El guante y la espada
Inglaterra, 1831
Un hombre y una mujer se encuentran de un modo inesperado. Un hombre y una mujer deberán, a
partir de su encuentro, transitar una forzada convivencia que los hará descubrirse el uno al otro.
Hasta aquí, una historia entre tantas.
Pero nada es lo que parece: el hombre no puede escapar del pasado, desprecia su título nobiliario, resuelve crímenes como una forma de expiación. La mujer esconde que es escritora, huye de un nombre y
una vida que no puede volver a mirar.
Ambos se encuentran en la escena de un crimen. Ambos deberán desandar caminos, confiarse secretos, dejar de lado las suspicacias, entregarse: un asesino los acecha con una secreta venganza de amor.[/i]
Tenemos dos personajes marcados a su manera.
Lord Raston, marcado doblemente por un padre y una madrastra que le han despreciado siempre en favor de su hermanastro menor, y por una cicatriz de guerra que marca las relaciones con las mujeres.
Sophia, por su parte, lleva también su cicatriz de origen más oscuro e incierto. Vive una vida de mentiras y miedo que ha conseguido mantener a raya hasta el momento. Su personalidad es cautivadora, todos los personajes, incluido nuestro protagonista parecen caer ante su hechizo; es vivaz, sincera y sorprendente, pero, aunque destila sinceridad, la vida que narra no es la suya.
Lord Raston tiene dos tías que, aunque afirma que no ve apenas, se plantan en su casa a la primera de cambio y dominan el espacio. Tienen una vena cómica que alivia la novela y la hace muy entretenida. El supuestamente odiado hermanastro —odio que se termina en apenas un instante— también aparece. Para quedarse, por supuesto. Es la parte que menos me ha convencido, da la sensación de que quedan muchas cosas en el tintero —no sé si para una segunda novela—. El personaje de la madrastra se pinta casi como diabólico, pero apenas tiene unas líneas.
Sin embargo, la trama de suspense mantiene el interés.
Las tías dan para unas cuantas risas con sus ocurrencias y su socarronería, y la historia de amor entre nuestros protagonistas tiene momentos tiernos y deliciosos. Eso sí, esos flecos sueltos dan la sensación de que la autora podría haber hecho algo más... o de que nos pretende vender su próxima novela.