Secretos de un caballero

Candace Camp

Sinopsis:Casada siendo joven con un encantador aunque empobrecido oficial, Eve Hawthorne quedó viuda con poco más que algunas baratijas extravagantes. Desesperada por evitar a su dominante madrastra, acepta el empleo de carabina para las primas americanas del conde de Stewkesbuty. ¿Quién mejor que una viuda juiciosa para recordar a estas jóvenes que ya no viven en tierra fronteriza?

Pero cuando coquetea con un apuesto desconocido que resulta ser el hermano del conde, Fitz, a Eve le preocupa haber causado una impresión equivocada. Tratar de demostrar ser una mujer responsable mientras Fitz la desafía constantemente es ya duro de por sí, pero un chantajista con un interés en el anterior matrimonio de Eve resulta ser mucho más problemático. Con el conde ausente, Eve solo puede recurrir a Fitz. Pero ¿se atreverá a confiar en él cuando acercarse demasiado a tan redomado soltero podría suponer un riesgo para su corazón?

Cuando leí la primera novela de esta saga, me encantó. Recuerdo haber hecho la crítica en su momento, y haber comentado que me había divertido muchísimo la historia de las chicas americanas que, por una vez, no eran ricas herederas a la caza de un título, que por una vez se salía de los tópicos de la novela de regencia. Así que esperaba el segundo título de la serie con impaciencia, creyendo que iba a leer más de lo mismo: algo diferente, algo que se apartara de lo tradicional.

Bien, no se puede acertar siempre, está claro.

No voy a decir que la novela no me gustó. No, no es eso. Sí me gustó. Es entretenida, el estilo de la Camp es muy ameno y el libro se lee del tirón. Pero le falta algo. Le falta ese toque que la hacía diferente, quizá, pero también algo de “alma”. Cuando leí la primera novela ya dije que los secundarios me habían encantado. Y dentro de esos secundarios, Fitz me había parecido divertidísimo, así que cuando vi que la segunda entrega de la saga lo tenía a él como protagonista, me abalancé sobre ella. Quizá fue eso. Quizá tenía demasiadas expectativas, no sé. El caso es que, lejos de ser el libertino divertido y pícaro que veíamos en la primera, ahora parece un tío casi responsable, mucho más centrado de lo que sugería la primera entrega, y que termina siendo poco más que el personaje típico y tópico de este tipo de novelas, moviéndose dentro de una historia que también es totalmente típica. Ya sabéis, la de la viuda respetable enamorada del encantador canalla. Ni siquiera las dos hermanas Bascombe que quedan arreglan el asunto, porque ya no meten la pata prácticamente nunca, y se pierde la gracia del contraste entre la rígida educación británica y la enloquecida personalidad de las americanas, tan libres y directas ellas.

Y no está mal, de verdad. Pero, simplemente, es más de lo mismo.

Además, los problemas que le había encontrado a la primera —la trama de fondo un tanto absurda y sin sentido, que se resuelve de la forma más evidente, y que hace que te preguntes cómo es posible que nadie se diera cuenta— no se han solucionado en ésta. Las misteriosas cartas que recibe la viuda y que tantos problemas le causan te dejan con la sensación de que se hace una montaña de un grano de arena, y la resolución de esa historia es tan extraña y traída por los pelos que no acaba de cuajar ni haciendo un esfuerzo de imaginación.

Me fastidia, porque parece que no me ha gustado la novela, y no ha sido exactamente eso. Como ya he dicho, está muy entretenida y se pasa bien el rato. Pero ya no es original, ni tan fresca como la primera. Es una de las historias de siempre, con los protagonistas de siempre, lo que no es malo de por sí, a no ser que vayas buscando algo distinto.