Jessica Lindsay es, a sus dieciocho años, una joven indómita y salvaje. Cuando el cazafortunas Stuart Edward llega a ciudad, se dedica a cortejar a la rica y viuda madrastra de Jessica, con quien acaba casándose. Sin embargo, Stuart descubre en la joven atractivos en los que no había reparado, y ella, a su vez, empieza a sentirse atraída por él...

Ésta es una de las novelas antiguas de Karen Robards —ya tiene unos años—, pero ha resultado una sorpresa muy agradable, más si la comparo con los últimos libros que había leído de esta autora. Ahora puedo decir que es la novela de Karen Robards que más me ha gustado hasta el momento, contando su bibliografía completa, no sólo las novelas históricas. Es una historia preciosa, he leído sus casi quinientas páginas en dos días porque su trama ni aburre ni decae. Incluso se me ha hecho corta.

Al principio puede parecer un poco extraña o rebuscada su sinopsis, incluso controvertida, porque no deja de ser la historia de amor entre un padrastro y su hijastra, circunstancia causada por el matrimonio de la madrastra de la protagonista. Pero Jessica y Stuart apenas se llevan diez años, y ya sabemos que en una novela histórica eso no es una diferencia importante.

Pero si se dejan atrás los prejuicios, es una novela que se disfruta mucho. Y yo tenía ganas de leer algo sin tener en cuenta si el desarrollo de la trama es ética o moralmente correcto, si los protagonistas hacen algo que está bien o está mal. Y tampoco me engaño, si la infidelidad —porque a fin y al cabo es eso— es cometida entre los protagonistas no me importa demasiado, especialmente si se trata de una ambientación histórica, siempre que el tema esté bien tratado. Sé que es algo hipócrita, lo reconozco, pero también hablamos de una época en la que Jessica y Stuart se ven atrapados por las circunstancias de la situación.

Jessica vive en la propiedad que había sido de la familia de su madre y ahora tiene que tolerar a su desagradable madrastra, pero tiene a sus animales y a los esclavos de la propiedad, que son su familia. La llegada de un futuro padrastro desmonta su pequeño mundo y ella, ingenuamente, hace lo posible por evitar que esa boda llegue a término, algo que no puede conseguir. Pero es hombre al que en un principio odia, acaba convirtiéndose en un amigo, alguien que se preocupa por ella como sólo lo hace la que ha sido su fiel niñera. Es gracias a Stuart que el patito feo acaba convirtiéndose en un cisne.

Stuart es el personaje que más me ha gustado de la historia. Él sólo quiere adquirir unas tierras para cultivarlas, no le importa cómo hacerlo posible. Cuando ve la oportunidad de conseguirlas por medio del matrimonio no se lo piensa dos veces, pero cree firmemente que todos saldrán ganando, que será bueno para su nueva esposa y para Jessie tenerlo a él en Mimosa. Lo que no imaginaba es que los deseos son peligrosos porque uno puede conseguir lo que desea, y que el amor por Jessie llegaría a ser más grande que sus sueños.

La historia de amor es preciosa, me ha gustado mucho la pareja que forman Jessica y Stuart, cómo pasan de amigos a amantes. Como personajes individuales me quedo con Stuart, un vividor por necesidad que busca su propia fortuna y acaba encontrando algo que no se planteaba. Jessie también me ha gustado pero toma un par de decisiones impulsivas que achaco a la edad. Lo que más me gusta es la evolución de los dos, que sean capaces de renunciar a todo por el otro, sobre todo por parte de Stuart.

El personaje secundario más importante es Celia, la madrastra de Jessie y la esposa de Stuart. Se puede decir que es una celestina indirecta, porque el  odio hacia ella es lo que crea el vínculo y la amistad entre los protagonistas, se sienten unidos gracias a esa cara oculta que no muestra en público y que sólo conocen los habitantes de Mimosa.

Y me han gustado Tudi, la niñera de Jessie, y las tías de Stuart, Flora y Laurel, que aportan un toque de humor a la historia.

El final es un poco rápido, no me hubiera importado que se alargara la historia un par de capítulos más. Pero que no se recree en el sufrimiento de los protagonistas es algo que agradezco, porque habría sido fácil hacerlo.

Es una historia preciosa, con una historia de amor muy bonita y unos protagonistas para recordar. Además me ha gustado que esté ambientada en América.

Es una de esas pequeñas joyas de las autoras románticas de siempre.