Sinopsis:

Kennedy Moore tardó mucho tiempo en volver a recomponer su vida después de que Reese Spencer la abandonara…, pero finalmente lo consiguió.

Años después, Kennedy es una mujer fuerte e independiente con un solo sueño: bailar en una importante compañía. Por desgracia, para una chica sin dinero ni contactos alcanzar ese objetivo puede resultar casi imposible.

Hasta que vuelve a encontrarse con Reese —ahora propietario de una cadena de clubs nocturnos y yates de recreo—, y él le ofrece una oportunidad que ella no puede rechazar. A cambio de trabajar en uno de sus barcos durante unas semanas, Reese le conseguirá una audición en la compañía de danza en la que quiere bailar.

Lo único que Kennedy tiene que conseguir es trabajar duro y resistirse a Reese, pero cuando descubre que el amor que sentía por él no ha muerto por completo, esto último no resulta tan fácil como debiera.
 
Valoración:

Este libro forma parte de la serie «Pretty» y, aunque es el segundo libro, se podría leer de manera independiente, pero yo no lo aconsejo, porque merece la pena leer antes «Dulces mentiras», donde aparecen algunos secundarios, para disfrutar de todos los detalles de la lectura. Ambos libros se leen muy rápidamente, no son largos y los recomiendo sin dudarlo.
 
En el caso de «Dulces caricias» la historia que nos plantea es la de un reencuentro, una segunda oportunidad donde la casualidad y las circunstancias hacen que Reese y Keene se vuelvan a ver después de más de una década de distanciamiento.
 
Kennedy y Reese se conocieron de niños y tuvieron ese primer amor de juventud siendo adolescentes que, aunque dejó huella en los dos, quedó relegado en el pasado.
 
El libro se divide en capítulos cortos, alternando uno narrado desde el punto de vista de él y otro desde el de ella, lo que hace que podamos ver lo que piensan ambos y da mayor profundidad y mejor perspectiva a la novela.

Gracias a esto es muy fácil que el lector se introduzca en una historia que tiene amor, ternura y erotismo, pero también algunos momentos de tragedia y tristeza. Si bien lo primero es lo que está más presente y lo que al final nos transmite la lectura.

Desde el comienzo la autora hace preguntarse al lector qué pudo pasar para que se distanciaran y, sobre todo, qué le pasó a Kennedy para que le haya afectado tanto como parece dar a entender, pero de una forma velada, sin dar demasiadas pistas hasta el final.
 
Los protagonistas pertenecen a ambientes muy diferentes. Reese es el típico rico, hijo de un magnate del petróleo que ha tenido todo lo que el dinero puede comprar; mientras que Kennedy es la hija adoptiva del jardinero de una propiedad del tío de él. Ambos pasaron muchos veranos juntos en esa propiedad y, siendo niños, para ellos las diferencias sociales no existían. Sin embargo, el padre de Reese lo acaba alejando de ella y acaban perdiendo el contacto al llevar unas vidas muy diferentes.
 
Cuando se reencuentran, Kennedy no puede rechazar la propuesta de Reese y acepta trabajar para él como bailarina en su yate. Esto hace que gran parte de la novela se desarrolle ahí, en medio de un estilo de vida suntuoso y algo frívolo que sorprende a Kennedy, provocando que ambos se vean a diario sin que ella lo pueda evitar y resurjan así de nuevo los sentimientos que creían que habían dejado atrás.

Reese trata de acercarse a ella aprovechando su poder y dinero, es el típico rico guapo que atrae a todas las mujeres allá por dónde va y no acepta un «no» ni en los negocios ni en su vida personal. En algunos momentos resulta algo odioso por ello, ya que con los años se ha convertido en la persona fría y calculadora que nunca quiso ser, lo que le ha producido grandes éxitos empresariales y con las mujeres, a las que usa sin sentir por ellas el más mínimo afecto. Salvo en el caso de Kennedy. Con ella todo es diferente desde el momento en que se vuelven a ver.

Kennedy es una mujer fuerte y luchadora que, conforme se va conociendo su vida, demuestra lo que ha tenido que esforzarse por llegar hasta dónde está, a la que no le han regalado nada y todo ha tenido que ganárselo. Pero, aunque sabe que le conviene alejarse de Reese, no es capaz, por muy malos recuerdos que le traiga. A pesar de saber como es él y con pocas esperanzas de que lo vaya a hacer cambiar.

En el libro, relativamente corto, se ve la evolución de Reese y cómo su amor por Kennedy lo cambia y lo hace ser la persona que él quiere ser, le hace valorar lo que tiene y las riquezas personales, no materiales. Mientras que Kennedy es fiel a sí misma y lo único que logra traspasar su coraza de mujer dura es su amor por Reese.

Es un libro en el que hay mucha tensión sexual entre ellos, las escenas eróticas se producen en los momentos oportunos, cuando deben, pero sin dejar de lado los sentimientos.

«Dulces caricias» es, sin duda, un libro romántico que recomiendo, porque me ha hecho emocionar y sufrir con su lectura, de la que he disfrutado mucho mientras lo he leído y después, ya que no dejan indiferente todas las emociones que trasmite. Me ha mantenido en suspense por querer descubrir los misterios que escondían en su pasado estos dos personajes y, sobre todo, porque me ha dejado con buenas sensaciones después de oprimirme el corazón con esta historia de segundas oportunidades, esperanza y amor.