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Mau ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4244 Edad : 44 Inscripción : 14/09/2008
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 21 Sep 2012 - 19:49 | |
| Entonces debería seguir la que adivinó el libro...le tocaría a Fantástica, verdad? |
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Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
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Morphine Principiante
Mensajes : 20 Edad : 30 Localización : Segundo círculo del infierno c Empleo/Ocios : Estudiante de Medicina Humor : Sarcástico Inscripción : 18/09/2012
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Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 22 Sep 2012 - 0:48 | |
| Vale uno fácil!!! Él se detuvo otra vez. INGENUA siguió la dirección de su mirada y fue a toparse con un chiquillo, un pequeño negro por el hollín que estaba sentado en el suelo, dormitando contra la rueda del carro de un vendedor, con aspecto de estar demasiado débil como para comerse la manzana machacada que había conseguido. INGENUA observó a GUAPO. Más que conmovido, parecía desconcertado. - ¿Qué pasa?- le preguntó ella con suavidad-¿Qué es lo que ve que yo no veo? - A mí mismo.- Su voz era tan débil que ella a duras penas logró oirle. Ella miró otra vez al chico, observó los cepillos y harapos que apretaba entre las piernas para impedir que se los robaran mientras descansaba. Desde más cerca pudo ver los demacrados hoyuelos de sus mejillas y profundas sombras bajo sus ojos cerrados. - Entonces ¿eras realmente un deshollinador? - Lo era. -Él parecía querer librarse del hechizo de aquel recuerdo para poder mirarla a ella-. Ahora ya no cabría, lo sabe. INGENUA volvió a mirar al niño. En PUEBLO, el deshollinador era un hombre próspero cuyos hijos , mayores y pequeños, lo ayudaban en el negocio familiar. No había comparación entre aquellos chicos, que siempre reían, y ese niño delgado y exhausto. - ¿Es un trabajo muy duro? GUAPO se encogió de hombros. - Es un trabajo agotador, pero estoy seguro de que se siente afortunado de tenerlo. Los recuerdos todavía lo avasallaban. Aquel tubo estrecho, el hollín asfixiante, el ritmo de una chimenea tras otra, los ladrillos a veces tan calientes que le salían ampollas en las manos, otras veces tan fríos por la falta de uso que después le dolían todos los huesos. Siempre trepando, hasta que al final de la jornada a duras penas podía sostenerse en pie. Y el hambre, el hambre terrible cuando sus jefes decidían no pagarle por algún supuesto error en su trabajo. Sumido en sus pensamientos, no fue consciente de que INGENUA se apartaba de su lado. De pronto se dió cuenta de que ella estaba inclinada sobre el muchacho dormido y le tocaba el hombro con suavidad. El chico pestañeó confundido. GUAPO podía imaginar sus pensamientos. Muchas damas estarían dispuestas a acercarse a su lado, pero no a tocarlo y arrodillarse junto a él. Con su chaqueta color crema y su gorrito a juego, INGENUA debía de parecerle un ángel a aquel pequeño deshollinador. A GUAPO se lo parecía. Ella tomó la sucia mano del chico entre las suyas sin preocuparse lo más mínimo de sus guantes. A GUAPO le pareció ver un papel doblado que pasaba de la mano de ella a la del niño. Debían de ser unas cuantas libras, pues los azules ojos del chico se abrieron con incredulidad, aunque tuvo cuidado de no mirar siquiera su mano para no delatar lo que guardaba en el puño. GUAPO pensó que probablemente aquel chico se escabulliría en el rincón oscuro más cercano para examinar su trofeo. INGENUA animó al chico con una sonrisa, este la miraba casi con veneración. Una nueva conquista, murmuró GUAPO. Se podía decir que ella las coleccionaba gracias a su siempre pronta bondad. Volvió junto a GUAPO. - ¿Compramos alguna cosa? Me está entrando un hambre voraz viendo tantas cosas apetitosas. ¿Qué le parece si comemos algunas de esas verduras que tienen tan buena pinta? Se volvió hacia el vendedor de lechuga, pero GUAPO la detuvo cogiendo su brazo con una mano. - ¿Por qué hizo eso? Sus dulces ojos marrones volaron lejos. - Porque al mirarlo yo también le vi a usted. |
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Itzy Persiguiendo un Highlander
Mensajes : 19319 Edad : 31 Localización : Cazando, y no animales eh!!! Empleo/Ocios : Vacaciones.... Por fin! Humor : Se podría ser mas feliz??? Inscripción : 27/02/2012
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kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
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pricesa Cazadora en prácticas
Mensajes : 11824 Edad : 40 Localización : Tarragona.. Inscripción : 28/01/2010
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nefertiabet Diosa Atlante
Mensajes : 1075 Edad : 33 Localización : Valladolid Empleo/Ocios : Estudiar Inscripción : 01/03/2012
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 22 Sep 2012 - 15:14 | |
| No se cual es, pero cuando se descubra, va derechito a mi lista de pendientes |
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yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
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Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
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pricesa Cazadora en prácticas
Mensajes : 11824 Edad : 40 Localización : Tarragona.. Inscripción : 28/01/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Dom 23 Sep 2012 - 12:54 | |
| Los dos rieron al unísono y luego se sonrieron mirándose a los ojos. Pronto, la sonrisa abandonó los labios y los ojos de TIERNO, y una expresión de puro anhelo se adueñé de él. Volvió su atención hacia la yegua y la condujo a través de un bosque de robles. Aflojó las riendas para que la yegua pudiera bajar la cabeza y pastar en la hierba y luego las ató en la palanca del freno. El apacible silencio del bosque sólo era roto por el trino esporádico de algún pájaro. Cuando TIERNO se sentó de lado en su asiento y abrió sus brazos, DULCE fue hacia él. Él la estrechó amable, cuidadosamente, como si fuera la cosa más frágil del mundo. Un cálido sentimiento protector lo embargó lentamente. Sintió la mano de ella en la cara, y su cuerpo se convirtió en un silencioso gemido de placer. Deseaba aplastarla contra él, hundir su boca en la de ella. Pero cuando ella volvió su rostro, entregada, él le dio un beso suave, en cieno modo, inocente.... generoso, desinhibido e increíblemente dulce. TIERNO cerró los ojos y susurró: -DULCE... -Sus labios tocaron los de ella y susurraron otra vez-: Dulce DULCE. Fuera lo que fuese lo que había ocurrido la primera vez que la vio un año antes, había germinado. Ahora casi llegaba a consumirlo. Ella se abrió ante él, se entregó, libre como la brisa del verano, cuando le devolvió el beso. Su boca se abrió bajo la suya, anhelante y vulnerable a la invasión de sus labios y su lengua amable. TIERNO había preservado su amor, lo había almacenado, compartiéndolo sólo con su abuela y, hasta cierto punto, con NIÑO. Ahora, todo el amor que tenía para dar era para ella; aquel maravilloso, hermoso ángel femenino que había llegado a su vida y la había enaltecido. El corazón le latía con tanta fuerza que apenas podía respirar; su amor por ella lo paralizaba. Enterró profundamente la cara en la fragancia de su pelo y sintió que su propio ser se solidificaba y temblaba. DULCE se abandonó a la celestial sensación de hallarse entre sus brazos. Le toco el pelo y la nuca con los dedos y contorneó la dura línea de su mandíbula. Un tenue gemido se escapé de sus labios cuando liberaron sus sentimientos y se abrazó a él como si pudiera fundir sus cuerpos. -TIERNO... yo no sabía... que los besos eran así. Entre risas, él estrechó aún más los brazos en torno a ella. Acarició su flequillo y sus mejillas con los labios y luego la besó dulcemente en la boca. El murmullo de sus palabras brotó contra la boca de ella. -Yo tampoco, amor. -Sus labios se deslizaron sobre su pelo-. Estoy loco por ti desde hace mucho tiempo -dijo, con un toque de desesperación en la voz-. Sentirte entre mis brazos no puede compararse con ningún otro sentimiento en el mundo. Estoy tan condenadamente asustado que te perderé y nunca sabremos lo maravillosa que podría haber sido nuestra vida juntos. |
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sombra Cazadora consagrada
Mensajes : 12511 Edad : 32 Localización : Aquí y allí y en ninguna parte Empleo/Ocios : Sumergirme entre libros Humor : Siempre intentándolo Inscripción : 04/07/2012
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yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
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drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
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pipa7581 Baño relajante en las termas
Mensajes : 6147 Edad : 42 Localización : Los mundos de pipa Empleo/Ocios : lectora compulsiva Humor : A días Inscripción : 17/03/2011
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drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
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yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
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kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
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pricesa Cazadora en prácticas
Mensajes : 11824 Edad : 40 Localización : Tarragona.. Inscripción : 28/01/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Lun 24 Sep 2012 - 14:04 | |
| - kadesh escribió:
- Los dulces años de Lavyrle Spencer
NopOtro trocito... Su pie dejó de empujar el columpio. Parpadeó. Parecía haberse materializado desde su imaginación, excepto por el hecho de que ahora vestía una camisa de cuello duro blanco con corbata de cuerda y pantalones negros. Lo vio dirigirse hacia ella, incapaz de evitar que su corazón enloquecido dejara de revolotear como un pájaro enjaulado. El se quitó el sombrero en cuanto subió al porche. La imaginación de DULCE no podía haber conjurado aquella mirada de anhelo en los ojos de él o la expresión de incertidumbre que invadía su rostro. -TIERNO. Su garganta se tensó al decir su nombre. Repentinamente anheló expresarle la enorme alegría que sentía al verlo, aunque un minuto antes estaba deseando que no acudiera. -Buenas tardes. ¿Es un buen momento para visitarte? -Sí, claro que sí. -Estiró la pierna entumecida bajo el peso de su cuerpo y se alisó la falda-. Ven a sentarte. El se sentó junto a ella, con el sombrero en el regazo. -Ha pasado mucho tiempo desde que me senté por última vez en el columpio de un porche. -Yo me siento un rato aquí cada tarde. Su expresión tensa y la rigidez de sus hombros le revelaron que TIERNO se sentía muy incómodo. Su mente buscó algo con que aliviar la situación. -¿Has cambiado de idea? -preguntó él, serenamente. -¿Sobre qué? -Aquellas inesperadas palabras la habían confundido. -Sobre… salir conmigo. La angustia de sus ojos sacudió el corazón de DULCE. -Claro que no. ¿De dónde sacaste esa idea? -Vine una tarde y tú... ya tenías un pretendiente. Estaba ahí, sentado en la barandilla, hablando contigo y con la señorita AMIGA. -Ése era HOMBRE APELLIDO. Trabaja en el periódico y vino a ver a papá. -estrechó el brazo de TIERNO-.Ojalá te hubieras quedado a conocerle. La mano de TIERNO estrechó la suya con tanta fuerza que le hizo daño. Si se la hubiera roto no le habría importado. -Esta última semana ha sido un infierno. Deseaba tan desesperadamente verte que apenas podía esperar. Estuve tentado de venir aquí y quedarme mirándote desde las sombras. -Lo que dices es precioso. -Le brillaban los ojos, le temblaban los labios. -Éste es un terreno nuevo y extraño para mí, DULCE. Nunca había cortejado a una mujer. -¿No le pediste consejo al abuelo APELLIDO? -preguntó ella con jocosa seriedad. Se rió cuando él le devolvió una sonrisa. Él parecía incapaz de pronunciar palabra. Miraba fijamente sus ojos de color gris azulado como piedras preciosas, que sólo transmitían el inmenso placer de estar a su lado. Al pensarlo se le cortó la respiración y su corazón casi se paralizó. ¿Era cierto que él se hallaba sentado allí con ella, en el porche de la entrada de su casa, en LUGAR? -DULCE, DULCE, DULCE -susurró su nombre una y otra vez con voz profunda, cargada de anhelo-. Me aterrorizaba venir, aunque tú me dijiste que sería bienvenido. |
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sombra Cazadora consagrada
Mensajes : 12511 Edad : 32 Localización : Aquí y allí y en ninguna parte Empleo/Ocios : Sumergirme entre libros Humor : Siempre intentándolo Inscripción : 04/07/2012
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Mau ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
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yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
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pricesa Cazadora en prácticas
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drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
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Mau ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4244 Edad : 44 Inscripción : 14/09/2008
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Mar 25 Sep 2012 - 0:02 | |
| Es una historia muy tierna, recuerdo que la leí porque la alabaron mucho en este foro, y no sé si no fuiste tú, pricesa quien la recomendó...sigo:
La señorita XX, observó XY, se había puesto la misma capa y la misma papalina grises que había llevado todo el día. Cuando salieron de la posada caminaron por la calle que seguía la pared del patio del establo hasta que doblaron por una calle más estrecha que llevaba a los campos. Ella caminaba a su lado haciéndole innecesario acortar los pasos. No le ofreció el brazo. Percibía que sería un error hacerlo.
Ya estaba oscureciendo, pero esa no sería una noche oscura, calculó. Ahora que era demasiado tarde para que brillara el sol, se habían alejado las nubes y la luna ya estaba brillando arriba.
—Tal vez mañana sea un día más luminoso —dijo.
—Es de esperar —convino ella—. El sol siempre es preferible a las nubes.
Él no sabía por qué la invitó a caminar con él, aparte de que le interesaba su escuela. No había visto en ella la menor señal de que él le cayera bien.
—Espero que sus habitaciones hayan recibido su aprobación —dijo.
—Sí, pero también la habrían recibido las otras, las que reservé, las que dan al patio del establo.
—Puede que sean ruidosas.
—Son ruidosas. Siempre me he hospedado en ellas.
Él giró la cabeza para mirarla. Ella iba mirando al frente, con el mentón alzado, la nariz apuntando hacia arriba, en gesto altivo. Buen Dios, estaba enfadada. ¿Con él? ¿Por haber insistido en que la trataran con cortesía y respeto en la posada?
—¿Le gusta el ruido?
—No. Tampoco me gusta la luz de un montón de linternas iluminando mi habitación toda la noche ni el olor a establo. Pero son habitaciones y sólo para una noche. Y son las que yo reservé.
—¿Quiere pelearse conmigo, señorita XX?
Eso la impulsó a girar la cara hacia él. Lo miró con los ojos muy serios y las cejas arqueadas, y enlenteció un poco el paso.
—Su coche es muchísimo más cómodo de lo que habría sido el alquilado. Las habitaciones en que nos han colocado a las niñas y a mí son muy superiores a las que nos habían asignado. El comedor privado es muchísimo mejor que el comedor público. Pero estas cosas son detalles de la vida que no son estrictamente necesarios. Son lo que usted y los de su clase dan por descontado, sin duda. Yo no soy de su clase, lord XY, y no tengo el menor deseo de serlo. Además, soy una mujer que se ha forjado su camino en la vida. No necesito que un hombre me proteja o que un aristócrata me consiga favores especiales.
¡Bueno! No había recibido un rapapolvo tan duro desde que era niño. La miró con renovado interés.
—¿Debo pedir disculpas, entonces, por desear su comodidad?
—No, no debe hacer nada de eso. Si lo hace me veré obligada a reconocer que mi conducta ha sido muy descortés. Debería estarle agradecida. Y lo estoy.
—No, no lo está —dijo él, sonriendo.
—No.
Él vio que ella casi sonrió; algo parecido a una sonrisa se le quedó atrapado en la comisura de la boca. Pero estaba claro que no deseaba mostrar ningún signo de debilidad; en lugar sonreír apretó los labios en una delgada línea, volvió la vista al frente y alargó los pasos. |
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