4 Estrellas. Hacía mucho tiempo que no leía ni disfrutaba de un libro de la Garwood, sobre todo uno de sus libros añejos, y sinceramente, la echaba de menos. Por desgracia no estoy disfrutando de tanto tiempo libre como me gustaría y eso dificulta mis lecturas, tanto si son buenas, como si son malas. A pesar de todo, intentaré ser lo más objetiva posible con este libro.

Sí, el estilo de la Garwood y sus libros me gustan muchísimo, es de las primeras autoras de romance histórico que leí, y su fórmula siempre funciona. Pero admito que donde más me ha gustado la Garwood es en medieval, sobre todo con sus escoceses y sus thrillers contemporáneos. La Garwood en Regencia o Victoriana nunca me ha gustado especialmente, pero “El príncipe encantado” ha sido una novela de aventuras que he disfrutado un montón.

El libro empieza siendo un lío absoluto, un lío que no sabes cuándo han ocurrido las cosas, y te deja algo descolocada, pero rápidamente sabes que la protagonista, Taylor, debe casarse para huir de las crueles garras de su tío Malcolm. Su abuela está en su lecho de muerte, y va a dejarle a Taylor y a sus pequeñas sobrinas, unas gemelas huérfanas que viven en América, toda su fortuna. Así que Taylor necesita desesperadamente un marido, e irse a América para encontrarse con sus sobrinas.

Su abuela planea un rápido enlace con un americano que se encuentra en ése momento en Londres, resolviendo un asunto familiar. De una manera algo apresurada, Taylor se ve casada con Lucas Ross; un hombre del que solo sabe que es el hermano bastardo de su ex prometido, que no quiere, ni necesita una esposa, cuya única misión será llevarla a América a encontrarse con unos familiares.

Todo se complica en dicho viaje; en el barco, Taylor conocerá a Victoria, una joven en serias dificultades y que será una gran amiga para esta. Pero una vez que Taylor y Lucas llegan a Boston, ésta descubre que sus sobrinas, que no llegan ni a los tres años, no están. De esta manera, Taylor embarcará a Lucas sin querer en una aventura por media América para recuperar a sus sobrinas.

Entre los protagonistas poco a poco irá surgiendo el romance. Taylor no tenía pensado enamorarse de su marido, su idea era llegar a Boston y reunirse con sus sobrinas para criarlas, pero en secreto, su idea era llegar a la frontera con ellas, al sitio más alejado posible donde su tío no pudiera encontrarlas, y ése sitio es Redención, la pequeña aldea de Montana, y residencia de Lucas.

En cuanto a Lucas, es cierto que él no quiere ni necesita una esposa, no se ve digno de ello. Sus orígenes no ayudan, y su propio pasado durante la Guerra de Secesión tampoco; ahora es un buen rastreador y se dedica a ello. No puede arrastrar a una bella damisela, que debería cubrirse de joyas y estar en salones de baile, en medio del salvaje oeste americano, donde la vida es dura y difícil. Pero Taylor no cejará en su empeño, ella no es débil y le demostrará a Lucas que puede aguantar lo que le echen encima para sobrevivir.

De modo que el libro será una lucha de voluntades entre los caracteres de los protagonistas. Sin duda sus puntos fuertes son los mismos protagonistas. La historia es tan entretenida como sólo la Garwood sabe crearlas. Para mí, el punto débil que ha tenido es que en algunos puntos me ha resultado algo inverosímil, y no era fácil creerse lo que pasaba, por otro lado, algunas escenas me han resultado algo forzadas y creo que sobraban; en realidad no estamos ante un libro corto.

A pesar de todo es una buena historia, que estoy segurísima gustará a quienes son fans de ésta autora, sobre todo si os gustan las historias de aventuras en medio del siglo XIX y para más inri en el Oeste americano; admito que a mí estas ambientaciones no me van, y tenía el prejuicio de que la Garwood en siglo XIX no me gustaba, pero creo que éste libro me ha hecho reconciliarme con ella, y a lo mejor doy la oportunidad a la última serie suya que me queda por leer: los Clayborne.