La heroína, Bettina, es mitad hechicera, mitad demonio, aunque físicamente tiene toda la apariciencia y temperamento de una hechiera pura. Varias veces se mencionan características típicas de las mujeres de esta especie, lo que me hizo acordar al libro de Sabine, pero no por las partes malas. Al menos, no por ahora.

El prota masculino es Trehan, perteneciente a los Dacians, quien es un asesino muy temido en el reino donde vive Bettina. Ella ha oído hablar de Trehan justamente porque un demonio conocido suyo, de quien ella está supuestamente enamorada y con quien tiene toda la intención de emparejarse, está siendo perseguido por Trehan porque intentó traspasar las fortalezas del reino escondido de los Dacians.

Esa fue la ambientación de la escena principal, cuando Bettina y Trehan se... 'cruzan'.

Una noche, cuando Bettina está bastante pasada de bebida, Trehan se adentra en la habitación de ella con la intención de encontrar al demonio y matarlo. Y probablemente también a ella y a toda su familia puesto que son todos malos. Y conste que cuando digo malos ustedes deberían pensar que la madrina y encargada de Bettina es Morgana, la famosa emperatriz de los hechiceros, maligna hasta la médula.

Bueno, volviendo al tema. Trehan se da cuenta de que Bettina es su novia porque... en fin, ya se imaginan, y el vampiro se pone un poquito alzado cuando la ve en persona. Bettina, totalmente ida por el alcohol, empieza a devolverle los besos y caricias sin saber que de hecho es Trehan y no quien ella cree que es, su amado demonio.
Entre beso y beso ellos dos terminan en la cama, satisfechos, pero sin concretar nada; al mejor estilo Kresley Cole.
Cuando a Trehan le vuelve la energía (y la calentura), ella se da cuente de que hay algo que no cuadra: la voz, las manos, las caricias, y no se le ocurre cosa mejor que decir el nombre del demonio.

Termina que Trehan se pone celoso y furioso y le promete que cuando la noche acabe, ella ni se va acordar del otro tipo. De vuelta, al mejor estilo Kresley Cole.