En los últimos días de 1899, la joven Abigail vive con su suegra y su hija en la enorme mansión de la familia de su esposo. Espera ilusionada la llegada de su marido Lucian, heredero de toda la fortuna de los Manet. De pronto, el envidioso hermano gemelo de Lucian ataca a Abigail para aprovecharse de ella y la mata.

Más de cien años después Declan Fitzgerald, un joven y adinerado abogado de Boston, decide comprar y renovar Manet Hall, la magnífica mansión donde murió Abigail. Tomando una copa en un bar local, conoce a Lena de quien se enamora a primera vista.

Aunque Declan adora la casa que acaba de adquirir, comienza a sufrir horribles pesadillas, oye extrañas voces y tiene alucinaciones. El pasado terrorífico de Manet Hall pondrá a prueba el amor de Declan y Lena, y ambos deberán demostrar que son lo suficientemente fuertes y maduros como para enfrentarse a su destino.

En la mágica ciudad de Nueva Orleans tienen lugar dos historias de amor, separadas en el tiempo por una diferencia de más de cien años. Pero ambas se desarrollan entorno al mismo lugar: la opulenta mansión de Manet Hall. Como muchos viejos caserones embrujados, esta mansión fue testigo de un trágico crimen, un terrible suceso que acabó con la historia de amor de Abigail y Lucian. Son unos hechos que se nos van desvelando a través de fragmentos de lo ocurrido, mientras llega el nuevo dueño de esa casa llena de secretos, fantasmas y asuntos sin resolver que hasta ahora han permanecido ocultos, pero que ahora parecen despertar.

Declan es el verdadero protagonista de la historia, incluso deja en un segundo plano a su partenaire, Lena. Hasta se podría decir que Declan vive dos historias de amor, una con Lena y la otra con Manet Hall. Él es miembro de una de las mejores familias de Boston, hasta hace poco era un exitoso abogado a punto de casarse, pero descubrió justo a tiempo que esa no era la vida que quería tener y que no estaba enamorado de su prometida. Y decidió marcharse de Boston y comprar esa antigua casa de Nueva Orleans para restaurarla, una casa que siempre le había atraído, siempre había tenido la sensación de que la casa le estaba esperando a él. Es un protagonista de los que siempre sabe cómo actuar, qué es lo que quiere y cómo conseguirlo, tiene sus defectos pero son escasos. Él es el que lleva todo el peso de la historia desde que llega a Manet Hall y la casa despierta con su presencia, pero no permite que los antiguos fantasmas le asusten con sueños, portazos y llantos de bebé.

Lena tiene un papel importante dentro de la historia, pero siempre permanece en un segundo plano. Su personalidad no está tan definida como la de Declan, lo que la convierte en un personaje intermedio entre una protagonista y un personaje secundario, aunque su presencia es esencial. No es una protagonista que me haya gustado especialmente, al principio la he encontrado un poco fría y calculadora en su relación con los hombres, no lo hace conscientemente pero le falta algo de calidez. Poco a poco se la va conociendo más y se entiende por qué actúa como lo hace y por qué huye de las relaciones y de los hombres, dadas las circunstancias es comprensible y no se la puede culpar.

La historia de amor entre Lena y Declan, aunque no está mal, no me ha terminado de llegar. Para él es todo un flechazo desde la primera vez que la ve, es lo que siempre ha estado buscando aunque no lo sabe hasta ese momento; en cambio, para Lena es algo desconcertante y no sabe lo que siente, necesita un tiempo para hacerse a la idea aunque siente cosas de las que no podrá escapar. A Lena me ha costado entenderla, apreciarla dado su carácter y por eso creo que la historia pierde algo de fuerza. Pero la historia de amor comparte protagonismo con los fantasmas y su historia.

Por otro lado, es una novela con bastante misterio porque también se cuenta la historia de amor truncado de Abigail y Lucian, un amor condenado por las circunstancias y motivaciones externas. Sólo se dan algunos detalles de los hechos a través de algunos episodios, pero es una historia muy presente a lo largo de toda la novela, muy importante en la relación posterior de Lena y Declan, pese a que ambos romances están separados por un siglo de diferencia.

La mayoría de secundarios me han gustado, como Remy -el mejor amigo de Declan- y su prometida Effie; Odette, la abuela de Lena; y los padres de Declan. Pero también hay un personaje odioso, la madre de Lena, una mujer realmente horrible sin un ápice de bondad o ternura. Todos los personajes son importantes porque simbolizan una parte de la vida de los protagonistas.

Es una historia interesante que une dos épocas, pero en algunos momentos se me ha hecho un poco pesada, algo lenta. Hasta los últimos capítulos no me ha acabado de enganchar del todo, en esos momentos es cuando se pone más emocionante. Lo mejor de la novela son el protagonista, porque Declan es casi perfecto, y los oscuros misterios que esconde la casa.