La autora M.D. Nika recientemente nos ha ofrecido la entrega
de la segunda parte de la trilogía Darcángeles.
Para mí la primera novela fue un aire fresco que me dejó muy
buen sabor de boca y con ganas de saber más sobre Caliel, Kristel y por
supuesto nuestro Crocell.
Bueno pues he aquí que si la primera parte me sorprendió,
ésta segunda aún me ha sorprendido más si cabe. Volví a perderme en el mundo de
los ángeles y darcángeles. Nadie es tan bueno y nadie es tan malo, eso me ha
gustado mucho. Todos tienen sus motivos y sus cargas emocionales.
Novela fluida que cuando pude ponerme, tan inmersa como
estaba en las Navidades con mi familia, leí de un tirón y lloré, oh, sí, hubo
momentos en los que lloré como una magdalena, pero muy a gusto.
Es una novela que contiene todos los ingredientes que hace
que te enganches y quieras saber más y más…ahora me he quedado con la duda de
nuestro Miguel…y Lía…además Connor, pobre Connor.…sorprendente final, sobre el que no me extiendo por qué
creo que vale la pena que todas las lectoras amantes del género romántico se
sumerjan como yo en las incesantes aventuras de estos maravillosos personajes
que ha creado la autora.
Genial novela que hará que os emocionéis cuándo menos os lo
esperéis. No hay duda que os va a hacer
sentir muchas cosas. Recomendable al 100%. Es principio de año y vale la pena
darse un caprichito post-Navidad.
Bueno Morti…¿para cuándo la siguiente????...

saludos,
raistlina

Hola,
no sabría decirte...estaba tan imbuida en la lectura que no me llamó nada la atención....
saludos,
raistlina

¡Gracias por la crítica raistlina!

Te la acabo de enlazar en el listado.

Spoiler:

...jjejeje....es que ponía la dirección que no era....
merci por todo,
besis
raistlina

La coraza del ciego. Segunda entrega de la trilogía Darcángeles.

M.D. Nika.

Sinopsis: En el momento en que los ángeles caídos se rebelan, la clandestinidad se vuelve su mejor defensa, un escudo invisible que protege a quien no puede ver lo que el destino le depara.

Del mismo modo, una coraza cubre el corazón de Crocell, el orgulloso Vigilante que un día dirigiera a los Ejércitos Infernales y que en la actualidad goza de una regalada existencia, ajeno a los sentimientos y abandonado a los placeres darcangelianos, reacio a dejarse vencer por su más difícil enemigo: el amor.

Sin embargo, cuando los darcángeles Caliel y Kristel solicitan su ayuda para liderar su rebelión, descubrirá que en su interior también anida todo aquello que siempre creyó no poseer. Descubrirlo no le hará feliz, ¿pero sería capaz de soportar su pérdida?

Amor, deber, rencor, odio… Ángeles y darcángeles son vulnerables a ellos, por mucho que luchen para no dejarse arrastrar por lo que su esencia les impulsa a hacer. Y su lucha se vuelve más enconada si, casualmente, ambas naturalezas se ven involucradas con alguno de ellos en concreto.



Para empezar, diré que este libro tiene el dudoso honor de ser el primero que me he atrevido a subrayar en toda mi vida, algo que hasta ahora consideraba poco menos que una herejía.

Y lo hice con bolígrafo, incluso.

La verdad es que fue lo único que se me ocurrió para relajarme y no dejarlo todo plantado cada vez que encontraba una repetición, un signo de puntuación mal colocado, una falta de ortografía, un error en una estructura gramatical…

Y conste que la culpa es toda mía: en la primera entrega ya me había encontrado con todo esto y, a pesar de lo muchísimo que me molesta, decidí darle otra oportunidad, pensando que en este segundo libro quizá se dignaran a hacer una corrección editorial decente.

Es evidente que me equivoqué, como pude comprobar ya en la página veintiséis cuando tuve ganas de sacarme los ojos con una cucharilla de café al encontrarme un «excusa» escrito con ese. A ver, esto es lo que pasa con los correctores de Word, y uno de los muchos motivos por los que cualquiera que quiera dedicarse a esto de darle a la tecla tendría que asegurarse de tener una ortografía decente: Word sólo marca las palabras mal escritas (y no todas) pero deja pasar las homófonas. ¿Qué significa esto? Pues que jamás os señalará como incorrecto «escusa», porque esa palabra existe. No significa lo mismo que «excusa», pero existe. Tampoco os marcará, por ejemplo, «acerbo» si lo que queréis es referiros al «acervo genético», pero os aseguro que yo jamás he escuchado hablar de una genética áspera al gusto…

Y, por supuesto, Word tampoco tiene ni idea de cómo se puntúan las rayas de diálogo (que es el motivo por el que en el libro aparece «preguntó» en mayúsculas varias veces tras la raya, a pesar de ser un verbo de habla, y varias acciones en minúscula y sin punto antes de la raya. Sí, estas últimas a veces estaban bien puntuadas, pero «a veces» no es «siempre» y para mí la ortografía y la gramática son cuestiones de «siempre», qué queréis que os diga), ni sabe que la expresión «cuanto menos» es incorrecta, ni le importa tres pepinos que utilices el imperfecto de subjuntivo en lugar del condicional, ni está al tanto del significado de palabras como «bizarro» (que, en correcto castellano y pese a lo que la mayoría de la gente piense, no significa «extraño» o «alocado» o «sangriento», sino «valiente»). Y, como la mayoría de la gente que conozco, Word no sabe cómo y cuándo se utilizan los puntos y coma. M. D. Nika, tampoco. Claro que lo mismo le pasa con el uso de las comas de vocativo, así que no sé de qué me sorprendo.

En fin, que aunque la ortotipografía es ligerísimamente mejor que en la primera entrega, sigue siendo lamentable. Y habrá quien pueda engancharse a la lectura a pesar de eso, pero a mí me saca a patadas del libro. Y más cuando es una, tras otra, tras otra y tras otra, que acabé magullada de tanta patada a la gramática hispana.

No obstante, después de leer el apocalipsis ortográfico del primer libro, compré el segundo… Y ¿por qué?, preguntaréis. Pues porque había visto cosas, detallitos que me habían empujado a seguir la historia, a darle una oportunidad a lo que quizá se había debido a un corrector descuidado o a la falta de revisión ulterior por parte de la autora. Detallitos como una prosa personal, como una historia que prometía, como unos diálogos bastante aceptables…

Vale, pues aquí y ahora digo que no voy a picar con el tercero.

Para empezar, porque la «prosa personal», a la que sólo le había visto el defecto de estar demasiado masticada, quizá debido a una cierta inexperiencia, se ha convertido en un batiburrillo farragoso en el que cuesta adentrarse y encaja a duras penas con el tono general de lo que pretende narrar.

Para seguir, porque la historia, que ya estaba aquejada de problemas de ritmo en la primera entrega, en esta se pierde en detalles absurdos, en escenas innecesarias, surrealistas y cursis hasta la nausea; de esas escenas que, con mi maldad habitual, suelo definir como «escenas chica-fanfiction». Ya sabéis: ese tipo de capítulos en que los protagonistas tienen una boda sin venir a cuento en un concierto de rock (en este caso en un embarcadero flotante), en que el chico se arranca a cantar en el medio de un estadio abarrotado, en que ella le declara su amor haciendo parpadear los semáforos de la Quinta Avenida… Cosas así. Cosas que, si pasan en la vida real, te encuentras en YouTube con un comentario que pone algo así como «Juas, qué ridícula es la gente».

A eso le añadimos que el ritmo es… dudoso en el mejor de los casos e inexistente en el peor, que la historia de amor no hay quién se la crea y que toda la trama se orquesta en una serie de premisas que hacen aguas por todas partes pues… En fin…

Y los diálogos ahora son tan naturales que ya ni encajan con el resto de la prosa. Además, todos hablan igual y es imposible discernir cuándo está interviniendo un personaje y cuándo otro, porque nadie tiene una personalidad o una forma de hablar característica. Y, por algún motivo que se me escapa por completo, en más de un capítulo no tienes ni idea de quién está pronunciando el diálogo o haciendo determinadas cosas, porque hay cuatro personas y de pronto te casca un «dijo él» que, en circunstancias normales es más que aceptable, pero que no lo es cuando es imposible saber quién de los «él» está hablando. Al final, después de mucho romperme la cabeza, me di cuenta que, en muchos de esos casos, el que llevaba a cabo las acciones o hablaba era Caliel. Pero a saber por qué no lo decía. Quizá porque había puesto demasiados «Caliel» en el primer borrador y en la corrección nos cascamos un «busca y sustituye» del quince, sin prestar atención al hilo narrativo, que lo sé, que no es la primera vez que lo he visto…

Eso es lo que se conoce como «corrección creativa». O debería, al menos…

Y quizá podrían haberse salvado los personajes, que en el primer libro me habían convencido, pero no. El personaje de Crocell es… extrañísimo. Por una parte parece un tío bregado en mil batallas, un ángel caído que lleva siglos entre los humanos y se supone que conoce lo más sórdido de nuestra existencia. Un guerrero, un auténtico alfa… Que después hace preguntas estúpidas sobre el amor con la inocencia de un niño de primaria. Flojo. Muy, muy, muy flojo.

Caliel y Kristel, a los que habíamos conocido en la primera entrega, ya ni los reconocemos. El resto de los darcángeles son, sin más, intercambiables. Los personajes de Connor, Lía, Nananel y Hariel son puros ejercicios de «une los puntos» y que el lector rellene los evidentes huecos en sus respectivas personalidades. Y, teniendo en cuenta que una es, supuestamente, la protagonista de la historia de amor, me parece, cuando menos (sí, cuando menos, no «cuanto menos») difícil de digerir.

En fin, que una lástima. Odio cuando las promesas se quedan en promesas vacías y siento decir que, desde aquí, digo adiós a esta trilogía a pesar de que sólo me quede un libro para concluirla.

¡Gracias por la crítica DeDanna!

Te la acabo de enlazar en el listado.

Y ahora tenemos dos opiniones totalmente opuestas sobre esta trilogía