La novia del conde loco de Loretta Chase
A Dorian Camoys se le diagnostica una enfermedad del cerebro que resulta ser mortal y que, como en su día acabó con la vida de su madre, sabe que no sólo lo irá matando poco a poco, sino que acabará con su salud mental. Sabiendo lo inevitable de su destino, regresa a Dartmoor para pasar allí los últimos meses que le restan de vida, rodeado de los páramos salvajes donde creció en su infancia.
Pero tras la muerte de su abuelo, hereda el título de Conde de Rawnsley y algunos de sus parientes no dejan de importunarle para que, aún a las puertas de la muerte, Dorian cumpla con el último deber que le corresponde como heredero de Rawnsley y, antes de morir, se case y engendre al próximo Conde.
Gwendolyn Adams va a proponerle matrimonio a un conde. Un conde que se halla en su lecho de muerte.
A Gwendolyn no la escandaliza que le propongan salvar la estirpe del apuesto conde, incluso cuando se entera de que su futuro marido está gravemente enfermo y posiblemente loco. Al fin y al cabo, Gwendolyn es una excelente enfermera y su familia tiene fama de traer al mundo varones saludables. ¿Y esos rumores de que el conde cabalga medio desnudo por las marismas sobre un caballo pálido como la luna? Absolutamente fascinantes; sobre todo tras haber tenido ocasión de echarle la vista encima al guapísimo lunático.
Lo único que desea el Conde de Rawnsley es perder la poca cordura que le queda en paz y privacidad. Pero sus entrometidos parientes le endilgan a una novia sorpresa con la que insisten en que engendre un heredero a toda prisa. ¿Y se supone que él es el loco? Sin embargo, en compañía de Gwendolyn, el conde comienza a recobrar la salud y sus defensas comienzan a derrumbarse. ¿Es posible que el amor sea la mejor de las locuras?