Muy bien, pricesa!!! te toca...

te toca princesa

Ni idea

Mau escribió:

Querida madame:
¿Quiere perder su empleo en esta casa?
Su servidor,
XY

La contestación llegó apenas unos minutos después:

Querido señor:
¿Quiere usted librarse de mí?
Humildemente suya,
XX

me reí muchísimoooo con este libro y en concreto con esta escena

Lo he leído pero no consigo recordar cual es

me recuerda a "el diablo enamorado" , pero no me encaja del todo bien...

drew escribió:

me recuerda a "el diablo enamorado" , pero no me encaja del todo bien...

No es este!! Un poco más...

ESTIRADO se sentó a desayunar a la misma hora precisa en que siempre lo hacía. Y, como siempre y pese a las instrucciones específicas que había dado a su esposa la noche anterior, lo hizo solo.
Respiró hondo.
—MAYORDOMO, ¿dónde está la señora?
—Creo que la señora sigue…
—La señora está aquí, milord.
ESTIRADO volvió la cabeza bruscamente al oír aquel susurro ronco y vio que DECIDIDA estaba de pie en el umbral… o, mejor dicho, estaba apoyada con aire adormilado en la jamba de la puerta, como si no estuviera lo bastante despierta para sostenerse erguida. Se frotó los ojos con el dorso de la mano y luego parpadeó varias veces.
—Dios, ESTIRADO, ¿quién diablos desayuna tan temprano? Apenas soporto ver la comida.
A él le resultaba difícil respirar.
—¿Cómo vas vestida, milady?
Ella lo miró, con los ojos muy abiertos.
—Dijiste «vestida para la cena». No dijiste «vestida para el desayuno».
Iba vestida con un salto de cama, atado apresuradamente, y algo diáfano, de encaje, debajo. Estaba hecha un desastre; despeinada, sensual y erótica, vestida a medias, salida directamente de sus más oscuras fantasías de sábanas húmedas y desordenadas. Ella bostezó, con una delicadeza felina y la manga de encaje le resbaló hacia arriba, mientras se tapaba la boca con el dorso de la mano; luego lo miró con aire adormilado y los ojos entrecerrados.
—Ya que estoy aquí, más vale que desayune.
Eso fue todo. Ningún saludo, ningún susurrante «buenos días, cariño», ningún brazo, todavía templado por el sueño, rodeándole el cuello para atraerlo y darle un beso somnoliento, con unos labios suaves…
Que no hubiera nada de eso no era extraño, pero su repentina ansia de tenerlo sí que lo era. Era su esposa. Debería despertarse entre sus brazos, con sus largas piernas enlazadas con las suyas, su suave seno descansando, pesado, en la palma de su mano, sus adormilados ojos azules viéndolo solo a él…DECIDIDA se dejó caer en la silla que MAYORDOMO apartó para ella. El condenado mayordomo sí que recibió una sonrisa y un «gracias», pronunciado con voz ronca. Un plato apareció delante de ella; tostadas y una manzana cortada. Solo iba a tomar té sin leche. ESTIRADO frunció el ceño. Debería comer más. Su figura era encantadora, pero él no tenía ninguna objeción a que hubiera un poco más. Abrió la boca para protestar por su dieta y luego se detuvo. Aquella terca criatura solo haría lo contrario y se mataría de hambre. Así que lo que hizo fue mirar el plato con fingida aprobación.
—Veo que eres muy disciplinada con tu figura. Bien. No te conviene engordar.
Aquello hizo aparecer una chispa en la apagada mirada de la joven.
—MAYORDOMO, huevos con jamón —ordenó bruscamente.
ESTIRADO ocultó una sonrisa detrás de la servilleta.

parece bueno

Qué alguien lo acierte!!! me parece que estirado es un manipulador de primera

Es "El duque que no sabia amar" de Celeste Bradley?

Itzy escribió:

Es "El duque que no sabia amar" de Celeste Bradley?

Muy bien! Te toca!!

Ok.... busco y pongo.....

Fantástica, de que libro son las frases de tu firma Me suenan mucho...

son de "el hechizo del highlander" de la moning

Aqui esta el fragmento....... De seguro lo van a adivinar super rapido, pero no se me ocurrio otro, ademas esa escena me encanta!!!!! ... Ahora solo queda decir a ver quien es mas rapida en poner el nombre del libro!!!

Caminaron algunas yardas en silencio. Entonces, sin preámbulos, RESIGNADO dijo:
-¿Es INTRUSO un buen besador?
-¿Qué?- ENAMORADA casi se cayó sobre sus propios pies.
-INTRUSO, APODO. ¿Él besa él bien?- RESIGNADO repitió irritado.
ENAMORADA luchó en contra el deseo de resplandecer de deleite. Ella arrastró las palabras pensativamente:
-Pues bien, no he tenido mucha experiencia, pero sinceramente tendría que decir que su beso fue el mejor que alguna vez me han dado. RESIGNADO instantáneamente la sujetó, atrapándola contra él, entre su cuerpo duro y la pared de piedra. Él le inclinó a ella cabeza hacia atrás con una mano implacable bajo su barbilla. Por los santos, ¿cómo podía moverse el hombre tan rápidamente? Y qué deliciosamente lo hacía.
-Déjame ayudarte a ponerlo en perspectiva, muchacha. Pero no pienses ni por un minuto que esto significa algo. Yo simplemente trato de ayudarte a entender que hay mejores hombres allí afuera. Piensa en esto como una lección, nada más. Me repugnaría verte casarte con INTRUSO simplemente porque pensaste que él era el que mejor besaba, cuando una percepción tan equivocada puede ser remediada con facilidad. ENAMORADA levantó su mano hacia los labios de él, interceptando el beso con que la amenazaba.
-No necesito una lección, RESIGNADO. Puedo comprender mi propia mente. Odio el pensamiento de colocarte en esta obligación, sufriendo en mi beneficio.
-Estoy dispuesto a sufrir un poco. Considéralo un favor, dado que fuimos una vez amigos de la infancia-. Asió su mano en la de él y tiró de ella fuera de sus labios.
-Tú no fuiste nunca mi amigo- ella le recordó dulcemente-. Me alejabas constantemente.
-No el primer año.
-Pensaba que no recordabas nada acerca de mí o tu época en LUGAR. ¿No es eso lo que me has dicho? Y no necesito más favores de ti, RESIGNADO APELLIDO. Además, ¿qué te hace estar tan seguro de que tu beso será mejor? El de INTRUSO me quitó la respiración. Apenas podía sostenerme cuando terminó- ella mintió desvergonzadamente-. ¿Qué ocurre si tú me besas y no es tan bueno como el beso de INTRUSO? ¿Entonces qué razón tendría para no casarme con él?-. Habiendo tirado el guantelete, ENAMORADA se sintió tan pagada de sí misma como un gato, mientras esperaba el beso impresionante que ella sabía seguiría.
Con expresión furiosa, él reclamó su boca con la suya. Y el terremoto empezó bajo los dedos de sus pies. RESIGNADO gimió contra sus labios cuando la sensación lo despojó de su débil dominio de sí mismo. ENAMORADA suspiró y abrió los labios. Estaba siendo besada por RESIGNADO APELLIDO, y era todo lo que recordaba.
El beso que habían compartido hacía tanto tiempo en los establos le había parecido una experiencia mística, y al pasar los años se había preguntado si lo había glorificado en su mente, solamente imaginando que había estremecido su mundo entero. Pero su memoria había sido precisa. Su cuerpo cobró vida, sus labios cosquillearon, sus pezones se endurecieron. Ella deseó cada pulgada del cuerpo masculino, en todos los aspectos posibles. Encima de ella, bajo ella, al lado de ella, detrás de ella. Duro, musculoso, exigente, sabía que era lo suficientemente hombre para saciar el hambre interminable que sentía por él. Ella enroscó sus dedos en su pelo y lo besó a su vez, luego perdió el aliento por completo cuando él hizo más hondo el beso. Una mano viril se ahuecó en su mandíbula; la otra se deslizó hacia abajo del arco de su columna vertebral, ahuecándose en sus caderas, moldeando su cuerpo apretadamente contra el de él. Todo pensamiento cesó a medida que ENAMORADA se abandonaba a lo que por mucho tiempo había sido su fantasía máxima: tocar a RESIGNADO APELLIDO como una mujer, como su mujer. Sus manos estaban en sus caderas, empujando contra su vestido y repentinamente sus propias manos estaban sobre el kilt de él, rasgando su sporran para pasarlas debajo. Ella encontró su virilidad gruesa y descaradamente apresó su dureza a través de la tela de su plaid. Sintió su cuerpo endurecerse contra el de ella, y el gemido de deseo que escapó de él fue el sonido más dulce que ENAMORADA alguna vez había oído.
Algo brotó violentamente entre ellos, y allí, en la bruma y la niebla espesa de LUGAR, ella se sintió tan consumida por la necesidad de unirse a su hombre que ya no le importó que estuvieran de pie en una calle pública. RESIGNADO la deseaba, quería hacer el amor con ella; el cuerpo masculino se lo demostraba claramente. Se arqueó contra él, alentadora, suplicante. El beso no solamente la había dejado jadeante, sino que había agotado sus últimos suministros magros de lucidez.
Él atrapó su mano curiosa y la inmovilizó contra la pared por encima de su cabeza. Sólo cuando había asegurado ambas manos, él cambió el tempo del beso, convirtiéndolo en un parpadeo azuzador, alegre de su lengua, probando, luego retirándose, hasta que ella se quedaba sin aliento pidiendo más. Él pasó, rozándola, la longitud de su cuerpo contra el de ella con el mismo ritmo lento, provocador. Él arrancó sus labios de los de ella con lentitud intolerable, atrapando su labio inferior entre sus dientes y tirando delicadamente. Luego, con un último lametazo apetitoso de su lengua, se echó para atrás.
-¿Entonces qué piensas tú? ¿INTRUSO puede compararse a esto?- preguntó roncamente, mirando sus pechos fijamente. Únicamente cuando él verificó que no se levantaban y caían por un momento largo, tuvo la certeza de que había logrado, besándola, dejarla sin respiración, y entonces aumentó la intensidad de su mirada.
ENAMORADA se contoneó mientras luchaba porque sus rodillas, simplemente, no cedieran bajo ella. Clavó los ojos en él inexpresivamente. ¿Palabras? ¿Él pensaba que ella podría formar palabras después de eso? ¿Creía que ella podía pensar?
La mirada fija de RESIGNADO registró su cara, y ENAMORADA vio un gesto de presumida satisfacción que se elevó en sus ojos brillantes. El indicio más débil de una sonrisa curvó sus labios mientras ella no contestaba pero resistía su contemplación, los labios hinchados, sus ojos redondos.
-Respira, APODO. Puedes respirar ahora.
Inmóvil, ella se quedó mirándolo con la mirada vacía. Valientemente, aspiró una gran, sibilante bocanada de aire.
-Hmmph- fue todo lo que dijo mientras él tomaba su mano y jalaba de ella hacia adelante. Ella trotó al lado de él sobre piernas parecidas a la goma, ocasionalmente robando un vistazo a la expresión soberanamente masculina de satisfacción en su cara.

pricesa escribió:

Fantástica, de que libro son las frases de tu firma Me suenan mucho...

drew escribió:

son de "el hechizo del highlander" de la moning

Drew estás muy atenta, como buena fan de los highlanders de la Moning

Es el libro de Cian, para más datos, pricesa

Otro que he leído pero no recuerdo...

Fantástica escribió:

pricesa escribió:

Fantástica, de que libro son las frases de tu firma Me suenan mucho...

drew escribió:

son de "el hechizo del highlander" de la moning

Drew estás muy atenta, como buena fan de los highlanders de la Moning

Es el libro de Cian, para más datos, pricesa

si

Valeri@ escribió:

Otro que he leído pero no recuerdo...

Ay quiero decir algo curioso, pero eso aclararia todo!!!! La tentacion es fuerte

No había mirado el trozo que pusiste, Itzy: Cómo Seducir a un Guerrero de K M Moning Grimm

jo será posible, todavía no me he leído ese

lo tengo en mis pendientes

Fantástica escribió:

No había mirado el trozo que pusiste, Itzy: Cómo Seducir a un Guerrero de K M Moning Grimm

Si ya se me habia hecho raro que no comentaras , porque me he dado cuenta que te gusta esa saga....
Si es ese!!!
Me encanta cuando Grimm se pone celoso!!!!!
Te toca Fantastica!!!!

Yuno, tienen que leerlo!!! Esta muy bueno!!!!
Drew... Por que no lo has leido? Tal vez me estoy confundiendo pero ya leiste los demas de esa saga o no???

Un trocito nuevo, entonces...


En aras de una minuciosa investigación, la había seguido hasta aquel agujero dejado de la mano de Dios en la zona más miserable de CIUDAD, y se había apostado frente al edificio donde se había metido la joven.
Ignoró a la prostituta que le mordisqueaba la oreja mientras espiaba con su pequeño catalejo de bolsillo a través de las vulgares cortinas de la tercera planta del burdel.
—Ha reservado la habitación durante una hora, encanto, y está todo incluido. ¿Está seguro de que no quiere jugar?
—Segurísimo —murmuró mientras estudiaba el carruaje de la señorita IMPRUDENTE y a su lacayo, un corpulento muchacho al que había dejado al cuidado de los caballos.
Curiosamente, antes de entrar, la señorita IMPRUDENTE se había girado y alzado la vista hacia el burdel, como si pudiera sentir que la estaban observando. Un excitante estremecimiento había recorrido el cuerpo de MACIZO en respuesta. La amplia ala del sombrero le ocultaba el rostro; naturalmente, hacía gala de prudencia al no mostrar sus encantos en aquel lugar. El sencillo vestido de paseo de color beige y el envolvente sombrero obedecían sin duda a ese propósito. Pero aquel breve instante le dejó con una mayor ansia, si cabía, de contemplar su afamada belleza dorada.
De momento estimó prudente no quitarle la vista de encima al solitario lacayo. Dios bendito, aquel corpulento granjero estaba fuera de su elemento. ¿Era aquella toda la protección con la que supuestamente ella contaba? Incluso MACIZO, que había recibido adiestramiento en las artes del combate, tanto exóticas como mundanas, no se aventuraba en lugares como aquel a la ligera.
En el reducido círculo del catalejo pudo ver al joven sirviente echar una ojeada con inquietud a la estrecha y sucia calle. El robusto pueblerino se mantenía firme, pero parecía ligeramente aterrorizado, y razones no le faltaban.
Por fortuna, el espabilado muchacho de aspecto descuidado al que había abrazado la señorita IMPRUDENTE andaba aún por allí, tal vez para prestar apoyo moral o dispuesto a hablar en favor de los benefactores, esperaba MACIZO, en caso de que algún rufián molestara al trío.
El muchacho no solo parecía más bravucón que el lacayo, sino que además, pensó MACIZO con cierta tristeza, le recordaba a sí mismo cuando tenía su edad. Todo harapos y arrogancia, con los bolsillos vacíos y andares de pendenciero.
También él había crecido siendo pobre, aunque en su caso había sido más una cuestión de vergüenza que de auténtica necesidad, algo a lo que seguramente estaba acostumbrado el muchacho.