2 Estrellas y porque no creo que merezca más. A ver, es una lectura entretenida, pero debo decir que no sé qué narices le ha pasado a Julia London en sus últimas series. Antes la tenía como una autora segura, pero lo último que ha escrito es tan malo que no parece ni escrito por ella, o seré yo que he madurado como lectora y me he vuelto exigente.

Desde el principio sabía que las "Hermanas Cabot" no eran su mejor serie, pero es que no encuentro la misma calidad que ha habido entre ella y otras series como "Los Granujas de Regent Street" o "Las Debutantes desesperadas" ¿Tanto cuesta ceñirse a un esquema e investigar para hacer algo creíble? Porque temo que se busca la originalidad, a costa de la calidad de la lectura.

Entonces ¿Qué ha pasado con "Placer prohibido"? Esta vez tenemos la historia de Prudence, la tercera de las hermanas Cabot, y parece que la última, si no hay libro de Mercy, la menor. Prudence se ha visto relegada a una existencia vacía y aburrida por culpa del escándalo que armaron sus hermanas mayores para casarse. Pru siempre fue la más buena, dócil y obediente de las hermanas. Aunque su bienestar está asegurado gracias a los matrimonios de sus hermanas, pese a lo escandalosos que fueron, no tiene ninguna buena perspectiva de matrimonio, y se siente sola y vacía; está harta de ser la hermana buena, y quiere vivir y hacer algo arriesgado. La oportunidad se le presenta al inicio de éste libro, cuando va a viajar al norte a casa de una amiga que acaba de dar a luz, y en la casa de postas del pueblo, se encuentra con un desconocido encantador a quien ayudará con toda su dulce inocencia.

Roan Matheson acaba de llegar a Inglaterra desde Estados Unidos, sus motivos para viajar son ni más ni menos que encontrar a su rebelde hermana menor, cuyo prometido la está esperando en América para casarse. Aurora, su hermana, viajó la temporada anterior con sus tíos a Inglaterra para que conociera mundo y disfrutara antes de contraer matrimonio, pero Aurora no volvió en el plazo convenido, si no que se quedó en Inglaterra con una familia que la acogió como amiga. Solo Roan puede encontrar a su hermana, y recorrerá Inglaterra de cabo a rabo hasta que dé con ella y la arrastre de vuelta a América.

Pru y Roan se conocerán cuando ambos coincidan en el pueblo, y su primer contacto será tan especial para Pru que cambiará todos sus planes y decidirá seguir al señor Matheson donde vaya. A Pru ya no le importa su reputación, quiere vivir y hacer algo arriesgado, y la aventura que le presenta el señor Matheson será suficiente para irse con él.

Si lo pensamos, el libro no tiene ningún punto lógico, si no que es una sucesión de escenas, sobre las que podemos pensar que su fin es divertirnos, y hasta puedes entender que ésa es su intención, pero es tan vano e inverosímil que la historia no tiene ni pies ni cabeza.

A su favor puedo decir que lo dividiría en dos partes: una primera, donde conocemos a los protagonistas, y su relación empieza a desarrollarse, con todos los inconvenientes que pueda tener, porque los tendremos en los caminos polvorientos de la campiña inglesa; de repente el libro se nos ha convertido en un road trip de la Regencia, y ha sido esta primera parte la que menos me ha gustado, porque me ha parecido tan manida, falta de emoción, sin giros y aburrida, que no sabía ni cómo continuarlo pese a ser un libro tan cortito. Y finalmente, una segunda parte donde la trama empieza a tener interés, giros, donde el romance se va fraguando, pese a que siga siendo igual de increíble, pero al final me ha convencido.

Si la segunda parte no me hubiese arreglado en cierto modo el libro, le habría dejado con una estrella; pero como Julia London lo ha resuelto bien, le he levantado un poco la mano. Aún así, no paro de decirlo, esta Julia London no es la de antaño, parece que se ha acomodado a lo fácil, a que si tienes lectores fijos o fieles puede bajar la calidad de sus obras, pero no, esto no funciona así, si escribes churros malos, la gente no los comprará, picará con el primero y probablemente con el segundo, pero no querrán más. Así que lo digo por ella y por otras cuántas autoras más, consagradas en el mundo de la romántica; las lectoras no somos estúpidas, y aunque la gente crea que leemos lectura fácil, no nos equivoquemos, somos exigentes y pedimos calidad, y lo que está claro es que el mundo editorial ha cambiado mucho y para peor en los últimos años.