Sinopsis
Tras la muerte de su mujer Kaiet decide regresar, junto a su pequeño hijo, a la casa de su padre en Bermeo, después de diecisiete años de ausencia. Desde el primer instante se siente extraño, en un lugar al que ya no pertenece. Pero si su futuro se le presenta oscuro, retomar el pasado que dejó a medias tampoco le será fácil. Deberá resolver todo lo que quedó pendiente con su precipitada marcha, explicar muchos de sus actos, enfrentarse a sus dudas, sus temores y sus prejuicios... y perdonar. Aunque lo que no imagina es que durante ese proceso se reencontrará con la dulce Maddi y que junto a ella la vida tratará de darle una segunda oportunidad. ¿La dejará escapar de nuevo?
Días de lluvia es un relato en el que el orgullo del protagonista, el amor que siente por su hijo y por su esposa que ha perdido marcaran todo el rumbo de la historia.
Opinión personal
A pesar de que la novela contemporánea no es mi subgénero favorito, Ángeles Ibirika es una de las autoras imprescindibles en mi estantería.
Desde que leí "Entre sueños", para mí una auténtica joya, no puedo resistirme a ninguna de sus historias. Lógicamente, algunas me han gustado más que otras, como cualquier lectora tengo preferencia por algunos argumentos o algunos personajes tópicos que me atraen más. Pero sin dudar puedo afirmar que, independientemente de lo que me cuente, me encanta cómo me lo cuenta Ángeles Ibirika. Ella es capaz de hacerme sentir. Unas veces me provoca rabia, otras ternura; ahora río, ahora padezco… Pero cuando me meto entre las páginas de sus libros, siempre sueño.
En mi opinión, "Días de lluvia" no es tan solo una novela romántica.
He de admitir que para disfrutar plenamente de la historia primero tuve que dejar de lado muchas de las bases que, a nivel particular, me gusta encontrar en las historias románticas que leo. Sobre todo con Kaiet, que no es el ideal masculino que desde el principio se gana mi corazón, y con el que me ha costado congeniar.
Ese hombre, protagonista indiscutible de la historia, es el eje central alrededor del cual giran otros muchos personajes. Entre todos componen un relato algo más complejo de lo que me esperaba y, a través de ellos, la autora nos habla de muchas clases de sentimientos. El amor: de un padre, de un hijo, de un amigo; el dolor, el rencor, el perdón…
En un momento en el que siente que su vida se ha roto, tras la muerte de su esposa en un accidente de tráfico, Kaiet decide volver al pueblo que le vio nacer, y que también le vio marchar diecisiete años atrás.
Tenía centrada su vida en el trabajo pero parece que al desaparecer Raquel, su mujer, se siente totalmente perdido. Queda sumido entre el dolor de la pérdida y la impotencia.
El amor que siente por su hijo Iker, de siete años, o quizás la incapacidad de superar esta situación solo, hace que sacrifique el orgullo y el rencor que le ha mantenido alejado de Bermeo.
Y junto a Kaiet e Iker, Ángeles Ibirika nos trasportará a esa pequeña villa de la costa vasca.
La ambientación del libro me ha resultado impecable: las sencillas costumbres de un pueblo pesquero, la descripción del duro trabajo, la sosegada vida de sus habitantes, y esas deliciosas leyendas pesqueras que Gabino le cuenta a Iker. O esa camaradería que se esconde tras la verdadera amistad, que no entiende de tiempo ni de abandono, ni de rencores.
Son muchos los personajes secundarios que enriquecen la historia. Y todos ellos importantes y entrañables: Gabino, el aitite, Amara, la hermana y tía, Pintxo, el leal Golden retriever o, incluso, Julen.
Algunos de ellos han sido clave en el pasado de Kaiet y, poco a poco, la autora nos irá desvelando algunas de las puertas que, al marcharse del pueblo tan repentinamente, dejó abiertas y ahora deberá cerrar.
En ese sentido no puedo negar la necesidad de saber, de saber más, de saber cómo y por qué. Eso ha hecho que, a partir del primer tercio del libro, no pudiera esperar a pasar página tras página en busca de esas razones que la escritora no terminaba de desvelar… Una delicia de puro sufrimiento.
El personaje que más me ha gustado ha sido Maddi, quien en algunos momentos roba el protagonismo a Kaiet. Maddi será la sanadora, la conciencia y el perdón. Imposible no admirar a esa mujer. Ese amor callado que, ante su propia sorpresa, le está durando toda la vida.
Maddi es el amor desinteresado, la mujer que es capaz de abrazar el dolor si con eso hace un bien al ser amado. Es la paciencia. De sus labios brotan frases que me han roto el corazón y me han despertado pura admiración. Palabras sencillas y directas que la autora pone en su boca, y que muestran grandes verdades.
Una mujer dulce y tierna pero, a la vez, orgullosa, independiente, decidida y terca.
Puede haber amor después del amor y en "Días de lluvia" veremos como vuelve a brotar lentamente de nuevo tras el sufrimiento. Asistimos, poco a poco, a la superación de los miedos de Kaiet a medida que el personaje va evolucionando. Sus conflictos, sus grandes errores, esas equivocaciones que hacen daño a los que quiere y sus propios desvelos. Una fuerte lucha de superación, de supervivencia en la que él mismo será su gran enemigo.
"Días de lluvia" es una historia pausada y muy cotidiana, una novela que me ha conmovido a pesar de que al empezarla pensé que no iba a ser capaz de conectar con el protagonista. Nos muestra a unos personajes terriblemente humanos y una historia explicada con puro sentimiento.
No soy nada objetiva con esta autora. Me encanta.
El título y la portada, preciosos.
Un besote