Sensual, hermosa y decidida, Hope Mathews era una de las amantes del rey. Sus numerosos encantos la habían aupado del arroyo al lecho real. Pero con la inminente llegada de la reina, sus noches en la cámara regia, así como sus esperanzas de un futuro estable y seguro, llegarían rápidamente a su final.

Atormentado por su pasado, endurecido por la reciente guerra civil, el capitán Robert Nichols solo vivía para la venganza.

Cuando el rey le propuso que se casara con su cortesana para proporcionar adecuada tapadera a su relación, su dignidad volvió a resentirse. Aunque tanto ella como él eran simples peones de un hombre poderoso, sus respectivas ansias de independencia les harían enfrentarse entre ellos.

¿Podrían esas dos almas heridas darse cuenta de que la respuesta de los sueños de cada uno residía precisamente en el otro?[/i]

Esta novela cumple, a pesar de no ser muy larga, con su propósito principal: entretener. Además, lo hace sobradamente, esbozando unos personajes interesantes y una historia amena. A veces no se necesita pedirle mucho más a un libro para pasar un buen rato. La novela narra la historia de amor de unos protagonistas que se hacen querer, transcurrida durante un momento convulso de la historia de Inglaterra.

Una parte destacable y muy importante de la novela es la ambientación histórica. Se nota que ha habido un trabajo de documentación sobre el período, incluso con algunos de los personajes basados en la realidad de la época. Pero nunca sobrecargando al lector de información, todo lo contrario, son más bien datos anecdóticos. A lo largo de la novela se mencionan de pasada elementos cotidianos como algunas curiosidades de la corte, festividades populares, literatura o jardinería. Sobre estos aspectos es interesante la nota final de la autora. Esa ambientación cuidada es una característica que he disfrutado y agradecido.

Con la protagonista me he llevado una sorpresa agradable, porque una cortesana no suele ser del tipo que prefiero, son demasiado desinhibidas para mi gusto. Pero Hope es diferente. No es una coqueta descarada dispuesta a cualquier cosa por conseguir un objetivo; es una mujer con principios y carácter, una buena persona que carece de la ambición necesaria para llevar a cabo intrigas palaciegas. Ella me ha gustado desde el primer momento, cuando se nos presenta a una joven Hope llena de sueños románticos. Sueños que se desvanecieron muy pronto, el día en que su madre, que regentaba un burdel, la vendió en una subasta. Con un principio así no he podido evitar sentir simpatía por ella. Ahora, convertida en una de las amantes del rey, pero sin tener la categoría de su amante oficial, Hope ya hace tiempo que ha dejado atrás sus antiguos sueños juveniles y se ha vuelto una mujer práctica, pero no fría, pues conserva su calidez y cierta aura de inocencia. Sin embargo, sí hay algo que Hope continúa anhelando: libertad e independencia. Y espera lograrlas cuando la futura reina llegue a Inglaterra, momento en el que espera poder retirarse discretamente de la corte.

Robert Nichols es un capitán del ejército marcado por los horrores de la guerra y atormentado por pesadillas del pasado, por los remordimientos de lo que le sucedió a su hermana años atrás. Lleva la culpabilidad como compañera desde entonces. Ahora siente que su alma está vacía y sólo vive para la venganza, que después de años de espera está a punto de culminar. Pero su orgullo se resiente al conocer los planes de Carlos Estuardo, que incumben a Robert, y mucho. Pretende casarlo con su amante a cambio de ciertas ventajas, y enviar a la pareja al campo durante un tiempo... y se supone que él debe considerarlo un honor, aunque también considera que tal situación favorece a sus planes de venganza. Pero el plan del rey no es perfecto y Robert queda prendado de la belleza de Hope, pero también de su carácter apasionado, algo de lo que él carece tras años de guerras y pesadillas. Robert se encuentra ante una clásica encrucijada al verse obligado a elegir entre la venganza tan buscada o el amor recién encontrado, dos opciones que no son compatibles.

Hope y Robert son dos personas heridas por el pasado y el destino, pero es ese mismo destino el que une a dos personas que en circunstancias normales nunca se habrían encontrado. Una vez ambos tuvieron sus propios sueños y se vieron obligados a renunciar a ellos. Sueños que han permanecido ocultos pero vivos en algún lugar; después de todo, el nombre de Hope significa "esperanza". Ironías del destino, es el propio rey el que le da a Hope la oportunidad de recuperar sus sueños, uniéndola a Robert. Eso sí, lo hace jugando sucio y engañándolos a ambos, y todo para guardar las apariencias ante la inminente llegada de su futura esposa sin perder a Hope. Pero ella es una mujer fiel por naturaleza y, aunque debe ser leal al rey, después de la traición de Carlos Estuardo considera que no le debe nada más.

La historia de amor entre una cortesana y un soldado puede parecer incompatible porque provienen de mundos muy diferentes tanto en estilo de vida como en sus orígenes. Pero son dos almas gemelas que se complementan, ambas ansían libertad y alguien que les ame. Una vez que consiguen derribar las primeras barreras forman una pareja muy bonita. Al principio su relación es intensa, de amor y odio, porque se han visto atrapados en un matrimonio entre desconocidos que ninguno deseaba a través los engaños y caprichos del rey. Tras años de sueños rotos, anhelos incumplidos y deseos frustrados se necesitan el uno al otro, entonces son simplemente Hope y Robert los que están juntos -sin la corte y sin causas pendientes- y son capaces de olvidar el pasado. La química entre ellos es fuerte, el deseo existe desde su primer encuentro, pero después de la rocambolesca encerrona del rey para cumplir su plan, no saben qué pensar el uno del otro. Y así empieza una batalla de voluntades para demostrar que no se doblegan ante nadie. Y descubren que no son como el otro había imaginado, Hope no es una frívola y Robert no es un ambicioso.

La evolución de la historia de amor me ha encantado, juntos empiezan a crear nuevos recuerdos que supongan la salvación para los dos. Son una pareja atípica porque inician su relación al revés, los pasos que dan hacia la felicidad no son los habituales: deseo, matrimonio, rencor, pasión, respeto, amistad, cortejo, y por fin, amor. Es un amor que se va forjando día a día, con la convivencia, y que da momentos muy tiernos, como cuando Robert le enseña esgrima a Hope o durante sus confidencias de medianoche... momentos que los unen más, que les permiten estar más cerca del otro de lo que había estado cualquier otra persona antes. Así consiguen olvidar durante un tiempo que la venganza y la corte pueden separarlos en cualquier momento. Son sus acciones en los momentos clave las que evidencian que el amor que sienten ya no es un lazo frágil sino un sentimiento fuerte que ha ido creciendo.

Hay secundarios interesantes, algunos basados en personajes reales. La pareja formada por Elizabeth y William tuvieron su propia historia en "El beso de un libertino", los dos tienen cierta importancia en la trama y para el pasado de Robert. Pos supuesto, el rey, que ejerce de "celestino" de los protagonistas sin pretenderlo, quería casarlos por su propio interés pero les hace un favor a los dos. Y los criados de Robert que son todos muy particulares.

La parte final es muy romántica, tanto en acciones como en palabras. También deja una pista de un posible próximo protagonista, y me gusta esa idea.

Es una historia sencilla, con tintes sobrenaturales, pero con un trasfondo complejo. El momento histórico, la historia de amor y los personajes están condensados en unos capítulos a los que no les sobran páginas, pero tampoco dan la sensación de ser apresurados. Me han gustado mucho los dos protagonistas, entre ellos hay escenas tiernas y emotivas; y otras más románticas. De ellas me quedó con el momento en que Robert le regala el collar a Hope, y cómo ella valora ese regalo por encima de cualquier otro que haya recibido nunca. Es un momento que, al igual que la escena final, simboliza su amor.

Confieso que decidí leer el libro porque me gustó la portada y ha sido un acierto, una pequeña sorpresa. Aunque sencilla, es una lectura muy agradable.