Sandra Brown - Cortina de humo
Cuando la presentadora de las noticias Britt Shelley despierta y se encuentra en la cama con Jay Burgess, un detective en alza del departamento de policía de Charleston, no recuerda cómo llegó allí... ni cómo Jay ha acabado muerto. Guapo y juerguista, Jay fue uno de los héroes del desastroso incendio que cinco años atrás destruyó la sede central de la policía de Charleston. El incendió se cobró siete vidas, pero la cifra hubiera sido mucho mayor de no ser por la valentía de Jay y de otros tres agentes de la ciudad, que arriesgaron la vida para salvar a otros. El bombero Raley Gannon, amigo de toda la vida de Jay, estaba aquel día fuera de servicio. Pese a no haber sido un héroe en primera línea de fuego se le asignó la investigación del caso, la cual nunca llegó a completarse, pues en una calamitosa noche, el mundo de Raley se hizo pedazos. Traicionado por aquellos en quienes más confiaba, Raley fue obligado a renunciar a la mujer a quien amaba y al trabajo al que había dedicado toda su vida. Durante cinco años, su resentimiento contra los hombres que explotaron su condición de héroe para impulsar sus carreras, y arruinar la suya, se ha enquistado, pero se ve impotente para arreglar las cosas. Eso cambia cuando se entera de la asombrosa muerte de Jay Burgess y de que Britt Shelley afirma no recordar nada de la noche que pasó con él. A medida que la investigación de la muerte de Jay se intensifica, y que las sospechas contra Britt aumentan, Raley se da cuenta de que la presentadora, la última conquista sexual de Jay, podría ser su única posibilidad de descargarse a nivel personal... y de hacer justicia por las siete víctimas del incendio de la comisaría de policía. Pero hay hombres poderosos que no desean que se hagan preguntas sin resolver sobre el incendio y que harán cualquier cosa para proteger sus reputaciones. Cuanto más descubren Raley y Britt sobre lo sucedido aquel fatídico día, más peligrosa se vuelve su situación, hasta que no sólo van en pos de la verdad, sino que se ven obligados a correr para salvar la vida