Una noche con el príncipe – Sabrina Jeffries
Sinopsis
Tercer libro de la trilogía de La Real Hermandad de los Bastardos. Lo que menos podía esperar Gavin Byrne del Príncipe regente es que le ofreciera una baronía a cambio de ayudar a la marquesa viuda Lady Christabel Haversham a recuperar un objeto. Estaba claro que había algo turbio en esta misión y que implicaba al Príncipe, y si este objeto le ayudaba en su venganza contra el Principe, no la iba a desaprovechar.
Por su parte, Christabel necesitaba de la influencia de Byrne para entrar en la casa de Lord Stockely, el hombre al que su difunto marido le había vendido unas cartas incriminatorias que podían perjudicar seriamente a muchas personas, incluida su familia. Lo que no esperaba era que Byrne quisiera implicarse en la misión, y si quería entrar en casa de Stockely, tendría que hacerlo como su amante.
Éste es, en mi opinión, el libro más flojo de la trilogía. No sé si es por la temática o cómo se desarrolla la historia, pero no me ha gustado tanto como los otros dos. También es el libro más sórdido de los tres. Gavin y Christabel nos adentran en las esferas de los amantes de la alta sociedad y las partidas de cartas. La protagonista, que ha vivido lejos de este ambiente, tiene que adaptarse a él para conseguir pasar como la amante de Byrne y vemos cómo “le escandalizna” las conversaciones de los hombres y otras amantes entre ellos, hasta que poco a poco, se va haciendo al mundillo.
En principio, el pacto que hacen Gavin y Christabel es sólo para pasar como amantes ficticios. Pero Gavin tiene claro que quiere hacer de esta relación “de nombre” una realidad. De modo que juega sus cartas, y nunca mejor dicho, para conseguir que Christabel acabe siendo su amante.
Por su parte, Christabel es la hija de un general que ha vivido toda la vida humildemente. Se casó por amor con su marido, el hijo pequeño de un marqués que estaba en el frente, pero que al morir el hijo mayor, acabaron convertidos en marqueses. Christabel está lejos de ser la dama de la sociedad típica para un título nobiliario y mucho menos, de los tejemanejes de la alta sociedad. Es por esto que no quiere convertirse en otra “muesca más del cabecero de la cama de Byrne” y no quiere convertir su relación en una aventura porque además, sabe que va a salir afectada emocionalmente.
De modo que nos encontramos otra relación de “él quiere, pero ella no”. Y Gavin la perseguirá intensamente mientras Christabel intenta zafarse como puede.
Por otro lado, tenemos la intriga de las cartas. Esto hace que nos adentremos en el otro tema de la historia que son los juegos de cartas. Gavin es un experto y en poco tiempo tiene que conseguir que Christabel también domine el Whist para poder ser pareja en la competición en la casa de Lord Stockely. Y Gavin también se aprovechará de esto para acercarse más a Christabel, por supuesto. Aunque no se entra en el juego en sí, sí que se comenta bastante el tema. Y como éste no es un tema que me llame especialmente, quizás por eso me ha parecido que la trama flojea un poco.
En cuanto a las cartas en sí, es un misterio al principio que se irá desvelando poco a poco. La verdad es que con ellas la autora sí que consigue tenerte en incertidumbre. Sabes que son muy importantes, pero no sabes cuánto ni cómo repercutirá. Gavin intentará hacer sus indagaciones pero la única manera de saber su contenido será a través de Christabel quién, después de la traición de su marido y las ansias de venganza de Gavin, no va a confiar en él para revelárselo, así que hay que esperar bastante hasta saber el contenido. Pero no desesperéis que todo llega y ¡vaya con el contenido de las dichosas cartas!
Por último, y sin ánimo de desmerecer al resto del libro, el final me ha chafado bastante la historia. Quizás esto también ha repercutido en la sensación final del libro. Si no me gustó mucho en el segundo libro el desarrollo de la historia con el Príncipe Regente tras todo el sufrimiento que ha creado, en éste ya es para darse de cabezazos. No puedo imaginar a nadie (a excepción de la autora) que tras leer los tres libros le guste cómo acaba la situación y la relación de los tres hermanos con el Príncipe. La “moraleja” que te deja no es muy buena (así que no enseñéis esto a vuestros hijos) y para ser justo el final del epílogo fue un chasco para mí. Si después del “resumen” de la relación entre todos habría seguido el libro contando algo sobre los protagonistas, quizás eso me hubiera animado más hasta leer el final y dejarme con una sensación más agradable. Pero que el tema del Príncipe sea el final, final… yo me quedé con cara de: “no me lo puedo creer” y esa sensación ya no se quita tras el punto final.