3 Estrellitas. Éste libro me ha despertado sentimientos encontrados, por un lado me ha gustado mucho, y por otro nada, pero veré cómo puedo ir describiéndolo sin destriparlo.

No es lo primero que leo de Caridad Bernal, y en su momento su estilo me gustó mucho, en éste caso "Estocolmo de noche" no ha sido la excepción, me ha gustado igual. Ha sido un libro muy bien escrito, trabajado e investigado y hace que te sumerjas en Estocolmo, como ambientación de diez.

Ahora vamos a la historia. Blanca Blanes es un desastre en todos los sentidos, una chica que piensa más con el corazón que con la cabeza y a quien nadie toma en serio. Tenía en España su vida solucionada, con el negocio de sus sueños y su novio ideal, hasta que le pilló poniéndole los cuernos y su vida se redujo a nada. Su hermana Violeta, afincada en Suecia le ha pedido que pase una temporada con ella para animarse, y así es como Blanca llegó a Estocolmo sin nada, y acabó encontrándolo todo.

Un día que le apetecía irse de marcha sin convencer a su hermana, encuentra a un vikingo de infarto y lo sigue hasta... ¡una inmobiliaria! Pero no será por ése vikingo por quien beberá los vientos, si no por el hombretón que la está ayudando del hostiazo que se ha dado, y que es ¡calvo! ¿Cuándo un protagonista de novela romántica es calvo? Personalmente no me gustan, pero leerlo en éste libro ha sido un plus muy agradecido.

Éste vikingo calvete que es todo un caballero se trata ni más ni menos que de Einar Lönnberg, un rico y famoso hombre de negocios de Estocolmo, que casualmente necesita en su inmobiliaria a alguien que hable castellano para sellar un trato, y la sonrisa y candidez de ésta chica parecen suficientes para convencer a Einar de que la contrate, y así es como Blanca pasará la entrevista de trabajo más larga de la historia cuando Einar se la lleve de marcha por la noche de Estocolmo para conocerla.

Sí, hasta aquí la novela ha estado muy bien, según pasas los capítulos te va enganchando más, pero hacia la mitad de la novela he empezado a aburrirme y después a cabrearme. A ver, Blanca tiene un sueño, en España abrió un restaurante de comida casera muy típico con su ex-novio que por supuesto se fue al garete. Cuando le cuenta esta historia a Einar, su funden las ideas de ambos y así es como nace el Spanish Cooking, el sueño de ambos como socios.

Parece que hasta ahí fue todo bien, pero cuando he llegado a conocer a Einar, sus secretos y las cosas que se trae entre manos, me ha parecido tan sucio que he desconectado mucho. Lo siento, pero llego a un punto en que leo novela romántica y sé del tipo de hombres que pueden gustarme y de los que no, y Einar ha estado en éste punto. Y no, no es por su gran secreto y debilidad, que siempre puede perdonarse si realmente ha cambiado; si no que hablo del Einar de ahora, me ha parecido tóxico, desconfiado, manipulador y controlador, un hombre de negocios de tomo y lomo al que no se le escapará nada y capaz de llegar al engaño con tal de hacer todo a su conveniencia.

No voy a contar mucho más porque repito que no quiero spoilear más de la cuenta. Sólo que el encanto que han tenido los primeros capítulos, se ha ido evaporando a medida que me sumergía más en la historia. En lo esencial me ha gustado, pero después se me ha hecho algo pesado y denso para tratarse de una novela de harlequin, aunque reconozco que mi veredicto final ha podido deberse a todo lo que Einar ha significado para mí.

Sobre el resto de personajes, diré que he diafrutado mucho con Marisela, que Carmen me ha parecido demasiado castiza (parecía sacada de una novela de Megan Maxwell), que me habría gustado saber más de Annika, y del italiano Andrea.

Y por último sobre el final, tampoco me ha convencido. Pensaba que habría más sentimiento por ambos y me ha parecido todo demasiado inconcluso y agridulce; puede que ésta fuese la intención de la autora, pero yo como lectora de novela romántica hubiese preferido un cliché dulce.

Más o menos esto ha sido todo, el libro merece la pena si sabes a lo que vas y disfrutas de los paisajes del norte de Europa, aunque a mí el romance es lo que me ha fallado, eso y que la segunda mitad del libro me pareciera demasiado grandilocuente como para creérmela, en fin, las cosas así en la vida real no suceden, pero eso no quita para que más adelante no quiera volver a leer más de Caridad Bernal.