Yo sí ví violación, porque ella dice la palabra «no», si no recuerdo mal, aunque sí, también tengo claro que ella sabe lo que hay.

"Eran palabras carentes de connotaciones, pero aun así ella se ruborizó, levantándose lentamente, como sometiéndose a un castigo y con mirada de resignada indiferencia."

"pero su maldito victimismo resultaba insultante. Parecía haber comprendido sus intenciones y obrar con extremo cinismo, parecía haberlas comprendido, de hecho, antes que él. Bien, no la decepcionaría."

"La mirada decía que no podía hacer nada, que sin importar lo insensible o caprichoso que fuera, nada la afectaría."

,"Él admiraba el estoicismo, pero no cuando iba dirigido a él."

"Para un hombre tan seguro de su valía y de su importancia, el estoicismo de ella y su indiferencia era insultante y agresivo"

«Sintió pena por ella, y una innegable curiosidad morbosa. Contra toda razón lógica, le atraía sexualmente
Sebastian dejó de escuchar. Mientras Vanstone ha­blaba de la prisión de Tavinstock vio algo en el rostro de la mujer y supo que era miedo. Más que miedo: pá­nico. Pero fue tan fugaz, tan rápidamente sustituido por una máscara de ojos ciegos, que se quedó confundi­do. ¿Había sido realmente una mirada de terror? Ella le había llamado la atención porque parecía tener sólo una dimensión: debilidad, letargo emocional, impasibilidad y aturdimiento. Ahora lo fascinaba porque quizá no era así. Cabizbaja, con los hombros caídos, volvía a adop­tar aquella postura herida de la autoanulación que pa­recía formar parte de su segunda naturaleza. Pero él sa­bía lo que había visto, y ese fogonazo de pánico en sus
perturbadores ojos de alguna forma lo cambió todo. Se levantó

Pero los verdaderos motivos para ofrecer trabajo a aquella mujer se ocultaban y, una vez expues­tos a la luz, sin duda demostrarían ser opuestos a cual­quier racionalidad.
Sebastian inclinó la cabeza, sonriendo. Sus moti­vos podían ser poco claros, pero una cosa era cierta: no tenían nada que ver con su generosidad o amabi­lidad.
Esta noche no tenía planeado hacer nada con ella, pero su maldito victimismo resultaba insultan­te. Parecía haber comprendido sus intenciones .

El se comporta con aires de superioridad y más o menos se dedica a mofarse de ella e intentar ponerla en situaciones humillantes.

Pero todo esto cambia después de la escena en la que su invitado intenta abusar de la protagonista. Ese es el principal problema que veo, que el cambio es súper repentino: pasa de ser un noble libertino, crápula y un poco mala gente a ser un oso amoroso en un suspiro .