Angel de plata fue mi primera novela romántica. Con ella di el paso del Alfaguara a las portadas sujerentes. Entró conmigo a la adolescencia. Muchos años después la volví a releer, quería ver si era como recordaba. Miles de libros después de ese primero me siguió pareciendo mi libro de romántica de referencia. Se que los hay mejores, de ella, de otras, pero hay libros que te marcan, que los llevas siempre contigo. Se que dentro de otros tantos años lo volveré a leer. Y se que cuando mi hija esté preparada se lo mostraré. Seguramente no le gustará, o si, no lo se, pero me gustaría que lo disfrutara con la ilusión con la que lo hice yo. Por supuesto le explicaré cuando fue escrita, como eran las cosas antes, la diferencia bla bla bla todo eso políticamente correcto que no es el libro. Pero es mi libro. Era suyo pero también nuestro. Por eso hoy el mundo es un poquito más triste sin ella.