DeDanna Ave César, las que van a sufrir te saludan
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| Tema: El hotel de los líos - Daphne Uviller Mar 1 Mayo 2012 - 13:15 | |
| El hotel de los líos
Daphne Uviller
Sinopsis: Zephyr, ahora detective auxiliar en la Comisión de Investigaciones Especiales de la ciudad de Nueva York, se hace pasar por conserje para averiguar quién ha sisado una importante suma de dinero de las arcas de un hotel, y por qué.
Pero el descubrimiento de un huésped medio asfixiado en el suelo de la habitación 502 le hará sospechar que en el pintoresco establecimiento suceden cosas más siniestras de lo que parece...
Aunque la rápida respuesta de los servicios de emergencia desemboca en una sudorosa cita con un bombero de persuasiva labia, en la imaginación de Zephyr sólo hay sitio para el intento de asesinato que se ha producido en el hotel. ¿Es posible que la entrometida y sabelotodo nipona de la habitación de enfrente sepa más de lo que dice? ¿Y qué tienen que ver las crípticas llamadas de una misteriosa corporación con la víctima de la 502?
Abrumada por una creciente presión, Zephyr no tarda en descubrir que su tapadera como conserje no la protegerá demasiado tiempo en un lugar donde el crimen, como la propia ciudad, nunca duerme.
He dicho muchas veces que hay un libro para cada persona, e incluso un momento para cada libro. Por desgracia, he leído un montón de libros que no eran para mí, o para los que no era el momento adecuado. Pero éste… Este libro parece diseñado al milímetro para gustarme. Cada palabra, cada frase, cada chiste velado; desde la portada hasta el tipo de letra; por su estilo, por la protagonista y por… Todo.
Pero quizá sólo sea el libro para mí, porque creo que debo advertir que he leído críticas absolutamente nefastas de él. Y debo advertirlo porque como yo tengo un gusto de lo más particular, a lo mejor preferís fiaros de alguien que no sea yo, y lo entiendo. Hasta entiendo las críticas que se le hacen, aunque no las comparto ni de lejos. Entiendo su lógica, entiendo que alguien pueda opinar así, entiendo hasta el motivo que lleva a pensar así, pero… Pero yo opino justo lo contrario. Bueno, me pasa a menudo, tampoco me voy a preocupar a estas alturas por ello.
Así que, ya sentada para escribir la crítica, tenía dos opciones: ignorar por completo todo lo que he visto por ahí, y lanzarme a alabar la novela, o tener en cuenta esas críticas y que cada cual tire por donde le apetezca. Y me he decidido por la segunda opción porque, si bien pienso que la crítica destructiva es puro desahogo, también creo que una crítica fundamentada sólo en mis gustos personales es casi igual de inútil. No conseguiré ser objetiva por completo, claro. Al fin y al cabo, las opiniones son invariablemente subjetivas, pero sí me sentiré un poco más… “rigurosa”.
Así que, allá vamos. Empiezo con una de las cosas que me parecen más importantes en una novela: el estilo. He leído, por ejemplo, que el estilo de la Uviller es caótico y sin sentido. Dejando al margen que la persona que escribió la crítica confunde “estilo” con “estructura” (una confusión con la que hasta ahora nunca me había encontrado, debo reconocer) a mí me ha parecido todo lo contrario. Es cierto que es muy particular, y bastante diferente a lo acostumbrado. La mayoría de los autores, cuando hacen comedia, se decantan por la broma directa, por el chiste más o menos fácil. Es el humor más común, además, y el más fácil de comprender. Pero esta mujer es un demonio sarcástico de proporciones apocalípticas, además de tener una cultura realmente vasta, y lo trasmite en cada golpe de estilo. Las descripciones están cargadas de ironía, de comparaciones y personificaciones malvadas, a veces tan exageradas que arrancan una carcajada… a quien las pille. Y no es un estilo “caótico” (suponiendo que un estilo pueda ser tal cosa, algo que me permito dudar. Un estilo puede ser farragoso, sin duda; confuso, probablemente. Pero ¿caótico? No, caótica puede ser la estructura, la forma de organizar los capítulos o el orden de la narración, pero ¿el estilo? No estoy yo muy convencida…) Es el estilo de alguien que lleva mucho tiempo puliéndolo, y sabe exactamente lo que quiere conseguir. No veo inexperiencia, inconsistencia o falta de madurez literaria en esta mujer, más bien al contrario. Tiene un estilo limpio y efectivo, perfectamente adecuado a una comedia ligera, aunque con unos rasgos característicos que asoman de vez en cuando y que te hacen pensar que realmente sabe cómo escribir. Su prosa, además, está cargada de malicia e ironía, algo que yo, personalmente, siempre aprecio. Quizá no es lo que le guste a todo el mundo, pero yo soy capaz de matar por un buen sarcasmo y aquí los hay a docenas.
Sigo por la protagonista. Reconozco que su elección es arriesgada, y más si estás escribiendo novela romántica. Aunque también reconozco que, como yo en esto de leer pico de todo por igual, rara vez empiezo un libro pensando que está encasillado en un determinado género, así que me importa muy poco lo que me encuentro dentro de él. No tengo ideas preconcebidas acerca de la historia, y si es buena la disfruto, aunque no sea lo que su sinopsis prometía. Entre otras cosas porque las sinopsis sólo las leo en diagonal, vamos. Pero eso es otra historia. Pero claro, si empiezas esta novela pensando en romántica, y esperas encontrarte la protagonista al uso, pues te decepciona, en lugar de parecerte un soplo de aire fresco. Si eres una romántica empedernida, de las de las velas a la luz de la luna y las rosas en grandes ramos con tarjetitas adorables, pues… estás muy lejos de poder empatizar con Zephyr. Y cuando no empatizas con un personaje, normalmente la historia se viene abajo. El asunto es que yo me identifiqué con ella desde la primera maldita palabra, y donde otros encontraron insensibilidad, infantilismo y torpeza, yo vi a una mujer diferente, con ideas diferentes y tan dignas de respetar como cualquier otra. Pero sí debo confesar, como ya apuntaba al principio, que la autora pecó de una cierta inocencia (no literaria, sino personal) al pensar que este personaje podía funcionar con alguien que busca una historia de “chico-encuentra-a-chica-y-son-felices-para-siempre”. Y es que Zephyr rompe con su novio, del que está verdaderamente enamorada, por un obstáculo insalvable en su relación: él quiere tener hijos; ella no. Y no quiere plateárselo, ni volver a hablarlo, ni discutir sobre el tema, ni ceder. No quiere y punto. Y ni su novio, ni sus padres, ni prácticamente nadie salvo una de sus amigas, parece entender su postura. Creen que es una fase, algo infantil y egoísta que acabará por pasársele.
Vale, debo reconocer que la autora me dio de lleno con mi caballo de batalla personal, y quizá por eso empaticé al momento con la protagonista, que de pronto se encuentra con el mundo en contra, y no entiende por qué debe ser ella la que debe ceder en algo que afectará a toda su vida, y por qué va a arrepentirse de una opción que es suya y de nadie más. En las críticas he leído que sus argumentos son pueriles y egoístas, y quizá lo sean, no lo sé, pero a mí me pareció mucho más pueril y más egoísta la actitud de los demás. Quizá porque yo pienso como ella y estoy tan cansada como ella de la actitud condescendiente de quien no piensa como yo, que hice mías cada una de sus reacciones. Quizá porque yo me he encontrado con los mismos comentarios cargados de paternalismo, con esas mismas expresiones de “no sabes lo que haces y te vas a arrepentir”, con esas personas que te sonríen con amabilidad, como si fueras una tarada funcional y ellos escondieran el secreto de la felicidad bajo esas expresiones pacientes y cargadas de indulgencia.
Pero bueno, ya he dicho que hay un libro para cada persona. E incluso un protagonista. Y Zephyr es una de las mías. No sólo porque compartamos la misma postura con respecto a la maternidad, sino también porque no es lo que yo llamo la típica “chica fan-fic”. No es una protagonista bellísima, maravillosa, genial, que todo le sale bien, que es inteligentísima, super capaz, que no se equivoca, que se viste como una diva de la pantalla y es capaz de mantener su maquillaje perfecto tras una guerra de trincheras. No, ni de lejos. Es una mujer normal y corriente, que no lleva maquillaje, que se viste de vaqueros, que se equivoca, como todo el mundo, que tiene sus dudas y sus temores y que gimotea cuando falla, como hace cualquiera. No es una superdetective de éxito, sólo una novata aprendiendo un oficio que le encanta porque, como ella misma dice “le pagan por cotillear”. No tiene una vida perfecta, pero ¿quién la tiene? No tiene unas amigas perfectas: son una panda de neuróticas cargadas de traumas, alguno de ellos más bien absurdo (como la que cree que está maldita y todo el que se le acerca, la palma. Claro que, lo que a priori parece absurdo, llega un momento en que, visto lo que le pasa, casi te parece verdad). No tiene una relación con los hombres maravillosa. Sigue echando de menos a su exnovio, pero quiere rehacer su vida, así que lo intenta con alguien más (sin mucho éxito por el regreso providencial del exnovio en cuestión, lo que me fastidió un poco, porque el personaje del bombero daba más juego y además era perfecto para ella porque tenía su misma filosofía con respecto a los niños y el matrimonio, pero vamos, lo entiendo). Oh, también he leído que esa es una actitud extrañísima, pero a mí me parece muy lógica. No puedes pasarte la vida llorando por lo que pudo ser, y hay que lanzarse al ruedo o te arriesgas a convertirte en una vieja ermitaña rodeada de dos docenas de gatos.
Y con esa protagonista, no hace falta mucho para suponer que la historia es un caso terminal de humor absurdo, de situaciones imposibles, de enredos extraños y divertidos, y que se soluciona más por una serie de afortunadas coincidencias, que por el talento de Zephyr como detective. Cierto ¿Y qué? A mí me entretuvo muchísimo. Tanto, que la empecé el sábado al mediodía, y el domingo por la noche ya la había terminado. Tanto, que voy a buscar el primer libro, que no sabía que existía, a pesar de que sus críticas son tan malas como las de éste. Y, si se parecen en algo, también me divertiré muchísimo.
Resumo: si no sois capaces de comprender, o al menos tolerar, a una protagonista que no siente el menor interés por una familia llena de niños, y que no es ni de lejos perfecta; si no pilláis un sarcasmo ni aunque os dé en toda la cara; si no os divierten las situaciones absurdas, ni lo intentéis. Os perderéis una escritora que sabe lo que hace, con un estilo propio y muy bien pulido y definido, pero no es el libro para vosotras. Si en cambio pasáis de los clichés y os divertís con el humor un poco malvado, adelante. Os lo recomiendo de corazón.
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