La perfecta vida de Alexandra McCord había comenzado a derrumbarse desde que se había encontrado con el cadáver de una mujer y el paraíso de Moon Bay se había convertido en una pesadilla. Todas las pruebas que encontraba parecían apuntar como culpable a algún habitante de la isla... y a ella como la siguiente víctima.

Pero ¿quién podía ser el asesino? ¿Y por qué David Denhem, su exmarido, a quien llevaba más de un año sin ver, había elegido precisamente aquel momento para volver a aparecer en su vida?

No se puede escribir una novela de suspense romántico en menos páginas. Es una historia sencilla, tanto en lo referente al romance como al suspense, pero está bastante bien para ser una novela que no llega a las doscientas cincuenta páginas.

Uno de los elementos que ayuda a crear ese clima de entorno cerrado, tan propicio para el suspense, es la isla: un lugar paradisíaco que puede convertirse en todo lo contrario con la combinación de los elementos naturales y la maldad humana.

Y así queda claro en el prólogo, donde se narra un fragmento del momento culminante de la historia antes de trasladar la acción al principio. El momento en el que empieza todo.

Tiene un aire a historia clásica de suspense, estilo Agatha Christie, por ejemplo, con varios sospechosos reunidos en un lugar y un crimen por resolver, pero sin ninguna señorita Marple de por medio. Por suerte, porque nunca he soportado a esa repelente mujer.

Así, los personajes secundarios están perfilados como sospechosos en potencia, cualquiera de ellos tiene razones para poder ser el criminal oculto.

Sí están algo más definidos los protagonistas, que ya tienen una historia pasada en común y eso ayuda a dar más agilidad al desarrollo del romance que hay entre ellos.

Alexandra se encuentra, sin darse cuenta, en el punto de mira de un posible asesino al ver algo que no debía presenciar ningún testigo. Y es una protagonista que tiene sus momentos de exasperación porque, durante gran parte de la historia, no he entendido su forma de actuar. Si el sentido común dicta una cosa, ella hace lo contrario. Y también está su comportamiento con David, que es siempre encantador con ella y Alex no siempre es igual de agradable.

Por cierto, que me ha parecido curioso que por su descubrimiento todo el mundo esté preocupado porque corre peligro y dos atractivos hombres la quieran proteger. Pero, en cambio, por la persona que la acompañaba durante ese momento nadie se preocupe. Supongo que ventajas como ésa separan a una protagonista de un simple personaje secundario.

Aunque Alex es el único personaje que está libre de toda sospecha y en peligro, está claro desde el principio que David es inocente. Esta vez, ventajas de ser el protagonista masculino. Aunque la propia Alex a veces dude de él. David es un encanto, casi demasiado perfecto, protector y está perdidamente enamorado de ella.

La historia de amor me ha gustado porque me encantan las historias de reencuentros, aunque en ésta no hay tiempo para centrarse demasiado en el pasado. Ni siquiera se habla de cómo se conocieron o de cómo se enamoraron, y tan sólo se dan unas pinceladas sobre su breve matrimonio; tampoco me ha quedado muy claro cómo llegan a la obvia y evidente reconciliación. Me hubiera gustado que se dedicara algo más de espacio a este aspecto.

En la trama de suspense también me han quedado algunas dudas porque algunos temas se han dejado un poco en el aire.

A pesar de estos detalles, es una historia amena, que se lee del tirón, y con alguna escena divertida. De una historia tan corta no espero mucho más que el entretenimiento que me ha ofrecido.