A los veinticinco años, la princesa Adrianne lleva una vida que la mayoría de la gente envidiaría. Bella y elegante, emplea los días en organizaciones benéficas y las noches volando, envuelta en glamour, de gala en gala. Pero esta pose de niña rica y consentida no es más que una estratagema, un esfuerzo calculado al milímetro para esconder una peligrosa verdad.

Adrianne ha alimentado durante diez años el deseo de venganza. Cuando era niña, todo lo que vio en casa fue la crueldad que se escondía tras el matrimonio aparentemente ideal de sus padres, el reverso de un cuento de hadas. Ahora, Adrianne tiene el plan perfecto para hacer pagar a su famoso padre. Le arrebatará un objeto que él aprecia por encima de todas las cosas: el Sol y la Luna, un fabuloso collar de precio incalculable.

No obstante, cuando está lista para la venganza, surge en su vida un hombre que parece adivinar hasta su último secreto. Philip Chamberlain es un tipo inteligente, encantador y enigmático que tiene sus razones para acercarse a la princesa Adrianne. Y solo cuando sea demasiado tarde Adrianne se dará cuenta del peligro que se cierne sobre ella... a la vez que se encontrará entre dos hombres imponentes: uno capaz de robarle la libertad, y otro con el poder de quitarle la vida.

He llegado a la conclusión de que a Nora Roberts le entusiasman las historias sobre robos de arte y joyas en las que sus héroes son ladrones de guante blanco, una «ocupación» que he visto en varios de sus protagonistas. Se podría decir que es un tema recurrente en algunas de sus tramas.

Y no me quejo por ello, es algo que da mucho juego porque aporta emoción y aventura.

En este libro, en concreto, tenemos a un par de elegantes y talentosos ladrones que se admiran sin conocerse y se enamoran al encontrarse.

Es una novela de 1988, pero por el carácter de los protagonistas sería fácil pensar que es más actual, pues ambos son de personalidad independiente y bastante liberal. Esto se nota sobre todo en el contraste con la vida en el harén.

El libro se divide en tres partes, pero la que más me ha gustado ha sido la primera, pese a que es una especie de introducción larga.

Esta parte inicial nos pone en antecedentes sobre la infancia y juventud de Adrianne y, paralelamente, da unas pinceladas sobre la vida de Philip. Ver las reacciones de Addy al salir del harén en el que se ha criado por primera vez a sus cinco años y su descubrimiento de un mundo nuevo, su miedo, su desconcierto y su fascinación ha sido de lo mejor de la novela. Y poco a poco ver su evolución de pensamiento.

En la segunda parte vemos a una Adrianne hecha a sí misma, una mujer occidental con algunos vestigios de su antigua cultura y el enamoramiento entre ella y Philip, además de la admiración mutua que sienten en su faceta de ladrones. El amor entre ellos es un poco rápido, porque esta parte no abarca mucho tiempo y parece un poco exagerado que sepan que han encontrado al amor de su vida, aunque en cierta forma sienten que son almas gemelas. Sin embargo, lo más increíble es cómo una princesa salida de un harén puede ser una ladrona de guante blanco tan buena que ha aprendido sobre sistemas de seguridad y electrónica ella sola.

Por fin, la tercera parte está dedicada a la ansiada venganza. Es la parte más corta, pero para la que Adrianne se ha estado preparando todo el libro. También supone encontrarse con tantos recuerdos, buenos y malos.

Quizás ha faltado un poco de improvisación porque a los protagonistas les sale todo demasiado bien, sus planes de acción siempre funcionan.

Adrianne ha vivido para su venganza y puede que su vida esté demasiado centrada en ella y su plan. Además, para haberlo madurado durante años, se queda un poco corto a mi parecer. Aparte de lo mencionado sobre su aprendizaje, ella me ha convencido a ratos, me gustaba bastante más en la primera parte del libro, después se dedica sólo a planear robos e ir de fiestas.

Philip es, como todos los «hombres Roberts», un encanto. Desde que se muestran retazos de su infancia resulta entrañable a pesar de lo que hace, quizás es por su nobleza de sentimientos. Tiene sus principios, aunque suene raro decirlo. Ahora es un ladrón retirado que trabaja para la Interpol y su misión es cazar al ladrón conocido como «La Sombra».

Aunque los protagonistas se conozcan en la segunda parte del libro, sus caminos se habían cruzado mucho antes, como cuando la madre de Philip le enseñaba fotografías de las revistas donde aparecía la familia real de ese pequeño país. El romance perfecto en el que un príncipe árabe se enamoró de una actriz de Hollywood y la convirtió en su reina, pero la realidad es mucho más amarga. A Philip le cuesta que Adrianne le dé una oportunidad a causa de lo que vivió de pequeña y él necesita de toda su perseverancia.

De los secundarios mi favorita ha sido Celeste, la mejor amiga de la madre de Adrianne, una mujer que es una amiga y un apoyo para ella. Phoebe es otro personaje muy importante. Y también me han gustado la madre de Philip y la abuela y los hermanastros de Adrianne, aunque su presencia es mucho menor.

El final es bastante acelerado, incluso la última parte del libro es mucho más corta que las otras dos, y casi parecía que le fuesen a faltar páginas.

Nora Roberts tiene libros mejores, pero sí es una historia bastante entretenida y me ha enganchado con su ambientación entre un reino del desierto y algunas ciudades occidentales.