El diario de la duquesa – Jillian Hunter
Sinopsis:
Como directora de la Academia Scarfield para jóvenes, la señorita Charlotte Boscastle transmite a sus alumnas lo importante que es mantener una buena reputación y evitar cualquier asomo de escándalo. Por eso cae presa del más feroz de los pánicos cuando, justo después de la fiesta de graduación, su diario secreto desaparece.
Charlotte ha volcado en su diario sus más atrevidas fantasías, en especial relacionadas con Gideon, duque de Wynfield. Como si esto fuera poco, resulta que el tórrido diario ha ido a parar a manos del propio duque quien, aunque bastante interesado en las ideas de Charlotte, es todo un caballero y ha decidido devolvérselo.
Pero cuando un ladrón se hace con el diario, tanto Gideon como Charlotte se ven envueltos en una espiral de escándalos y malentendidos que sólo el matrimonio puede aplacar.
Opinión personal
«El diario de la duquesa» es el tercero de la saga placeres nupciales. Para mí ha sido el primer contacto con esta autora y me ha resultado una lectura entretenida. Tiene una forma de escribir muy ágil y amena, que hace que prácticamente la historia se lea sola, con un fondo que, en general, resulta divertido. Ha sido después, al empezar a escribir estas líneas, cuando le he encontrado peros a la historia que en su conjunto me ha resultado floja y, a medida que he ido analizando el tema, cada vez le he encontrado más puntos flojos a los que no he podido encontrarle la lógica. Así que lo único que he sacado en claro es que tengo que leer algo más de Jillian Hunter.
La novela tiene un comienzo realmente prometedor. Ya de por sí, la sinopsis captó mi interés. Me gusta mucho la combinación de directora de academia y libertino, ya que son unos personajes, que aunque tópicos, me suelen aportar historias que me resultan bastante divertidas. Y es lo que me ha pasado con ésta.
Charlotte Boscastle, como buena directora de academia de señoritas, transmite esa imagen de rectitud, responsabilidad y frialdad que ha de tener toda directora que se precie para poder inculcar ciertos valores a sus alumnas. Nada más lejos de la realidad, porque es como si nos tuviera a todos engañados. Tras esa apariencia seria y estirada se esconde una fuerte pasión que no consigue refrenar y que plasma en su diario. Es para ella, una vía de escape al aburrimiento diario y una forma de expresar sus sueños.
Estando en una edad casadera, no siente ningún deseo de entrar en el mercado matrimonial ya que, totalmente en secreto, e inexplicablemente para mí, desde hace algún tiempo, está enamorada de Gideon, duque de Wynfield, y es consciente de que ese hombre está fuera de su alcance.
Gideon es un personaje que me prometía mucho pero se quedó en promesa. En particular, me encantan los duques estirados, pero a simple vista, lo único destacable ha sido su buen físico, que es lo que parece ser que conquistó a nuestra heroína, y rápidamente, ha dejado de ser un duque estirado. Todavía joven, es ya viudo, y ahora se dedica a disfrutar de su condición y aún sabiendo que necesita un heredero para su ducado, no tiene planeado casarse a corto plazo.
No se había fijado en Charlotte, hasta que por avatares del destino, cae en su poder un diario en el que encuentra su nombre y eso le hace cambiar totalmente la imagen que de esta joven se había hecho. Un ejemplo inequívoco de que la belleza está en los ojos que miran, porque aún estoy intentando sobreponerme del brusco giro con que la autora me sorprendió en ese sentido.
Junto a los protagonistas encontraremos un repertorio de personajes secundarios. La mayoría de la familia Boscastle, saga de la que solo y, si no estoy equivocada, se han publicado los tres primeros. A mí tantos personajes me han dificultado la lectura; por un lado, me lío cuando aparecen tantos personajes que desconozco, en realidad, soy muy mala con los nombres; y si, además, se da por sobreentendido que los conozco, la cosa empeora. Pero esto es algo muy personal, ya que es usual que me alegre de encontrarme con los protagonistas de las publicaciones anteriores. Pero en esta ocasión, me ha resultado complicado que su aparición no se me rompiera el hilo de la trama.
Por otra parte, en mi opinión, los protagonistas están bastante desaprovechados, al combinar tantos personajes se resta espacio para que la autora desarrolle más a los protagonistas, que al final, quedan bastante difuminados. Apenas los conocemos, sus actuaciones resultan, en algunas ocasiones, un poco incoherentes con la época y, además, la evolución en sus sentimientos se muestra de una forma demasiado repentina y brusca. Todavía sigo preguntándome dónde, cómo y cuándo.
En general, la historia resulta un poco absurda, algo que puede resultar gracioso, y está plagada de algunas escenas rocambolescas. No sé bien cual ha sido la intención de la autora, dado que, a mí, sí que en algunos momentos me han parecido divertidas pero, en cambio, en otros me han dejado demasiado sorprendida. Con menos puntos sin aclarar, la autora hubiera conseguido una mejor historia, que va perdiendo fuerza a medida que vas pasando las hojas, sigues sin conocer a los personajes y la trama va desarrollándose con poca lógica.
Pese a todo, y aunque pueda parecer lo contrario, he de decir que me ha resultado una lectura entretenida. Es una historia grata, no puedo decir que sencilla, y sin grandes pretensiones más que hacer pasar un rato agradable al lector y eso lo consigue. Es una novela que me ha empezado gustando mucho, pero ha ido flojeando y al final se ha quedado en amena.