Hay dos clases de personas en el mundo: las que miran antes de saltar y las que saltan sin mirar. Yo siempre he sido de las que miran bien; de las que planifican, siempre cautelosa. Hasta que conocí a Drew Evans. Era tan convincente, tan seguro de sí mismo, que saltar con él resultaba fácil. 

¿Pensabas que Drew y yo cabalgaríamos hacia el atardecer y viviríamos felices para siempre? Yo también. Sin embargo, la vida depende de las decisiones que se toman, y Drew ya había tomado la suya. De hecho, había tratado de decidir por los dos…, pero ese no es mi estilo. Por eso hice un alto en el camino y regresé a Greenville, para pasar tiempo a solas.

No siempre es fácil cambiar las viejas costumbres, y para ello a veces hay que volver a los orígenes antes de poder seguir avanzando en la vida.

CRÍTICA

Es el segundo libro de la trilogía «Enredados» y, si con el primer libro vimos una parte más sexual y divertida de la conquista, con «Más enredos» nos encontramos la parte más intima y la superación de los problemas.

Ha sido un acierto cómo la autora ha utilizado a los propios protagonistas para darle más énfasis a las dos caras de la moneda en las relaciones. En el primer libro es Drew quien nos lo muestra, en éste es Kate quien nos lleva a través de los días de la separación.

Es posible que si lees este libro por separado, algo que no recomiendo en absoluto, no veas el romance. La historia que vemos en este libro es toda la separación, el momento en que todo se rompe −y odiamos a Drew con todo nuestro ser−, cuando todo se aclara y empieza la reconciliación y, finalmente, cuando vuelven a estar juntos. No existen los momentos románticos o sexuales que vivimos en «Enredos», pero eso no le quita su encanto al libro.

Por lo que comento en el párrafo anterior, creo que la autora ha querido separar la historia de Drew y Kate en las etapas más destacables de su relación, ya que entre los dos libros pasan unos dos años, donde la relación es normal y se disfrutan el uno al otro.

De los personajes es a Kate a quien más vemos, es ella quien nos cuenta la historia en el «sofá» a nuestro lado, como una amiga. Se nos muestra una Kate que en el primer libro podemos vislumbrar a través de los ojos de Drew y que en este momento no nos defrauda. Me ha gustado mucho la evolución que le ha dado la autora, pensé que al final me iba a defraudar, perdonando sin ninguna duda a Drew, pero el enfoque que le da, cómo propone la solución y nos explica el por qué ella da el paso de regresar a su lado, lo he visto tan natural y plausible que ha hecho de Kate la protagonista total de la pareja. Existen un par de momentos en el libro que son verdaderamente duros y sufrimos tanto como Kate, junto a ella.

Posiblemente Drew en este libro queda como el malo, algo que pensé durante la mitad del libro, pero también él da ese paso que necesita su personaje. Sigue siendo el mujeriego enamorado del primer libro, pero empieza a comprender lo que es tener una pareja y saber que ella lo es todo en su mundo.

Lo que quizás me ha parecido escaso, es breve el libro, es el final. Me hubiese gustado tener más parte de Kate cuando decide perdonar a Drew, seguir con ella como narradora y ver cómo evoluciona con él dentro de la pareja y, por otra parte, consigo misma, que es esta parte la que hace a Kate un personaje fuerte. Nos deja ver detalles en el epílogo, pero es Drew quien toma las riendas, no es Kate la que nos explica cómo se siente y cómo acepta su nueva vida, como ha ocurrido durante todo el libro.

La nota que le doy es un 8, al igual que a su predecesor. Perdemos la frescura que nos da Drew en «Enredos»; pero ganamos la intimidad de Kate, la superación de una mujer fuerte que se encuentra sola y debe luchar por lo que realmente quiere.