Saga una novia para siete ocho hermanos — Abby Blake

Hay libros que, por el motivo que sea, permanecen en nuestra memoria mucho tiempo; libros que nos cuentan historias maravillosas, capaces de hacernos reír, llorar o emocionarnos; libros que nos hablan de personajes únicos, que nos relatan aventuras que nos transportan a otros mundos y nos hacen soñar; libros con una prosa maravillosa, con un dominio de la técnica y del lenguaje tan estremecedor que sólo puedes maravillarte al pasar tus ávidos ojos por sus líneas.

Y luego hay libros muy malos.

Nadie tiene en sus manos la clave que convierte un libro en algo único e inolvidable, y demos gracias a los dioses por ello. Ésa es, en gran parte, la magia de la literatura: un puñado de líneas en blanco y negro pueden ser una obra maestra para una persona y, para otra, no significar nada. Y ambas tendrán razón.

Una vez asumido esto, una vez aceptado que la magia existe y cada cual la encuentra donde puede, es más fácil entender que, a veces, algo destinado a ser muy malo puede convertirse en un objeto de culto. Las que sois tan frikis como yo lo entenderéis a la primera: ¿quién no ha visto veinte veces una película malísima porque, de tan mala que es, ya es buena?

La saga de Mikayla y sus hombres no pasará jamás a la historia de la literatura; nunca se escribirán sesudos estudios sobre sus recursos literarios, ni importantes profesores darán clases magistrales desentrañando sus misterios.

Muy cierto. ¿Y qué?

Yo puedo decir, con la mano en el corazón —sí, ése que me acusan de no tener—, que jamás en mi vida me había divertido tanto con una saga, y mucho menos con una saga de seis libros.

¿La historia es absurda? Por descontado, es lo más surrealista y alucinógeno que me he echado a la cara. ¿Tiene más fallos de raccord que una peli de romanos patrocinada por Lotus? Pues sí. Más, incluso. ¿Hay tanto sexo que le quitaría el apetito a un adicto impenitente? Sin ninguna duda. ¿La prosa es repetitiva y se lee en diagonal? Bueno, sí, pero teniendo en cuenta todo lo demás, yo apuntaría eso en la columna de las ventajas.

Todo lo que he dicho es cierto, sí, pero no importa. Aun así, no importa. Lo que importa es que he visto cómo un montón de gente que se dedica, por pura diversión, a leer libros que, a priori, ya parecen malísimos los olvida a los dos minutos y, sin embargo, sigue recordando a Mikayla.

Lo que importa es que todas las que leímos la saga, por mucho tiempo que haga de eso, seguimos sabiendo que «Jessie Evans» es un insulto y de los gordos; que sabemos que Mikayla, además de ser un portento de resistencia y flexibilidad, duerme muchísimo, pica verduras como una profesional y tiene un mal genio terrible; aunque olvidamos los nombres de los protagonistas de novelas que nos han entusiasmado, podemos citar de carrerilla los ocho nombres de los maridos de nuestra heroína, con sus gustos, preferencias y manías; recordamos que Lachlan y Brock son los Dom, y que, de ellos, Lachlan es el más tolerante y Brock el de la voz de Darth Vader; sabemos que los gemelos, Ryan y Ty, siempre comparten a sus mujeres y son unos graciosillos intolerables; no nos olvidamos que John prefiere los dulces labios de su esposa, ni de que Peter es tímido y controlado… al menos hasta que Mikayla se apoya sobre sus manos y sus rodillas; adoramos el «modo héroe» del que hace gala Bryce, nuestro cojito, un modo que también comparte con su hermano Lachlan; y sabemos que Matt, el querido Matt, que rescató a Mikayla en el planeta helado, siempre quiere estar al mando.

Tampoco hemos olvidado las tramas. En nuestra memoria todavía está muy presente ese planeta en que la violación era legal, pero el embarazo no; no nos olvidamos del aborto espontáneo de Mikayla y  de lo que sufrimos con ella, pero que tuvo, por otra parte, la ventaja de traernos a Bryce; no se nos va de la cabeza la trama del ratón llorón, que, a pesar de lo surrealista que pudiera parecernos en su momento, resultó estar perfectamente documentada y avalada por estudios científicos. Y cómo olvidar el juicio de Jessie Evans, en que nuestra Mikayla tuvo que dar la cara para defender a sus hombres, o el planeta con el nombre lleno de consonantes y números en el que los poliamorosos maltrataban a sus mujeres y comían serpiente burbuja.

Que esa es otra cosa de nuestra Mikayla. ¡Qué imaginación! ¡Qué creatividad! ¿Que encuentran un ratón que llora? Pues le llama Ratón Llorón. ¿Que la serpiente parece un plástico de embalar de esos que no puedes dejar de apretar? Pues le llama Serpiente Burbuja. ¿Que el planeta es frío? Pues Planeta Helado. ¿Qué está lleno de densas selvas? Pues Planeta Selva. ¿Se puede ser más lógico y más creativo? No.

¿De cuántas sagas podéis decir eso? ¿De cuántas sagas recordáis el  nombre de todos los protagonistas y gran parte de los secundarios? Y, lo que es más, ¿de cuántas podéis dar tantos detalles como os acabo de dar? Pocas, ¿verdad? Claro, porque a pesar de lo que el sentido común pueda dictar, Abby Blake ha conseguido crear ocho personajes perfectamente bien diferenciados, con su personalidad, su forma de hablar y de expresarse, perfectamente bien descritos y construidos. No nos imaginamos a Lachlan comportándose como John, ni al tímido Peter poniendo voz de Darth Vader, ni a Matt agarrando una pistola como Bryce. Y, por suerte, no nos imaginamos a ninguno de los anteriores siendo tan peñazo como los gemelos. ¿Veis? Personajes bien construidos y bien diferenciados.

Sí, es cierto, las tramas son demasiado breves y se resuelven en un chasquear de dedos, pero ¿en serio importa? Si la trama sólo es esa cosa intangible que hila las escenas de orgías poliamorosas. Porque sí, lo que hay entre Mikayla y sus hombres es Amor. Así, con sus mayúsculas y todo. Se pasan el día en la cama, pero lo hacen porque se quieren, puñeta, que me emociono y todo. Y sus hombres son protectores y auténticos alfas, pero la respetan y la dejan ser ella misma. Viven por y para ella. Qué bonito, leche...

Mikayla nos ha enseñado que el amor no es sólo cosa de dos, sino también de nueve. Mikayla nos ha ayudado a entender que no tenemos límites, que no somos frágiles, que nuestros cuerpos son mucho más y soportan mucho más de lo que pensamos. Mikayla nos ha demostrado que podemos controlar y tener pendiente de nuestros caprichos ya no sólo a un hombre, sino a muchos.

Mikayla y sus hombres estarán para siempre en nuestra memoria, porque ningún libro después de esta saga ha conseguido convencernos como ella.

Por eso, no me cuesta nada repetir con orgullo, una vez más, el mantra del Lado Oscuro:

«No hay más diosa que Abby Blake, Mikayla es su profeta y adoramos a tres de sus ocho apóstoles».

Y recordad, chicas: en el Lado Oscuro tenemos galletas y a los hombres más turbadores.

   Simplemente perfecta

    «No hay más diosa que Abby Blake, Mikayla es su profeta y adoramos a tres de sus ocho apóstoles»

No sé cómo son los libros, sólo leer el título ya me da vértigo, ni los personajes ni los argumentos (si es que puede haber argumento en una erótica), no he leído nada de nada de esta mujer y su serie, y visto lo visto no creo que lo haga, he quedado bastante saturada. No sé si Mikayla se merece un monumento por sobrevivir con siete, ocho o nueve hombres o darle dos tortas, porque si uno ya nos quita el sueño imaginaos nueve    Pero sin ninguna duda y por encima de todo me quedo con tu pedazo de crítica DeDanna. Que me ha encantado y me he reido mucho. 
Muy buena  

     

Buena crítica      

a mí también me has sacado unas risas    

Y digo yo.. no hay erótica normal     ...

       

Un besote

            Pero qué fuerte!!!!       


Que sepas que he alucinado mogollón con las tramas que comentas...... pero parecen divertidas!!!!      . En serio, qué fuerte!!          

Pues si te soy sincera me están picando los libros        El problema es que los libros eróticos me suelen rallar con tanta escena de sexo y ya veo que ahí abundan. Pero oye, soy buena en la lectura diagonal    

         Pues venga, va..... que en el mes de Enero no tengo nada para leer      . Ya te comentaré si llego a terminar el primero o lo he dejado en el segundo capítulo    

        

    Chicas, preparad las galletas. Maec va de cabeza al Lado Oscuro

              

No quiero ser hereje...    pero, por qué solo adoramos a 3 de los 8 apóstoles? adorar más nos sobrepasaría?  

     

       Aysss Melliza, lo que me he podido reir con la crítica               , de momento yo no paso por el agujero           

SALUDOS  

DeDanna escribió:

Y tranqui, que a tu MPM y mi gemela le mando yo mañana un whats contándole las novedades  Seguro que quiere decirle algo a Maec antes de que la perdamos para siempre

Esto no es muy buen augurio, ¿eh?