar hacia atrás. Sólo veía la espalda rígida del vizconde, ya que los demás habían desaparecido a la carrera. Justo en ese instante se giró hacia ella con una expresión implacable y feroz en el rostro, y en su mirada brilló fugazmente el ramalazo de emoción que había aparecido durante la visita de su madre. —Vamos —dijo tendiéndole la mano. XX observó sus dedos en silencio, mientras las cálidas sensaciones que se habían apoderado de ella se desvanecían en la fría noche. La mano de lord XY tembló ligeramente al verla en aquel estado, aunque no la retiró. —Era la manera más rápida de hacerlo. Lo siento mucho. Su voz era fría y formal; y su mirada, atormentada pero distante. ¿La manera más rápida de hacer el qué? ¿De librarse de esos hombres? Alzó la mirada y se enfrentó a la frialdad de sus ojos. —¿Es usted igual de sincero ahora que cuando se disculpó la vez anterior? El vizconde dejó caer la mano, y, después de un breve silencio, volvió a tendérsela. —En la vida he sido tan sincero. |
| | | Itzy Persiguiendo un Highlander
Mensajes : 19319 Edad : 31 Localización : Cazando, y no animales eh!!! Empleo/Ocios : Vacaciones.... Por fin! Humor : Se podría ser mas feliz??? Inscripción : 27/02/2012
| | | | Mau ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4244 Edad : 44 Inscripción : 14/09/2008
| | | | drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
| | | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| | | | Itzy Persiguiendo un Highlander
Mensajes : 19319 Edad : 31 Localización : Cazando, y no animales eh!!! Empleo/Ocios : Vacaciones.... Por fin! Humor : Se podría ser mas feliz??? Inscripción : 27/02/2012
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 28 Abr 2012 - 5:38 | |
| A veces a mi también me cuesta trabajo acordarme A ver... Aqui va cachito... —Dios mío, ¿qué estás haciendo aquí? Era TRISTE, el hermano de PELIGROSO. Fue ABUELITA quien respondió a la pregunta de TRISTE; aunque no estaba mucho mejor del oído que de la vista, el tono de voz de TRISTE había sido lo bastante alto debido a su sorpresa. —PELIGROSO ha vuelto a casa, TRISTE —anunció ABUELITA con voz alegre—. Y trae una noticia maravillosa. — ¿Qué noticia? — ¡Se ha casado con nuestra DECIDIDA! —exclamó ABUELITA. La expresión de TRISTE no fue tanto de sorpresa como de abatimiento. DECIDIDA reprimió un gemido; había olvidado el afecto que TRISTE le tenía, por inadecuado que fuera. Al fin y al cabo, y aunque su mujer no le gustaba demasiado, era un hombre casado. En cuanto se había dado cuenta de que los sentimientos de TRISTE hacia ella se torcían en la dirección equivocada, DECIDIDA se había mostrado inflexible. Desde luego, el sentimiento no era mutuo: aunque le gustaba bastante TRISTE y le consideraba parte de su nueva familia, le parecía un hombre demasiado débil. Había visto en varias ocasiones cómo ESPOSA DE TRISTE lo pisoteaba. Era guapo como un ángel, cierto, tal vez incluso más que su hermano, pero no sentía ninguna atracción por él. Hasta PADRE se había percatado de los sentimientos de TRISTE por ella y en una ocasión había comentado melancólicamente que esperaba que TRISTE enmendara sus errores y encontrase una mujer apropiada. DECIDIDA sabía que se refería a ella, pero no había dicho nada. Fue justo después de que anunciara que se trasladaba de nuevo a su antigua casa y estaba segura de que aquello era tan sólo una excusa para tratar de retenerla en la familia. En aquel entonces estaban muy unidos; ella se había convertido en la hija que él nunca había tenido. — ¿Y si continuamos hablando en el salón? —Sugirió DECIDIDA—. El té está a punto de llegar. Sin esperar la conformidad de los hermanos, acompañó a ABUELITA al salón y la acomodó en su butaca preferida. Pero PELIGROSO y TRISTE no la siguieron, de modo que dejó a la anciana con la excusa de que iba a ver por qué se retrasaba el té y volvió corriendo al pasillo para presenciar el enfrentamiento que allí estaba teniendo lugar. — ¿Lo sabe papá? —preguntó TRISTE. —No. —Y crees que esto va a cambiar las cosas, ¿no? —inquirió TRISTE. —No, ya sé que no va a cambiar nada. — ¿Hay algún problema, TRISTE? —preguntó DECIDIDA con total franqueza. TRISTE suspiró. —Me cuesta bastante creer que te hayas podido casar con él, si quieres saber la verdad. ¿Debo recordarte que mató al novio de tu hermana? —preguntó. —Al ex novio —puntualizó DECIDIDA—. Y no olvidemos que “MUERTO” había roto ya el compromiso con mi hermana al casarse con tu esposa...antes de que lo hicieras tú, por supuesto. TRISTE se puso colorado. DECIDIDA también se ruborizó, sorprendida quizás ante su propia franqueza. —Lo cierto es que no le dejé muchas opciones a DECIDIDA —intervino PELIGROSO. — ¿Cómo dices? —preguntó con gran frialdad TRISTE, que naturalmente había malinterpretado las palabras de su hermano. DECIDIDA chascó la lengua. —Lo que quiere decir es que me sedujo completamente y no me dio tiempo para pensar en otra cosa que en lo encantador que es. —Lo hice a posta, querida —dijo PELIGROSO, dedicándole una sonrisa endemoniadamente sugerente. —Nos conocimos en Italia, TRISTE —continuó diciendo DECIDIDA—.Nos alojábamos en el mismo hotel. Teniendo en cuenta mi relación con su familia, no podía ignorarle. Al fin y al cabo, le conocía prácticamente de toda la vida. Y cuando nos conocimos de verdad, el pasado se convirtió precisamente en eso: pasado. Lo cierto es que he conocido al hombre que es actualmente..., lo he conocido bastante bien. Eso la hizo ruborizarse de nuevo. No podía creer que hubiera dicho aquello y lo que aquello implicaba. —Quiero decir —se corrigió— que no me arrepiento de lo que hice. —Eso, mi amor, merece una respuesta. DECIDIDA no se esperaba que PELIGROSO la tomara entre sus brazos, pero eso fue lo que hizo. ¡Diablos, le estaba dando un abrazo! Notó el cuerpo de él pegado al suyo y eso hizo que sus mejillas se sonrojaran aún más. Y ahí estaba ese cosquilleo en la tripa. ¿Cómo demonios podía gustarle que la abrazara? Intentó zafarse del abrazo, pero él la achuchó más fuerte y le susurró al oído: —Lo estás haciendo muy bien, no lo estropees con tus remilgos de niña recatada. Ahora te voy a besar en honor a TRISTE. Tú sólo sígueme. —Espera —dijo ella en un jadeo, pero él no le hizo caso. No fue un besito de nada. Era absolutamente impropio darse un beso así en público, aunque el único espectador fuera su hermano. La rodeó con los brazos y sus labios le acariciaron la boca como si fueran de terciopelo, tan posesivos que ella sucumbió completamente a su voluntad. Aquel beso la hizo estremecerse. ¡Y, cielo santo, qué delicioso el sabor de su lengua cuando le rozó los labios y le lamió los dientes apretados! La soltó con una risita. Estaba segura de que se había reído porque sabía que había apretado los dientes en un intento de resistirse a las sensaciones que aquel beso le había provocado. Y, sin embargo, la risa sonó de lo más natural. ¡Era todo un actor! ¿Podía fingir así cualquier emoción? Quiso alejarse de él pero de pronto notó que le fallaban las rodillas. Tensó todos los músculos del cuerpo, cerró los ojos e inspiró profundamente, en un intento por recuperar el control. Cuando abrió los ojos de nuevo se encontró con que los dos hermanos la estaban mirando y se sonrojó de nuevo. ¡Aquello no iba a funcionar! —De verdad, PELIGROSO, debes comportarte en público —lo regañó ligeramente. —Imposible, amor mío. Estamos recién casados —dijo con una sonrisa radiante. |
| | | Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| | | | drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
| | | | Itzy Persiguiendo un Highlander
Mensajes : 19319 Edad : 31 Localización : Cazando, y no animales eh!!! Empleo/Ocios : Vacaciones.... Por fin! Humor : Se podría ser mas feliz??? Inscripción : 27/02/2012
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 28 Abr 2012 - 18:36 | |
| Si esta interesante Fan.... Aqui les dejo otro cachito!!!! DECIDIDA se estiró, bostezó y se sentó en el borde de la cama. Hizo gesto de levantarse, pero de pronto volvió a sentarse y se quedó helada mientras contemplaba al hombre que yacía en el suelo, a menos de tres metros de ella. DECIDIDA cruzó rápidamente la habitación hasta la cómoda, cogió a toda prisa ropa interior y unas medias de los cajones sin fijarse siquiera en qué elegía, sacó un vestido de mañana del ropero y se metió a toda prisa en el baño. Pero apenas llegaba a la puerta del dormitorio, cuando estaba ya a punto de escapar oyó: —Si abres esa puerta te aseguro que te escandalizará la forma en que trataré de detenerte. DECIDIDA apoyó la frente en la puerta y soltó un leve gemido. Comprendía la amenaza y, sin embargo, él estaba en el otro extremo de la habitación. No le cabía duda de que lograría salir de la habitación antes de que él la alcanzara, pero ¿Y entonces? ¿La perseguiría por el pasillo? Por Dios, jamás conseguiría dejarlo atrás. Furiosa ante aquella decisión absolutamente irrazonable de obligarla a permanecer allí, dio media vuelta decidida a emprenderla con él y de pronto se quedó sin palabras. PELIGROSO estaba en medio de la habitación y se había puesto los pantalones, gracias a Dios, pero no llevaba ni camisa, ni calcetines, ni zapatos. La amplitud de su pecho era asombrosa. Cuando iba vestido ya dejaba entrever que era un ejemplar único, pero ahora, desnudo, confirmaba aquella intuición sin dejar lugar a dudas. Un cuerpo de músculos firmes y ni un gramo de más. Una ligera capa de vello le cubría los pectorales pero no se extendía mucho más abajo. Una cintura fuerte y sólida que daba paso a unas caderas estrechas y unas largas piernas. Los poderosos músculos de los muslos se tensaban y se estiraban a cada movimiento. Su larga cabellera negra, que normalmente llevaba recogida en la nuca, le caía suelta por los hombros y la espalda. Incluso cuando se apartó un mechón con la mano, éste volvió a caer encima de los ojos. Tenía un aspecto bastante indómito. Estaba tan guapo que DECIDIDA apenas podía respirar. Llevaba la camisa medio abrochada y metida en los pantalones y estaba sentado en la silla, calzándose los zapatos. Pero aún no se había arreglado el pelo y aquello le daba un aspecto completamente distinto; así parecía que no poseyera el control absoluto y era, desde luego, mucho menos siniestro. Por un instante, tuvo que luchar contra el deseo de arreglárselo ella misma. En realidad, parecía tan suave que lo único que quería era acariciarlo. Pero, en cambio, se limitó a decir: —Necesitas un barbero. —Lo que necesito es una copa —replicó él, clavándole sus ojos dorados—. Muy probablemente haya sido la noche más horrorosa de mi vida. —Tienes los huesos molidos de dormir en el suelo, ¿no? —preguntó ella con una sonrisa burlona. —No DECIDIDA, tengo los huesos molidos por ti. —Tendrás que ser razonable, PELIGROSO. En esta habitación no hay intimidad suficiente para los dos. —Estoy de acuerdo. —Gracias a Dios —respondió ella aliviada. —Pero eso no resuelve el dilema. Así pues, definitivamente no pensaba ser razonable, lo veía perfectamente. Aquello la indignó. — ¡No tenemos ningún dilema! —Tranquilízate, DECIDIDA. —No te consiento que me des más órdenes —le lanzó ella con una mirada furiosa—. Puedo pasarme una semana charlando, si me da la gana. —Me refería a tu tono, querida. Échame todas las broncas que quieras, pero no grites. Las paredes son gruesas, pero no tanto. —Ah —fue lo único que ella acertó a responder, perpleja y sonrojada. —Como iba diciendo —prosiguió PELIGROSO—, tengo otra sugerencia. Pero primero, dime: ¿De dónde sacaste el dinero con el que pretendes pagarme? —Aún no lo tengo, pero lo puedo conseguir. Mi familia tenía muchas propiedades; venderé algunas. —A menos que estés hablando de fincas ducales, tus «propiedades» no te darán más que unos pocos miles de libras. Margaret bajó la mirada, avergonzada; probablemente tenía razón. Era simplemente que su pensamiento no había llegado hasta tan lejos. Al ver que no respondía, PELIGROSO dijo: —Siempre puedes pagarme en especias. — ¿En especias? —Preguntó ella arqueando una ceja—. No tengo nada que ofrecerte. Él la miró de arriba abajo. —Tu cuerpo bastará. A DECIDIDA por poco se le corta el aliento. — ¡Eres despreciable! —No, es sólo que voy algo caliente. —No quiero ni oír hablar de eso — dijo ella muy seria—. Encontraré el dinero. A Margaret le pareció advertir cierta decepción en su encogimiento de hombros, pero PELIGROSO se limitó a decir: —No me hagas esperar mucho para demostrar que puedes pagar. — ¿O qué? ¿O te irás? ¿Sin terminar el trabajo? —Un trabajo por el que aún no me has pagado, sí. —Es tu familia —le recriminó ella—. ¡Ni siquiera deberías pretender cobrarme! —Ex familia. Ya te advertí que no significaban nada para mí. —Mentiroso —replicó ella—. Por el amor de Dios —añadió con incredulidad—, si tú mismo admitiste que no habías propuesto ese precio seriamente. — ¿Sabes qué? Acabo de cambiar de idea —dijo, y se acercó a ella. DECIDIDA se puso muy tensa, pero para cuando PELIGROSO llegó a su lado se había movido tanto como lo hubiera hecho una estatua. Esperaba lo peor; la expresión de PELIGROSO reflejaba una seriedad absoluta. Además, su proximidad le destrozaba los nervios, como de costumbre, le aceleraba el pulso y, en pocas palabras, la ponía a cien. PELIGROSO le acarició la mejilla con el dorso de la mano. Fue un contacto de lo más sutil y, sin embargo, le puso todos los nervios al rojo vivo y se sintió como si se derritiera. ¿Cómo era posible que le fallaran las piernas por algo tan inofensivo? Por más que lo intentaba, no podía comprenderlo. — ¿Eres consciente de que nadie esperará que seas virgen después de obtener el «divorcio»? —dijo él con voz delicada—. Además resolvería el problema de tener que compartir habitación. Piénsatelo, DECIDIDA. No tenía intención de hacerlo. De hecho, era una locura sugerirlo siquiera. Pero no pensaba decírselo mientras estuviera tan cerca que ella pudiera notar su calor corporal y oír su respiración. ¡Tenía que recordarse a sí misma que debía respirar! Y quería dar un paso atrás, de veras que quería, pero no podía moverse. De miedo, tenía que ser eso. La estaba aterrorizando. Sí, le gustaba mucho más esa conclusión que la de que él le provocaba una excitación que iba mucho más allá de lo que jamás había experimentado .Su silenció debió de alentar a PELIGROSO, que de pronto le acarició la otra mejilla, una caricia tan sutil que podría haberle pasado inadvertida si aquella mano hubiera pertenecido a otra persona y no a él. —Tienes la piel suave —murmuró él—. No me lo esperaba, siendo una mujer tan dura. DECIDIDA parpadeó. Que se burlara de ella cuando estaba tan rendida tampoco le ayudaría a volver en sí. En cualquier caso, aquellas palabras rompieron el trance en que se encontraba y Margaret retrocedió de forma tambaleante; aquellasrodillas estúpidas se negaban aún a obedecer. La distancia, sin embargo, le permitió pensar y se apresuró a decir: —Hay aún otra opción, la más racional. Regresarás a LUGAR hasta que tu padre se recupere; ya te inventarás alguna excusa. De todos modos no podrás hablar con PADRE hasta que recupere la conciencia y no hay razón para que los dos nos encarguemos de velarlo junto a la cama. PELIGROSO pareció considerar la propuesta y, finalmente, dijo: —No, tengo que estar aquí cuando ESPOSA DE TRISTE vuelva de Londres. Quiero ver cómo reacciona ante mi regreso. Además, marcharme ahora que he logrado entrar en la casa sería contrario a los objetivos de nuestro «matrimonio». No puedo dedicarme a investigar lo que sucede en esta casa viviendo en LUGAR. —Muy bien —dijo DECIDIDA con un suspiro—. En ese caso seré yo quien regrese a casa y ya te encargarás tú de velar a tu padre. —Yo no velo a nadie. Además, no me parece aconsejable que lo primero que vea mi padre al despertar sea mi cara. Probablemente se volvería a desmayar del susto. TRISTE estaba en lo cierto en este punto; es mil veces preferible que la enfermera seas tú. DECIDIDA apretó los dientes. Era imposible negociar algo con aquel hombre que, al parecer, estaba completamente decidido a compartir habitación con ella .Levantando las manos hacia el cielo, se dirigió a la puerta. —Muy bien, pero tu cama se trasladará al baño. Hay espacio de sobra, de modo que ni te atrevas a insinuar lo contrario. Además, la puerta permanecerá cerrada y llamarás antes de entrar en la habitación. Y no pienso discutirlo más; ésta es mi última palabra. Abrió la puerta, se volvió y le echó una mirada homicida, desafiándolo a inventarse una excusa para rechazar su propuesta, pero él no dijo nada y le devolvió una mirada con una expresión tan inescrutable como de costumbre. Al fin y al cabo, se había salido con la suya: que «pareciera» que compartían habitación. PELIGROSO había removido todas sus emociones y, aun así, había terminado ganando la batalla. ¡Qué hombre tan detestable! — ¡Y no soy una mujer dura! —Añadió antes de cerrarle la puerta en las narices—. ¡Tan sólo utilizo el sentido común!
|
| | | kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| | | | Contenido patrocinado
| | | | |
Temas similares | |
|
| Permisos de este foro: | No puedes responder a temas en este foro.
| |
| |
| |