Kattra escribió:

NinaTRC escribió:

Kattra escribió:

NinaTRC escribió:

Kattra escribió:

Qué pretendes decirme con lo del color amarillo???  Dímelo, directamente 

¿Que te diga qué? ¿que no soy moderadora?   pensé que estaba la vista. Usé un recurso verbal ahí, la metáfora, comparé implícitamente la moderación con el color amarillo    

Que no eres moderadora es algo evidente y sabido por todas y eso fue más bien un sarcasmo. Si tienes algo que decirme, dímelo.

A ver, hasta ahí te lo estaba aceptando, pero ¿tengo algo qué hablar contigo? mujer, ni sé quién eres   No tendría nada que decirte y no es irónico. Es la realidad.

Eres tú la que va dejando frases inconlusas por ahí... Cómo si tuvieras algo más que añadir. Si no tienes nada que decirme mejor que mejor. Incluso esta conversación me tiene aburrida ya.

Te respondo sólo porque me ha dado risa esto. No te conozco, no sé quién eres. No me caes ni bien ni mal y no he dejado ninguna frase inconclusa porque sencillamente eres un NN en mi vida No tengo nada que decir en tu contra.

Y si te gustó el libro: felicidades por tu compra. A mí también me gustó     [/quote]

Pues estaba leyendo este tema sobre el uso o no de las figuras retóricas y me he sentido muy identificada.
Veréis, cuando era adolescente, mi forma de escribir era muy barroca: cargadita de metáforas, epítetos, sinestesias... vaya, que si yo hiciera uno de esos test ahora tan de modas sobre qué figura me toca ser, en aquellos años, me hubiera tocado la circunlocución. 


Recuerdo haber leído en clase un análisis de texto de una obra clásica y que el profesor y mis compañeros se quedaran anonadados porque no se enteraban de lo que quería decir. Es que había enterrado tanto el significado bajo todos aquellos recursos literarios que pocos lograron adivinar qué estaba diciendo. Por supuesto, me enfadé y tuve un disgusto porque la clase entera se echó a reír y se burlalon mucho de mí. El profesor luego me fue a buscar y todo para calmar los ánimos. 


El caso es que luego fui a la universidad y allí seguí con ese estilo barroco. Pero llegaron diferentes clases sobre redacción y géneros, y no me quedó más remedio que depurar mi forma de escribir. Recuerdo que un profesor nos dio a leer textos muy pero que muy sencillos y eran fantásticos. Había uno sobre un marinero que estaba a punto de morir. Su barco había naufragado y se había quedado encerrado en la bodega con unos compañeros. Tenían solo unas cerillas para iluminarse en aquella aterradora oscuridad. El marinero describía sin adornos cómo eran esos últimos momentos de vida que compartía con los demás. Era un texto desgarrador, que me abrió los ojos y me hizo entender que un escrito sin figuras literarias puede tener tanta o más fuerza que otro que sí que las tiene.

En definitiva, que a día de hoy, valoro la ausencia y la presencia de figuras en un texto, y lo critico de manera positiva o negativa solo si el texto consigue o no TRANSMITIRME el sentimiento que narra.   Porque, en definitiva, de lo que se trata todo es de transmitir un sentimiento, una imagen o una vivencia.

Sasha escribió:

En definitiva, que a día de hoy, valoro la ausencia y la presencia de figuras en un texto, y lo critico de manera positiva o negativa solo si el texto consigue o no TRANSMITIRME el sentimiento que narra.   Porque, en definitiva, de lo que se trata todo es de transmitir un sentimiento, una imagen o una vivencia.

Totalmente de acuerdo. A veces no es la cantidad ni la frecuencia que haya, si no de cómo se usan . Si el texto "te llega", para mí, cumple su función, ya tenga muchos o pocos