recuerdo una medieval de Kat Martin - Bella y audaz . El descubre a su marido y su amante una mañana en el lecho y el se da cuenta
Su marido yacía en la cama, los muslos apenas cubiertos con un trozo de sábana, con el pecho al descubierto y la mandíbula ya oscura por la barba incipiente.
A su lado dormía Lynette, con la cabeza apoyada en su brazo y la melena rubia sobre el cuello del hombre.
Caryn se sintió desvanecer. Por unos instantes permaneció paralizada, con la vista nublada; el corazón le latía muy deprisa. Entonces las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Intentó tomar aire, pero el dolor que le laceraba el pecho resultaba desgarrador. De pronto el normando se movió en la cama para acariciar los pechos de Lynette. Al abrir los ojos, vio el rostro de su mujer.
-Caryn... -balbuceó.
La muchacha dejó escapar un sollozo y se llevó la mano a la boca. Deseó manifestar su angustia a gritos, arrojarse al suelo, agitar los puños y llorar hasta que no le quedaran lágrimas. En lugar de eso, se volvió para dejar atrás la desoladora escena y bajó por las escaleras con tal rapidez que su melena volaba con el viento.
-¡Por la sangre de Cristo! -exclamó Ral.
Retiró los mechones del cabello de Lynette que le cubrían el cuello, incorporándose para coger la túnica. Con las prisas y los nervios, les costó mucho calzarse y vestirse.
-Maldita sea -masculló.
Nunca se le había ocurrido que eso podía suceder, que Caryn lo buscaría fuera del castillo. Y jamás había imaginado la expresión de su rostro, que casi le había hecho llorar.
Observó a la mujer que continuaba durmiendo en la cama. La había poseído rápidamente, sólo para conseguir un breve instante de placer. Lo había hecho a propósito, con la intención de olvidar, convencido de que así se sentiría más libre respecto a Caryn.