Sinopsis:

Carlos de Maqueda y Suelves, marqués de Abejo, es en apariencia, un aristócrata al que solo le importan sus bienes. A nadie se le ocurriría relacionarlo con el asaltante y revolucionario que trae de cabeza al inescrupuloso juez de Burgo de Osma.

Michelle de Clermont, consigue escapar de los esbirros de Robespierre, salvando milagrosamente la vida y afincándose en España, donde tendrá que debatirse entre la fascinación por un forajido y la atracción hacia un aristócrata, sin saber que se trata del mismo hombre.

Valoración:

“Lobo” es una novela independiente donde, además de romance, la autora recrea un momento histórico decisivo de finales del siglo XVIII, el reinado de Carlos IV, a través de personajes históricos que interaccionan con unos personajes ficticios que bien podrían haber existido.

Lobo es el seudónimo con el que se conoce a Carlos de Maqueda, un noble español que, cansado de las injusticias que ve a su alrededor, toma el nombre de Lobo para hacer justicia.

Como en una auténtica novela de aventuras, se narran las peripecias de este personaje, un auténtico bandolero, un Robin Hood que roba a los ricos para dárselo a los más desfavorecidos que han sido despojados injustamente de sus bienes y que incluso llegan a ser encarcelados por un juez despótico al que Carlos se enfrenta.

Michelle es una joven francesa que ha crecido rodeada de lujos y que ha visto como su vida da un giro radical tras la Revolución Francesa que la obliga a exiliarse en España. La casualidad hace que sea sobrina del mismo juez con el que tanto empeño Carlos se enfrenta.

Carlos no duda en exponerse al peligro como Lobo y, salvando el hecho de la dificultad que entraña presentarse con diferentes personalidades ante las mismas personas sin ser reconocido, que es, quizás, lo más difícil de creer de la historia, lo demás está bastante conseguido.

La novela sumerge al lector en una historia entretenida, en algunos momentos divertida y en otros con bastante acción e imprevisible. Me ha hecho pasar un buen rato de lectura y, si bien me ha recordado a otras lecturas similares, la ambientación y la manera de narrar de Nieves Hidalgo le dan un toque diferente y original que hace disfrutar de una lectura con la que pasar un par de tardes.

El modo de vivir de los bandoleros y la organización política por la que se rigen las normas y se imparte justicia en ese momento quedan fielmente reflejados en la novela que, con tintes aventureros, muestra la dureza de la época y el poder que el gobernador de una región tiene sobre el pueblo.

En cuanto a sus personajes, al comenzar la novela se hace hincapié en el primer matrimonio de Carlos, del que salió muy mal parado y que indirectamente lo lleva a ser el bandolero en el que se convierte. Pero si bien me dio la impresión de que este asunto iba a ser obstáculo para la relación entre él y Michelle, pronto queda en el olvido y las objeciones que Carlos pudiera tener a enamorarse pierden importancia ante alguien como Michelle.

Ella, aunque criada en un ambiente noble y rico, comparte con Carlos la bondad y las ganas de ayudar a los demás, lo que hace que formen una buena pareja. Al menos con esa parte de Carlos que él tanto esconde, porque durante casi todo el libro oculta su verdadero yo bajo la fachada de un noble pomposo.

Este engaño, aunque se mantiene durante gran parte de la historia, es lo más irreal y a la vez lo que da más intriga y propicia que se desarrolle toda la trama, que tiene de todo: secuestros, asaltos y robos, rescates, intentos de asesinato, algunas pequeñas intrigas políticas. Y unos secundarios que, aunque no se profundiza en sus personajes demasiado, intervienen en los momentos justos para darle un mayor interés a la novela.

Los personajes se caracterizan por ser extremistas en su caracterización, el bueno es muy bueno y el malo muy malo. Lo que me ha recordado al típico argumento de las series y películas de bandoleros y hace que, aun encontrándote con lo que se espera de la novela, entretenga y haga pasar un buen rato.