Ser un
súcubo debería ser la cosa más maravillosa del mundo: conservar
belleza y juventud eternas, poder
cambiar de forma (conseguir así toda la ropa que puedas imaginar), encandilar a todos con tu
carisma y arrobo...
Pero sobre todo,
disparar la testosterona de todo hombre que te vea: los súcubos se alimentan de la energía vital que roban a sus víctimas-compañeros de cama durante el
sexo,
y por ello, resultan completamente irresistibles para el género
masculino, tanto que matarían y morirían por tocarla... aunque el
precio de ello sean sus vidas... o incluso sus almas.
Inmortalidad, armario más que nutrido, físico perfecto y sexo fácil.¿Qué más podría pedir una chica?
Para
Georgina Kincaid, ser un súcubo no es tan maravilloso...
Sus jefes son el dúo dinámico: el archidemonio (John Cusack)
Jerome, siempre acompañado del ángel
Carter, con un humor demasiado fino para ser compredido y demasiados secretos como para no poder mentir.
Sus amigos inmortales, el diablillo
Hugh y los vampiros
Peter y
Cody, tampoco contribuyen a que su vida sea lo que se dice pacífica.
Gee se alimenta principalmente de "comida basura"...
«[...]
Generalmente me alimentaba de perdedores, de tipos a los que hacerles
daño o dejarlos inconscientes durante días no me provocaba ningún
reparo. Los de su calaña no enviaban flores y solían evitar
directamente casi cualquier gesto romántico. En cuanto a los tipos que
sí enviaban flores, en fin, a ésos los evitaba yo. Por su propio bien».
Sí,
la pobre Georgina teme sobremanera al amor: acostumbrada al sexo sin
preámbulos, pretensiones o espectativas, aborrece la probabilidad de
hacer el amor con alguien a quien ame... pues eso podría tener trágicas
consecuencias para él.
En el fondo, Gee cambiaría todo lo que ser súcubo ofrece por un poco de amor. O por una vida normal.
Por
eso adora escudarse en su máscara humana: para todos los mortales, es
una chica de veintipocos, empleada en una librería, que comparte su
vida con su gata
Aubrey y divide su tiempo libre entre
mocas con chocolate blanco y con las novelas de misterio de su
escritor favorito,
Seth Mortensen.
Pero aún en su vida humana su verdadera condición le persigue...
«[...] -¿Te apetece un moca con chocolate blanco?
-Claro-
claudiqué. Todos mis compañeros de trabajo estaban al corriente de ese
vicio en particular. Por lo general me ventilaba dos o tres al día.
Mocas, quiero decir, no compañeros de trabajo...»
Su jefe de la librería, el adúltero
Warren, aprovecha cualquier ocasión para secuestrarla para apasionados polvos rápidos de oficina, su amigo
Doug, que lo sabe, se muerde la lengua y contiene sus celos...
Las cosas cambiarán cuando dos hombres aparezcan en la vida de Georgina...
En
una firma de libros conocerá en un vergonzosísimo accidente a Seth, el
fantástico escritor al que Georgina imaginaba como un erudito cuarentón
y semi calvo, resulta ser demasiado atractivo, tímido, soñador,
creativo, dulce... justo el chico al cual Gee querría amar... y justo
al cual debería proteger alejándose todo lo que pueda.
Para escapar del acoso sexual de Warren, un desconocido fingirá ser su cita... Es
Roman,
el sexy, tentador, guapísimo y misterioso Roman, que encarna la promesa
de un magnífico sexo... Tan calculado y delicioso, sería fantástico
poder probar si sus lujuriosos pensamientos pueden hacerse realidad...
pero no, ya que el precio a pagar puede ser su vida.
Todo se complica cuando un ser asesino, que no encaja ni en el cielo ni el infierno, comience a matar: es un
nefilim, una criatura que no respeta las normas no escritas de relativo respeto entre los inmortales.
Toda la comunidad inmortal de Seattle está en peligro...
... ... ... ... ... ... ... ...
¿Quién es Richelle Mead? Richelle
Mead se enorgullece de ser una escritora bestseller del New York Times
y el USA Today, concretamente, de literatura fantástica para adultos y
adolescentes.
Pelirroja nacida en Michigan, vive ahora en Seattle,
Washington, con sus cuatro gatos y su marido, donde trabaja en sus tres
series de libros a tiempo completo: Vampire Academy, Georgina Kincaid y
Dark Swan.
Antes de convertirse en escritora, se licenció en
Teología comparada en la Western Michigan University y en Docencia en
la Washington University.
A Richelle le fascinan la mitología y
el folklore, pero también la mala televisión, viajar, probar cócteles,
comprar vestidos que jamás se pondrá, el café, sus horarios nocturnos,
y todo lo extravagante y divertido en general.