Ríos de oro.

Jenna Kernan.

Sinopsis: Buscar oro podía llevar hasta algo más precioso.

Jack Snow había aprendido por las malas que la única persona en la que se puede confiar es en uno mismo. Después de que la fortuna familiar se hubiese esfumado, se tuvo que poner su mejor chaqueta y desplegar todo su encanto para conseguir una heredera que se casase con él. La última persona con la que pensaba viajar por el Yukón era la hija de un inmigrante irlandés pobre y sincera. Sus posiciones sociales estaban a kilómetros de distancia. Sin embargo, Lily Shanahan era avispada e intrépida a la hora de enfrentarse a las montañas heladas y los ríos indómitos, y Jack tuvo que reconocer que su pasión por la vida era suficiente para tentarlo…

Vale, es evidente que esta es una historia del Oeste americano. Y no, no me gustan las historias del Oeste americano, ya lo sé. Pero es que no es la típica historia con su rancho, su vaquero, su mestizo, su malo malísimo que quiere robar la tierra a la protagonista. Ni de lejos. La trama nos introduce de lleno en el mundo de los buscadores de oro, en todos los peligros a los que debían enfrentarse desde el mismísimo momento en el que empezaban su periplo en busca del metal precioso. Y sólo por eso, mereció la pena leerla, porque la verdad es que no tenía ni la más remota idea de cómo iba eso y siempre me gusta encontrarme cosas nuevas.

Por lo demás, al margen de la ambientación, es una entretenida historia de superación personal, de un hombre y una mujer que intentan mejorar su vida, que buscan una salida, una oportunidad. Y luchan con uñas y dientes, de hecho, porque sólo el camino hasta llegar al oro ya es extraordinariamente duro y extraordinariamente peligroso.

Lily es joven, deseosa de seguir el consejo que le dio su madre en el lecho de muerte: vive una vida digna de ser recordada. Es lista, trabajadora, valiente y capaz de hacer negocio hasta con las piedras. Su intención no es ir a Eldorado a buscar oro, sino a convertirse en cantante y, por el camino, se las apaña para sacar una buena cantidad de dinero vendiendo café, galletas o todo lo que tenga a mano.

Jack, por su parte, pretende comprobar que funciona su invento —una máquina que facilita la tarea de excavar oro— y así poder sacar a su familia de la ruinosa situación económica en la que la ha dejado su padre.

La relación entre ellos es curiosa porque, si bien Jack se negaba en un principio a llevar a una mujer como socia en su aventura, pronto te das cuenta de que no lo habría conseguido sin el ingenio y el valor de Lily. Oh, y de su preciosa perra Terranova, Nala. Bueno, qué pasa, me encantan los perros y me gusta encontrarme una historia en la que tengan algo de protagonismo.

No es una historia complicada, o de esas que te quedan en la memoria durante muchísimo tiempo y que relees una y otra vez, pero es diferente, agradable y se termina en un suspiro. Es perfecta para pasar una tarde tranquila y en la que no apetece mucho complicarse la vida.