Sinopsis:

Ningún país está tan lejos como para no visitarlo. Esa es la filosofía de Andrés
 
Hace tres años huyó de su casa, su familia y su país y desde entonces recorre el mundo sin ningún plan excepto su propio antojo. Días de espectáculo y juegos seguidos de noches de diversión y lujuria en las que quema sus recuerdos en pos del olvido.
 
Casi ha conseguido borrar de la memoria a quien no quiere recordar. Hasta que una mañana, tras una noche especialmente descontrolada, recibe una llamada que dará un giro radical a su vida y le obligará a volver a donde no quiere regresar.
 
Opinión personal:
 
Noelia Amarillo nos reencuentra con los vecinos de Montalbán, aquellos personajes de «Ardiente verano» que me enamoraron en su momento. Para mí ha sido lo mejor de la novela, saber de María y Caleb y, por qué no decirlo, de las certeras verdades de Abel.
 
En «Bajo el calor de tu piel» −frase que encontramos al menos cuatro veces en la novela y por eso supongo que de ahí el título− encontramos la historia de tres amigos. Como la misma autora nos comenta al final, es ese el eje principal en torno al cual gira la trama. Son muchos los tipos de  amistad que nos muestra y diferentes las historia que nos regala.

La sinopsis nos habla de Andrés, hijo de María y sobrino de Caleb, punto de unión, junto a otros secundarios de la novela, con la primera novela que leí de Noelia Amarillo; pero he de decir que su historia no es la que más me ha gustado. De entre los tres, el personaje que me ha cautivado desde el principio ha sido Raziel y, aun sabiendo que Noelia ya ha dicho que no tiene intención de escribir más sobre este trío, creo que las historias daban más de sí.
 
El Andrés que he encontrado es un personaje muy diferente a lo que me esperaba, aunque sigue la línea de chico rebelde. Aplaudo el riesgo de Noelia al crear un protagonista, o más bien tres, que se alejan tanto de los prototipos que encontramos en nuestras novelas.

Andrés es un joven que va a la deriva, no por la vida que lleva, tan lejos de la vida que cualquier padre quiere para su hijo, sino porque el desamor del pasado lo tiene perdido entre drogas y sexo sin sentido. Viviendo el día a día, sí, y eso no es malo, pero sí los motivos que lo han llevado a esa situación. Vive autoengañado, pensando que ha elegido vivir así la vida, pero en el fondo siente un profundo miedo a aceptarla tal y como es, alejado de lo que más quiere en el mundo y con su mochila cargada de dolor y rencor.

Lo he visto comportarse en muchos momentos de forma algo egoísta, incluso cruel, y en algunas escenas su actitud me recordaba más a un niño demasiado mimado que patalea al no poder conseguir lo que quiere que al adulto que se supone que ya es. Pero, pese a que ha habido momentos en que no ha sido santo de mi devoción, más bien lo contrario, son rasgos y partes de su carácter que lo hacen mucho más humano. Siempre defiendo que es una de las cualidades de esta autora, crear personajes muy cercanos y cotidianos.

La autora hace muy buen trabajo, logrando una constante avidez por avanzar en la lectura para conseguir, por fin, saber cuál fue el horrible motivo que llevó a Andrés a romper con su mundo, su familia, sus amigos y su forma de vida, y emprender ese viaje. Quizás la alta expectación ha provocado que, una vez sabido, no me haya parecido para tanto y admito que me esperaba algo mucho menos usual, pero supongo que cuando uno es joven las cosas tienen una importancia diferente y con la edad ciertas cosas adquieren un valor diferente.
 
Lua es el toque de humor, en mi opinión, junto a Abel. Una chica independiente y moderna que vive «como le da la gana» sin pasarle cuentas a nadie, pero que sacará las uñas y los dientes si alguien se atreve tan siquiera a hacerle daño a alguno de sus amigos. Es una chica jovial, optimista y sincera, guapa y acostumbrada a embaucar con su físico a todo hombre que quiera. Es un personaje que me ha gustado, me ha parecido el toque de aire fresco de la novela, y sus escenas junto a su pareja me han arrancado más de una sonrisa.
 
Como ya he comentado, en mi opinión y en este caso, el personaje que desde el principio ha acaparado toda mi atención ha sido Raziel. Todo un misterio detrás de esa mirada de ojos grises. En él encontramos un amigo fiel, siempre a la sombra, que se dedica en cuerpo y alma a cuidar de los seres que quiere y en los que ha encontrado su tabla de salvación. Una historia dura, un hombre tierno que se hace querer, porque detrás de esa frialdad aparente te das cuenta de que todo es amor y, en el fondo, tanta fortaleza tan solo esconde una fuerte necesidad de sentirse amado. Escenas tiernas que me han llegado y también, por qué no decirlo, que me han hecho cabrear, ya que creo que su historia merecía más.
 
No quiero extenderme más. Decir que es una lectura que recomiendo, no solo a las fans, como yo, de Noelia Amarillo, sino a las que gustéis de una historia de personajes en la que el día a día se plasma perfectamente, con personajes cercanos y reales.

En mi opinión, se acerca más al estilo de la serie «Amigos del barrio» que al de «Ardiente verano», ya que, aunque la novela no está falta de escenas de contenido erótico, se da mucha más importancia al tema de la amistad y otros sentimientos: celos, amores no correspondidos, aceptaciones personales. Pero, ante todo, la amistad que se nos muestra en la novela entre estos tres personajes tan distintos es muy bonita.

Tampoco faltará un pequeño misterio con que la autora le dará una pequeña intriga a la historia en torno a un pirómano que disfruta jugando y que verá en uno de los protagonistas de la novela a un posible maestro.

Eso sí, lo que no me ha gustado son los epílogos... me pongo a hacer cuentas y me dejan un sabor agridulce.