Después de que la suspendieran de empleo y sueldo en su trabajo de Los Ángeles por culpa de su buen corazón, Phoebe Kitzke se juró no volver a hacer ningún favor a nadie, hasta que su mejor amiga le suplicó que la ayudara en el rancho que su familia tenía en Fool’s Gold.

Desgraciadamente, Zane Nicholson, un vaquero muy sexy, no se mostró particularmente emocionado con la llegada de una urbanita como ella.

Lo que Phoebe sabía sobre la vida de un rancho no llenaría ni un sombrero vaquero, pero su risa era tan seductora que hasta los animales se enamoraban de ella. Un momento de debilidad condujo a Zane a un apasionado beso que le convenció de que Phoebe era, exactamente, la clase de mujer que un soltero empedernido debía evitar.

En sus brazos, Phoebe descubrió que, en el fondo, era una mujer de campo. Sin embargo, por mucho que sintiera que Fool’s Gold era su hogar, no podía quedarse a menos que Zane la amara. ¿Pero estaría aquel vaquero interesado en una relación permanente?

Décimo séptimo libro de la serie «Fool's Gold».

Este último libro sobre la serie es un poco diferente al resto, puesto que transcurre en los límites de la ciudad y no en el centro de la misma, como suele ser habitual. No habla sobre los lugares clásicos de encuentro como el «terrorífico» bar de Jo, el Brew-haha o la popular escuela de guardaespaldas.

Tampoco aparecen los habituales personajes que ya forman parte del paisaje urbanístico, sólo cuenta con la presencia de Eddie, Gladys y la alcaldesa Marsha.

Y, a pesar de esta novedad, el libro conserva la típica marca que distingue a Fool's Gold con sus vecinos dispuestos a montar cadenas de ayuda, la cordial relación que hay entre los ciudadanos y las flechas de Cúpido preparadas para disparar a cualquier vícitma potencial.

El argumento ccon tintes del oeste me ha gustado, todo gira en torno a la conducción de ganado a lo largo de seis días. Es una versión moderna y turística del recorrido que han hecho los rancheros Nicholson a lo largo de varias generaciones.

Esta «excursión» acapara gran parte del libro, pero ha resultado bastante amena con todos los inconvenientes que genera.

Phoebe me ha parecido un personaje bastante gracioso con sus confidencias a un cabestro y su caballo sin esperar una respuesta a sus dilemas. Y también tierno con sus impulsos a ayudar a la gente, aunque eso le suponga problemas o decepciones. Uno de esos impulsos, junto a sus consecuencias, es lo que la ha llevado a embarcarse en esta extraña aventura cuando no había visto un caballo en su vida.

Zane vivía a las afueras de Fool's Gold hasta que el pubelo anexionó sus tierras y entró a formar parte de la localidad. Lleva un par de libros apareciendo, pero de forma muy breve; sólo se sabía que es un vaquero, el asunto de sus tierras y que en el instituto todas las chicas estaban coladas por él. Da la impresión de ser un hombre duro e imperturbable, pero esconde cierta vulnerabilidad que tiene sus raíces en su juventud. En el fondo es un hombre tímido con las mujeres que no confía en el amor.

La atracción entre Phoebe y Zane proviene desde el primer momento, por eso no me esperaba que tardaran tanto en dar rienda suelta a su pasión, más de lo que es habitual en las parejas de esta serie. En realidad no tardan en caer en los brazos del otro, porque sólo han pasado unos dias, pero la impresión es de que ha transcurrido más tiempo. Aunque en ese lapso tienen tiempo de descubrir que son más parecidos de lo que aparentan, los dos se han sentido solos mucho tiempo.

Que los habitantes de Fool's Gold tengan poca presencia no quiere decir que no haya secundarios en la historia.

El resto de acompañantes en la conducción del ganado incluye a Maya —amiga de una y exhermanastra del otro— hace su carta de presentación para protagonizar la siguiente novela. El otro Nicholson es Chase, el artífice involuntario de la aventura. Una pareja de vegetarianos aportan un toque cómico al chocar en sus ideales con el cocinero de la cuadrilla. Y también cuatro personajes que suponen una pequeña trama familiar —no diré que esa parte me ha aburrido, pero no me ha interesado demasiado en general, aunque después mejora—.

Sin olvidar a Eddie y Gladys con su idea de ver vaqueros sudorosos sin camiseta —lo habitual en ellas, vamos—, pero esta vez han aportado una visión más profunda a la historia. Y un personaje de la ciudad al que no conocíamos: el supuestamente irascible Reilly.

Es sabido que esta serie tiene unos finales relámpago y me ha faltado un poco de reflexión interior en Zane. Ha sido capaz de reconciliarse con su pasado familiar, pero no de explicar el camino que han recorrido sus sentimientos por Phoebe.

Como fan de esta serie me gusta ver llegar nuevos potenciales habitantes y  conocer las historias de personajes que han aparecido como secundarios. Esta novela me ha sorprendido por su argumento, un tanto distinto a lo que suele ser habitual, pero ha sido un cambio agradable.