Un pasado mancillado

Monty se había hecho hombre bajo la férrea tutela de su hermano mayor. Era un tipo duro y avispado, como todos los Randolph, sin más pretensión que abandonar Texas para empezar una nueva vida en otra región, pero en su camino se interpuso una beldad llena de vida que traía consigo una pasión abrasadora e irresistible y unos penosos recuerdos imposibles de olvidar.

Un futuro luminoso

Iris Richmond era una huérfana sin otra posesión que una manada de reses. Para evitar que se la arrebatasen, se ve obligada a conducir el ganado por los grandes espacios de Wyoming y tiene un golpe de suerte cuando su camino se cruza con el de Monty, que se dirigía en esa dirección, aunque el vaquero se niega de plano a ayudarla. Iris no es de las que aceptan un no por respuesta, de modo que ensilla un caballo, dispuesta a perseguir, cazar con lazo y domar al vaquero de malas pulgas que siempre había deseado.

Tercer libro de la serie «Siete novias».

Esta novela me ha gustado mucho, no porque sea algo excepcional, sino porque simplemente ha superado mis expectativas en cuanto a lo que esperaba de la historia de Monty. Tiene una trama sencilla y, sí, también predecible en cuanto a los personajes; pero los protagonistas y la historia de amor me han encantado. Pese a que me costaba imaginarme a Monty como protagonista, también tenia curiosidad, y tanto él como la novela han resultado una sorpresa agradable. La historia es muy propia de un western, en algunos momentos me ha recordado películas al estilo de «Dos mulas y una mujer», y es una novela que he disfrutado mucho.

Iris también me ha gustado como protagonista, incluso más que Rose y Fern, que me cayeron muy bien, pero la encuentro más realista, más humana. Iris ha estado enamorada de Monty desde los trece años, pero mientras que ella se dedicaba a seguirlo a todas partes, él simplemente toleraba su presencia. Ahora han vuelto a encontrarse después de su regreso del internado, pero Iris no es la misma niña que se marchó hace cinco años, se ha convertido en una joven atractiva y decidida. Al principio de la historia, Iris es la niña mimada y protegida que ha sido siempre, pero a lo largo de la trama va evolucionando hasta convertirse en una protagonista valiente y luchadora que acaba ganándose el respeto de los Randolph, y la admiración y el amor de Monty. Lo que más me gusta de Iris es el cambio que sufre a lo largo de la historia, tiene defectos que la hacen más cercana pero también tiene más virtudes de las que ella misma cree.

Monty, el Randolph que prefiere las vacas antes que a las mujeres, no puede dejar de pensar en Iris desde su revelador reencuentro con ella. Aunque se quejaba porque antes lo seguía a todas partes, siempre tuvo cariño por ella. Por eso no puede evitar sentir que haya dejado de ser aquella jovencita, aunque sea para convertirse en una chica despampanante, y le preocupa que se haya convertido en una mujer coqueta y superficial como su madre. También le asusta lo que empieza a sentir por ella, por fin aparece la chica que le hace estremecer y perder el control, una mujer que le interesa más que las vacas y le desconcentra tenerla cerca, y lo curioso es que se conocen desde hace años. Monty se dirige a Wyoming con el objetivo de levantar un nuevo rancho y demostrarle a George que es capaz de conseguirlo, ansía libertad y distanciarse un poco de su hermano mayor, los dos son demasiado parecidos como para no discutir a menudo. Monty no piensa en casarse, pero si lo hiciera nunca se le ocurriría escoger a alguien como Iris por ser tan poco adecuada para ser esposa de un ranchero, pero no puede evitar preocuparse por ella y rescatarla de los líos en los que se mete.

La historia de amor me ha parecido bonita, los dos tienen mucho carácter y no dejan de discutir porque, en principio, quieren cosas diferentes y los dos son decididos y obstinados. Su situación es la contraria a la de Fern y Madison, en esta ocasión es ella la sofisticada, la chica de ciudad, ya que ha vivido los últimos cinco años en San Louis —pero no le cuesta mucho tiempo volver a acostumbrarse a sus raíces de Texas—, y él es el que se desvive por el rancho. Después de unos años sin verse, vuelven a encontrarse después del regreso de Iris del internado. El que peor lleva la situación es Monty, que desde su reencuentro no deja de pensar en ella y de desearla. Monty teme que Iris sea como su madre, pero ella le demuestra continuamente que es una mujer fuerte y valiente, digna de un Randolph. Ya se sienten atraídos antes del inicio de la novela, pero cuando emprenden el viaje hacia Wyoming es cuando sus caracteres chocan, ella quiere marcharse tanto si Monty la ayuda como si no lo hace, y él no quiere que vaya ni sola ni con él por su seguridad y para que no le distraiga de su objetivo. Pero también durante el viaje empiezan a conocerse realmente y su atracción se hace cada vez más fuerte.

Las grandes secundarias son... las vacas, porque aparecen durante toda la novela. Y, por supuesto, todos los hermanos Randolph vuelven a aparecer en algún momento de la historia. Hen, Tyler y Zach -aportando su sentido del humor- les acompañan en el viaje a Wyoming. Madison también aparece en la parte final, y George tiene una presencia testimonial pero se le menciona mucho. También aparecen Rose, Fern y Salino. Me ha gustado ver que el matrimonio de Rose y George está más que consolidado, y que Fern y Madison finalmente llegaron a un acuerdo intermedio sobre dónde vivir.

Me ha parecido una historia muy bonita. La relación entre los protagonistas me ha gustado mucho y me ha hecho disfrutar, Iris es obstinada y decidida, y Monty malhumorado e impulsivo; pero son perfectos el uno par el para el otro porque se complementan. La trama me ha parecido bastante entretenida, está al nivel de las historias anteriores, pero creo que se ha convertido en mi favorita.