Sinpsis:
Londres, 1885. Alastair, duque de Marwick, se encuentra absolutamente abatido: al poco de fallecer su esposa acaba de recibir un duro golpe moral con el descubrimiento de las continuas infidelidades de la duquesa. Su hermano, el doctor lord Michael de Grey, está realmente preocupado por él. Alastair se niega a casarse otra vez, con lo que recae en su hermano asegurarse de la línea sucesoria. El duque lo amenaza con cancelar los fondos con los que sufraga su hospital si no sienta la cabeza y se busca esposa. Michael acepta a regañadientes, sin sospechar que la hermosa pero problemática Liza Chudderley está a punto de cruzarse en su camino y trastocar su vida para siempre.
Opinión personal:
Pues yo no diría que acepta a regañadientes, la verdad. Precisamente se marcha de Londres bastante enfadado y con el único propósito de hacer cambiar a su hermano de opinión.
A mí Michael me ha parecido un personaje con bastante carácter. Creo que durante toda la novela se nos muestra como un noble −no deja de ser hijo de duque− bastante alejado de las normas sociales y de lo que se supone que un hombre de su condición puede o no puede hacer.
En ese sentido me parece una figura que, aunque no atípica, no es del todo usual. Michael es médico y ejerce su profesión. Ya en la universidad, cuando se suponía que debía dejarse llevar por placeres y diversiones, su afán por aprender y conseguir su meta le acarreó no pocos problemas con sus compañeros. Y ahora, en la actualidad, gracias a los fondos que le ha dispuesto su hermano, es el responsable de un hospital para pobres. La sociedad es permisiva con su comportamiento, en primer lugar, por su condición de hermano del duque de Marwick, hombre de gran influencia y, también, por su carácter jovial y libertino que resulta en todo momento encantador.
Liza, tampoco es la dulce damisela. Es una mujer ya madura para la época. A través de su personaje se puede intuir una breve crítica a las costumbres sociales de la época y el papel de la mujer. Muchas serían las jovencitas que cumpliendo con los deseos paternos irían contentas y enamoradas al matrimonio para encontrarse, de pronto, con una cruda realidad. Para ser, después juzgadas si ya viudas no se mantenían con decoro encerradas en casa. Liza, después de quedar viuda, sigue persiguiendo ese sueño de encontrar el amor. Parece que la vida no hace más que darle la espalda.
En mi opinión, Liza es el punto fuerte de la novela. Es una protagonista que me ha parecido muy real y la capacidad que ha tenido Meredith Duran para combinar esa fortaleza y, al mismo tiempo, vulnerabilidad, me ha gustado mucho. Una mujer fuerte y decidida, aparentemente liviana, pero que siente una gran responsabilidad por las personas que están a su cargo y hará lo impensable por garantizar su bienestar. Una mujer independiente que combina una determinación férrea con pequeños vicios que no puede controlar y en los que se esconde para poder superar el día a día.
En esta novela, Meredith Duran, nos vuelve a alejar de la vida de fiestas y bailes de Londres, llevándonos a una pequeña población de Cornualles.
En el fondo la historia es sencilla, narrándonos pequeños detalles del día a día en un pueblo en que prácticamente no pasa nada; y es gracias a la capacidad que tiene la autora para plasmar la relación entre ambos que me he mantenido atenta a la lectura. Tiene algunos detalles bastante predecibles, pero me ha gustado esa batalla lenta en la que los dos luchan con ironía y mordacidad. Me gustan ese tipo de situaciones en los que ambos se miden las fuerzas aun sabiendo que es inevitable que los dos pierdan o los dos ganen. El deseo y la atracción están siempre latentes, aun cuando no abundan las escenas subidas de tono como en otras novelas. El erotismo tiene un gran protagonismo, pues aunque luchan contra ello, ninguno de los dos puede negar esa gran atracción. Una grata sorpresa. Siempre digo que muchas veces, los pequeños detalles, gestos, imaginación pueden ser mucho más eróticos que una escena explícita.
Dejando de lado que estamos a dos personajes no muy asiduos, la trama no es nada original, de hecho, como he comentado, desde un principio se adivina el guión general de la historia pero, aun así, me ha resultado interesante asistir a la forma en la que los protagonistas iban afrontado los problemas; esa naturalidad, fuera de toda moral, y la resignación con la que aceptan su situación. Una situación que se complica con la aparición de secundarios que dan cierta agilidad y que provocan un cambio en su relación.
En mi opinión, es una novela de personajes. Me ha dado la sensación de que la autora da prioridad a sus sentimientos y su evolución, la complejidad de un hombre y una mujer que se esconden tras lo que la sociedad opina de ellos, a la que tan solo muestran lo que quieren, frente a una trama más complicada. Ambos parten de una situación insostenible en la que se han visto envueltos sin ninguna responsabilidad y, deciden vivir un momento de locura antes de afrontar sus obligaciones.
Otros son los personajes que me han llamado la atención, de los que la autora hace uso para alargarse un poco en esa pequeña crítica social. Destacaré entre todos ellos, el hermano de Michael, Alastair. La palabra Duque ya hace que sea un personaje que me interese, pero su carácter huraño y algo desquiciado le dan un toque de lo más atrayente. En esta novela también hemos conocido a la protagonista de la siguiente entrega, que se adivina como una protagonista a la altura de Alastair, Olivia Mather, y, que por ahora, es el punto de unión entre la precuela, Pérfido corazón; este, Aquel verano y Engáñame otra vez, próxima entrega que estoy deseando leer.
Como curiosidad, y para las que hayáis leído las anteriores novelas de la autora, comentaré que tienen una breve aparición James y Lydia, protagonistas de Marcado por tus caricias.
En su conjunto, Aquel verano es una novela que me ha gustado bastante, muy entretenida, más por la complejidad de sus personajes que por una trama innovadora. Meredith Duran tiene un estilo que me gusta, sencillo y sin precipitación capaz de construir una buena historia que te hace pasar un grato muy agradable. Sin duda la recomiendo.