Para llegar al puesto de redactora en una editorial, además de profesional y vivir dedicada por entero al periodismo, Victoria ha tenido que ser muy estricta consigo misma y esconder sus encantos tras un elaborado disfraz. Ahora, tras años de duro trabajo y a base de mucho esfuerzo y sacrificio, está a punto de lograr la dirección de la nueva revista Miscelánea. Sin embargo, por imposición de su jefe, tiene que dirigir la publicación con Julio, un conocido millonario con fama de playboy y el tipo de hombre que ella aborrece por encima de todo. Desde el momento en el que se conocen se desata entre ambos una guerra sin cuartel en la que la rivalidad, las discrepancias, las arduas disputas... y la irresistible atracción mutua, van mucho más allá del terreno profesional.

Una comedia romántica ingeniosa, sensual, divertidísima e inolvidable.


Opinión personal:
 
A veces, por casualidades de la vida, terminas leyendo ciertas historias en las que no habías puesto grandes expectativas y que al final resultan una grata sorpresa.

Recordad que estáis ante una lectora de novela histórica a la que la falta de publicaciones de su género favorito la están llevando a otro tipo de lecturas, pero no, no acabo de cogerle el gusto a la novela romántica contemporánea. Cuando leí el argumento, en serio, no hubo nada que llamara de forma especial mi atención, pero por cuestiones que no vienen a cuento, al final he terminado leyéndola. Y la verdad es que me esperaba una lectura entretenida y poco más, pero la he disfrutado bastante.
 
Victoria es una mujer emprendedora, decidida e independiente que ha roto con el pasado de una forma radical. Su vida gira en torno al trabajo, demasiado, y, al moverse en un mundo de hombres, es consciente de que tiene que esforzarse el doble para conseguir lo mismo que ellos. Algo que, mal que nos pese, se aproxima bastante a la realidad. Por ello, cuando le comunican que tendrá que compartir su sueño con un «hijo de papá» ya os podéis imaginar que sintió de todo menos alegría. Es una mujer de carácter, con un físico espectacular y que en su momento se cansó de que la tildaran de rubia mona y no valoraran su profesionalidad. Quizás la he encontrado un poco demasiado arisca y lo que no me han gustado son sus prejuicios, soy consciente de que en muchas ocasiones son inevitables, pero supongo que las circunstancias los provocan todos. De todas formas, hay momentos en los que su actitud me ha resultado un tanto exagerada.
 
Julio es el «hijo de papá» y la autora juega con ese tópico porque, aunque realmente es un hombre acomodado que no necesita trabajar para vivir y al que su padre se empeña en facilitarle las cosas, tampoco se acerca a la idea preconcebida que de él se ha hecho Victoria.

Personalmente, es un personaje que me ha gustado bastante. Me gusta la naturalidad con la que se toma las cosas, sobre todo la paciencia y el humor que no dejan nunca de acompañarle. Me ha resultado bastante equilibrado o, mejor dicho, nada exagerado. Sí, es un hombre que aprovecha su posición y su carisma para disfrutar de la compañía femenina, pero también es un hombre familiar, que lleva toda la vida luchando por conseguir alejarse de las imposiciones paternales.
 
Es un personaje que te cae bien desde el primer momento al ver las ocurrencias que a Victoria para intentar vencerle, y la buena reacción que tiene para afrontar muchos de los problemas hacen que todavía lo aprecies más.
 
Como bien reza la portada, es una comedia romántica y me ha recordado un poco, aunque guardando mucho las distancias, a esas películas de los años sesenta que protagonizaban actores como Rock Hudson y Doris Day. No por los personajes, que no se parecen en nada, pero sí por el eje principal de la historia en la que predominan los malentendidos, las situaciones embarazosas y alguna que otra escena divertida. Porque sí, fuera de que algunas situaciones son algo increíbles, he de admitir que te arrancan más de una sonrisa con esos diálogos a veces tan ácidos por una parte e irónicos por la otra.
 
Pero lo que más me ha gustado de la historia es que no es un flechazo. Estoy realmente harta de todas esas novelas que confunden la atracción física con el amor, esas muchas en las que los protagonistas caen enamorados por un buen físico o una buena escena de cama. Aquí no falta la atracción física, por ambas partes, hay que reconocer que entre los protagonistas hay mucha química, pero se agradece mucho que la autora no se centre tan solo en eso. Una relación en las que se intercambian los papeles y vemos al hombre dispuesto a luchar por lo que quiere conseguir, sin miedo a admitir sus sentimientos, y una protagonista que huye de cualquier tipo de relación seria.
 
La relación entre ellos es una batalla continua, marcada por la actitud de Victoria, que ve más a Julio como un enemigo y una figura amenazante que como el compañero de trabajo que puede llegar a ser, en realidad un apoyo con el que compartir la responsabilidad de llevar una publicación.

El papel de los secundarios es importante, sobre todo para ayudar a la autora a dar vida a esa oficina en la que transcurren muchas de las escenas, y mostrarnos esa otra cara, más real, de Julio.
 
«Miscelánea» está escrita de una forma ágil y sencilla, con un vocabulario coloquial que hace que pases las páginas sin darte cuenta. Sus personajes están bien construidos y no son lo que a primera vista aparentan o muestran, todos esconden algo más y, en su conjunto, resulta una trama fresca, ligera y muy entretenida.

Una lectura que cumplirá todos los requisitos si buscáis una historia divertida con la que pasar una tarde entretenida.