Aburrida de pretendientes pomposos, la señorita Natalie Haislett desea vivir una historia de amor y aventuras. Suspira por el misterioso Caballero Negro: un ladrón inglés que le ha robado el corazón a distancia con sus legendarias proezas. Para conocerle, Natalie debe recurrir, aunque a regañadientes, a la única persona que conoce al famoso caballero: Jonathan Drake, un donjuán redomado que la cortejó años atrás.

Jonathan accede a acompañarla a Francia, donde se rumorea que se esconde el Caballero Negro. Para despejar toda sombra de duda, viajan como si fueran una pareja casada, compartiendo intimidades que desembocan en la amistad, y besos que despiertan un hambre insaciable... Cuando empiezan a producirse robos a su alrededor, Natalie ya esta atrapada en la red de deseo tejida por el hombre de sus sueños.

El inicio de la novela es un poco increíble, incluso algo absurdo. La petición de ayuda de Natalie resulta difícil de creer por atrevida y extraña, pero no es más que una excusa para el desarrollo de la trama. En realidad, las cosas no son como parecen y en el capítulo dos ya estaba totalmente enganchada a la historia.

Es una novela amena con un poco de misterio, todo el romanticismo de un protagonista enmascarado, y una narración con sentido del humor, pues hay algunas escenas bastante divertidas. Me gusta cuando Natalie llega a casa de Jonathan para pedirle ayuda, y acaba tomando café con él y su amante -amante hasta la noche anterior- para bochorno del pobre hombre. Y también las escenas en las que se ven obligados a compartir cama de manera platónica, para fingir ser un matrimonio durante el viaje y la estancia en Francia.

El desarrollo de la trama es ameno y el estilo de la autora me ha gustado. Cosas como que la doble identidad de Jonathan no se descubra al final son factores positivos que van animando la historia, pues las correrías del Caballero Negro no le quitan protagonismo a la historia principal pero sí le da un aire de suspense y acción. Las escenas del robo y el descubrimiento de la verdad por parte de Natalie son bastante ingeniosas, y la farsa que interpretan los protagonistas le da un aire cómico a la historia bastante dulce.

La ambientación en Francia también me ha gustado, es un pequeño cambio para dejar atrás Londres durante la mayor parte de la novela.

Natalie desea encontrar al Caballero Negro y casarse con él, pero para ese sueño romántico necesita la ayuda de Jonathan, un hombre al que conoció cinco años atrás en un baile. Desde aquel momento se siente tan avergonzada por lo que sucedió que desearía no tener que pedirle nada. Y así, buscando a un hombre que es mitad leyenda, se embarca rumbo hacia Francia sin otra compañía que la de un calavera encantador. Natalie es impulsiva pero tiene un carácter fuerte que pone a prueba la paciencia de Jonathan, pero también es inteligente e ingeniosa. Ese carácter suyo unido a su corazón intrépido y aventurero hacen de ella lo que Jonathan ha estado buscando. A veces es un poco testaruda, pero eso también da juego en su relación.

Jonathan es el alter ego del Caballero Negro, un héroe que recupera joyas y documentos robados por encargo y colabora con el gobierno británico. Hasta ahora estaba satisfecho siendo un libertino libre y viviendo aventuras de todo tipo, pero últimamente ha sentido la necesidad de encontrar una esposa que se complemente con él. Una mujer que sea aventurera, valiente y con ansias de libertad. Algo que no sabe si podrá llegar a encontrar. Jonathan me ha gustado mucho, aparenta ser un libertino sin preocupaciones pero está muy orgulloso de su faceta de ladrón de guante blanco. Es inteligente y valiente, y las mujeres le adoran. Sólo hay una que intenta resistirse a él, y esa es la que él ha elegido.

La historia de amor de Natalie y Jonathan empezó durante un baile cinco años atrás, pero no se habían vuelto a ver hasta ahora. Fingiendo ser un matrimonio para guardar las apariencias ponen rumbo a Francia, pues a los dos les beneficia esa pequeña farsa. Pero durante el viaje surge una creciente intimidad entre ellos que les convierte en amigos, pero también sienten una fuerte atracción desde hace tiempo. La convivencia de esas semanas provoca complicidad, discusiones y amistad, y poco a poco sentimientos más profundos. La historia de amor es bonita y dulce, aunque a veces el pasado libertino de Jonathan se interpone entre ellos innecesariamente, pero entre los dos hay química.

El personaje secundario de Madeleine es interesante, su historia es propia de una película de espías. Ella es el contacto de Jonathan en esta misión, es innegablemente hermosa, pero Jonathan ya está tan enamorado sin remedio de su inquieta compañera de viaje que sólo la ve como una aliada. Madeleine se convierte en una buena amiga de ambos y a veces tiene que hacer de puente entre ellos para calmar los ánimos de la relación.

No es una historia innovadora y no aporta nada especial, pero es entretenida para pasar un rato agradable. La trama está bien contada y engancha desde el principio, y los protagonistas son interesantes. Así que la novela en conjunto me ha gustado y no me he aburrido en ningún momento.

Por cierto, que la nota final de la autora es curiosa pero muy interesante.