Vuelta a casa
Linda Lael Miller


Sinopsis: A los hermanos Creed siempre los había precedido su fama de rebeldes y pendencieros.
Tras pasarse años vagando sin rumbo, Logan Creed, un vaquero licenciad en Derecho, volvía a Stillwater Springs, Montana, para echar raíces, restaurar el olvidado rancho de su familia y tener hijos que llevaran con orgullo su apellido.
Briana Grant, madre divorciada, conocía las historias que circulaban sobre su atractivo vecino, por lo que fue una grata sorpresa que éste se comportara con ella y sus dos hijos de una manera tan afable y cordial. Pero cuando su ex marido volvió a hacer acto de presencia y su casa empezó a sufrir los ataques de un agresor desconocido, Logan se encargó de demostrarle a Briana, y a todo el mundo en Big Sky, quién era él realmente.


Siempre digo que hay un libro para cada persona. No a todos nos gustan las mismas cosas y demos las gracias a los dioses por ello, porque la vida sería muy aburrida si así fuera. El problema con esto de los gustos, es que, cuando intentas hacer una crítica “objetiva”, fracasas miserablemente cuando el libro no era para ti. Y este libro no era para mí, ni de lejos. Así que llevo días devanándome los sesos, intentando encontrar algo positivo que decir para no resultar demasiado crítica, demasiado brutal o demasiado grosera. Porque la crítica destructiva no es más que desahogo, y no sirve para gran cosa. Desgraciadamente, lo único que se me ha ocurrido es lo que señalaba en un principio: no es el libro para mí.

El estilo, sin ser malo, no tiene nada de particular. Ni me entusiasma, ni me horroriza. Es “correcto”. Y antes de que alguien me lo pregunte, os diré que, si alguien dice de algo que yo he escrito que es “correcto”, desinstalo el procesador de textos y dejo de escribir por siempre jamás. Prefiero mil veces que me digan que odian mi estilo, a que me digan que es “correcto”. Por supuesto, es algo personal. Correcto no es malo. Claro que tampoco es bueno...

En fin, el estilo es “correcto”. Bien, es un handicap, pero puede superarse. Siempre puede contarme una historia interesante, o mostrarme unos personajes que me enganchen… Pues no. Y aquí sí que reconozco que es totalmente culpa mía. No soy dada al drama, así que las historias que carecen absolutamente de humor me aburren un poco, pero bueno, puedo superarlo. No me entretendrá tanto como otros libros en los que hay aunque sólo sea un pequeñísimo deje de humor, pero puedo tolerarlo. No sólo de comedia vive el lector, y los dramas si están bien narrados, también pueden gustarme. Pero es que durante toda la novela no pude quitarme la impresión de que “le faltaban páginas”. En serio. Es como si la autora hubiera querido hacer algo… Y se le hubiera olvidado a medio camino. Logan es un vaquero licenciado en Derecho, que además resulta ser un exmarine. Eh… Vale. Y uno esperaría que, al menos, eso sirviera para algo. No me malinterpretéis, los personajes a veces tienen rasgos que resultan inútiles, que sólo están ahí para darles ese “algo” que los haga diferentes, o especiales y, al menos para mí, la capacidad de encajar esos pequeños detalles es lo que diferencia a un buen autor de uno mediocre. Son esos detalles tontos con los que te acabas quedando cuando lees, y los que te hacen ver al personaje como algo humano, más creíble. Pero, en serio… ¿vaquero, licenciado en Derecho y marine? ¿Todo eso? ¿Y nada es relevante? ¿Y nada se explica? En un momento te dice que estudió Derecho, y ahí se queda todo. Y después te enteras que estuvo en combate, pero no quiere hablar de ello. Y no habla, no. Ni una sola palabra. Y está contado de tal modo, que te da la impresión de que eso lo marcó de alguna manera, que fue importante en su vida, pero no llegas a verlo en ningún momento. Lo mismo podía haberlo dicho, que habérselo ahorrado. Y esos detalles que no terminan de encajar, a mí me ponen muy nerviosa. Porque me paso la novela esperando algo que no llega, y me frustra.

Luego tenemos a Briana. Divorciada, madre de dos niños, con un ex marido irresponsable y un padre que era payaso de rodeo. Y una vez más, ahí está: la sensación de que algo falla, de que algo no acaba de encajar. Te habla de su desastroso matrimonio, de cómo su marido los abandonó en las puertas de un centro comercial, y te lo tienes que creer. Y te dice que esa experiencia, evidentemente, la marcó… Y bien, supongo que así sería. Yo no lo veo. Veo una madre divorciada que intenta sacar a sus hijos adelante y que pasa por unas dificultades económicas exageradísimas para ser la supervisora de planta de un casino. No tiene móvil, ni Internet de banda ancha, y su coche es una ruina con ruedas… Bien, igual esa gente está mal pagada en América, pero teniendo en cuenta que no paga alquiler porque el hermano del protagonista la deja vivir en su casa pues… Yo qué sé… Supongo que será difícil vivir en América…

Luego está el exmarido que aparece en el momento más inoportuno. Y al principio parece que vuelve por ella, pero no: se ha casado otra vez con lo que parece ser una rubia tonta. Y Briana les deja quedarse en su casa porque, oye, es el padre de los niños, no va a impedirles que se vean y… (Enorme suspiro).

Después resulta que la rubia no es lo que parece, y tampoco voy a decir qué es, pero es que no me lo explico. En fin, da igual, al fin y al cabo, son secundarios.

Vaaale, pues igual la historia de amor lo salva todo. Pues no. Porque no me la creo. Ni por un momento. Se conocen, de pronto se sienten muy, muy atraídos el uno por el otro, y al final, claro, se enamoran. Eh… Bien, eso pasa en muchas novelas. La atracción física repentina entre dos protagonistas es un recurso muy, muy típico y, aunque a mí personalmente siempre me deja con la sensación de que es muy fácil, pues mira, lo acepto y santas pascuas. Pero es que el problema es que tampoco me creo esa atracción. Una vez más, sé que se atraen porque lo dicen ellos, porque, por lo que a la narración respecta, pues no hay forma. De pronto son dos perfectos desconocidos, y de pronto están en la cama. Y sí, en algún momento alguno dice que el otro es “guapo” o lo que sea, pero vamos, que una cosa es que lo digan y otra muy distinta que me lo hagan creer. Y ya cuando resulta que están enamorados, pues… En fin, es igual.

Vale, bien. La historia de amor, tampoco funciona. Estamos listos. ¿Y la trama de fondo? Pues como todo lo demás: te da la impresión de que no acaba de estar “terminada”. De que le faltan páginas. De que parece que se hace un mundo de algo muy simple, y que se resuelve de una forma rapidísima.

Lo único que me pareció interesante es la relación (o mejor dicho “no relación”) de Logan con sus hermanos, y todo el asunto de la muerte accidental de su padre, que Logan siempre sospechó que no era tan accidental. Y es la única parte de toda la historia que me gustó, que me pareció completa y resuelta. Lamentablemente, es la parte más pequeña de la historia. Y el mejor personaje es el hermano de Logan, pero tampoco aparece demasiado y —sí, voy a decirlo otra vez—, no sabes muy bien por qué viene y después se va y… Supongo que pensaba presentárnoslo de cara a futuros libros. Supongo también que me quedaré con las “ganas” de conocerlo.

Odio hacer una crítica en la que no hay nada positivo que destacar, pero juro que no he podido evitarlo. Lo repetiré como disculpa: éste no era el libro para mí.

¡Gracias por la crítica DeDanna!

Te la acabo de enlazar en el listado.

Gracias

(Tengo un dejá vú )

Yo también