La vida de Faith va de desastre en desastre cuando su anciano y millonario esposo, Virgil Duffy, muere repentinamente dejándole en herencia el equipo de hockey de los Chinooks de Seattle. Ella no tiene ni idea de cómo gestionar el club y su hijastro está dispuesto a todo para arrebatarle la propiedad del equipo. Y, por si eso fuera poco, tendrá que enfrentarse al capitán del mismo, Ty Savage.

La existencia de Ty se centra en una sola cosa: ganar la copa Stanley. Para ello tiene que conseguir que la conejita de Playboy, que es ahora la propietaria de los Chinooks, deje de meter la pata y de convertir su vida en un perpetuo desastre.

Pero lo peor de todo ocurre cuando Ty y Faith comienzan, sin saber muy bien cómo, una relación que también parece abocada al desastre porque, ¿qué puede ser peor que enamorarse de la persona inadecuada?

Cuarto libro de la serie "Seattle Chinooks".

Lo mejor que puedo decir de esta novela es que sencillamente me ha encantado. La verdad es que la empecé sin ningún tipo de expectativas a propósito, ni buenas ni malas. Y todo ello porque dada mi experiencia con Rachel Gibson no sabía lo que me iba a encontrar, puesto que la mayoría de sus novelas me han dejado más bien fría. Y al decir eso me refiero a todas menos una, que por si fuera poco tampoco es la novela más popular de la autora.

Pero me apetecía darle otra oportunidad porque sí me gusta cómo escribe, lo que me fallaba en sus otros libros eran los protagonistas -uno de ellos o los dos- y algunos aspectos de las tramas. Y mira por dónde, esta novela me ha gustado de principio a fin porque esta vez los dos protagonistas me han encantado, y su historia también. Sin ser algo original, me ha sorprendido gratamente.

Hasta cierto punto tiene en contra un argumento ya utilizado, porque al empezar la historia es inevitable sentir un deja vú por las similitudes con otras novelas de la misma temática. El argumento recuerda a novelas como "Tenías que ser tú" de SEP, "Contacto" de Deirdre Martin, o incluso "Jane juega y gana" de la propia Rachel Gibson. Y tiene algo de cada una de ellas, pero me ha gustado más que las demás, quizás por no tener las expectativas que tenía con las otras o porque no había tramas secundarias que estorbasen.

¿Entonces qué hace a esta historia destacar si no es la originalidad?

Bien, no es por el argumento, sino por los protagonistas. Concretamente por la protagonista, porque Tyson Savage tiene un parecido con el típico deportista que quiere ganar y no permite que una mujer se interponga ente él y la Stanley Cup. Pero Faith sí me parece original, porque lo más habitual es que cuando hay una chica Playboy sea para ser una florero cabeza hueca que nunca es la protagonista -no queremos protagonistas tontas, faltaría más-. Así que me parece un cambio interesante encontrar una conejita atípica. Faith es sencilla y transparente pero la gente sólo ve lo que quiere ver que es lo más sensacionalista, ella no se avergüenza de su pasado y no lo esconde, pero tampoco lo pregona, simplemente está ahí y sin él no estaría donde está ahora. Y tras las apariencias hay mucho más de lo que normalmente la gente se preocupa por descubrir. Quizás Faith es el elemento más original.

En todas estas novelas que he mencionado hay un factor común: una protagonista que no sabe nada de deportes, y eso siempre me da un poco de rabia. Sé que le da más juego a la historia, pero también me resulta un tanto ofensivo y machista. Ahí llegan los manuales para torpes, pero Faith sale airosa de la situación, me gusta la seriedad y el respeto con el que se toma al equipo.

No sabía qué tipo de protagonista sería Faith porque una ex conejita de Playboy no me llamaba la atención, pero ella no es la típica conejita, no se maquilla ni se viste como ellas. Tampoco era favorable que fuera la mujer florero de un anciano al que no se le coge precisamente cariño en los libros anteriores, casi podría decirse que Virgil podía ser su abuelo, y eso hace que la gente la considere una mujer superficial. Pero su matrimonio con Virgil era un acuerdo que les convenía a los dos. Y desde el principio se intuye que no es la chica frívola que corresponde al prototipo de conejita. Y la verdad es que Faith me ha encantado, haciendo recuento entre todas las protagonistas Gibson -al menos de las novelas publicadas en español- es la que más me ha gustado, con diferencia. A pesar de su pasado y del mundo en el que se movía al lado de Virgil, no deja de ser una chica sencilla y sincera que evoluciona tanto durante su matrimonio como después. Ha empezado a gustarme desde que se siente la animosidad entre ella y la perrita de su madre, estaba un poco cansada de las mascotas monas que se llevan parte del protagonismo de la historia, y ese detalle me ha parecido real y más humano. Y su interés genuino por el equipo, después de un arrebato repentino por conservarlo, ha hecho que se gane mi respeto y mi admiración.

Pero si Faith me ha gustado, Ty me ha encantado. He mencionado que es un personaje más típico pero es que su combinación entre ternura y orgullo es irresistible. Él no lo quiere reconocer pero en el fondo es un sentimental romántico, y en los momentos en que eso se vislumbra he caído rendida a sus pies. Me gusta que no sea un deportista tan mujeriego como otros que parece que necesiten dejarse ver con modelos porque es lo que se espera de ellos, ha tenido sus experiencias salvajes pero ahora está centrado en la pista de hielo. Es un deportista con un sueño: ganar la Copa Stanley, algo que su padre no consiguió a pesar de su trayectoria en el hockey. Pero ahora su sueño peligra porque todo depende de Faith, que ha heredado el equipo y lo que decida hacer con él. Lo considero uno de los mejores hombres Gibson. Se debe al equipo pero desde que Faith entra en su vida ella se vuelve prioritaria aunque él no quiera, aunque no se dé cuenta. Puede ser todo un caballero pero cuando está enfurruñado es de lo más sexy y, sinceramente, su tatuaje me ha llamado más la atención que la sobrevalorada herradura de Luc Martineau.

La historia de amor me ha gustado mucho. Es cierto que es un argumento poco original, pero cuando dos protagonistas tienen carisma el argumento pasa a ser circunstancial. Pasan de no tenerse simpatía, de juzgarse el uno al otro por las apariencias, a sentirse atraídos físicamente. Y a partir de ahí la cosa se convierte en amor antes de que se den cuenta, quieren aparentar que es una aventura secreta que se limita al dormitorio, pero no es cierto porque ambos desean dar un paso más. Por eso no me ha quedado la sensación de que la relación esté basada en algo físico, he visto la conexión entre los dos. Lo que se interpone entre ellos es el equipo, porque Ty no quiere distraerse, y Virgil, porque aunque su matrimonio con Faith no era el tradicional ella se siente algo culpable al iniciar su relación con el capitán del equipo. Pero me gusta cómo evoluciona la historia de amor, la química entre los dos es poderosa desde que se conocen, pero en la sesión fotográfica es cuando empieza a ser incontenible. Hasta llegar a la cena. Entonces la tensión sexual se podía palpar en el ambiente.

Mis secundarios favoritos son la madre de Faith y el padre de Ty, que son como dos caricaturas de ellos mismos: la stripper y el deportista. Pero resultan un encanto y también un apoyo a su manera. Jules, el ayudante supuestamente homosexual de Faith que se convierte en amigo y protector para la protagonista cuando ella consigue ganarse su respeto. A las fans de "Jane juega y gana" les gustará saber que Jane aparece entrevistando a Faith. Y todo el equipo de hockey tiene bastante presencia. También es gracioso ver la enemistad que tiene Faith con la perra, que de alguna manera es la testigo del amor entre los protagonistas.

El final es la única pega que le pongo. No es que no me haya gustado pero es demasiado rápido y también predecible, me he quedado con las ganas de alguna escena más, un epílogo... algo. El momento final no deja de ser romántico, pero ha faltado ese algo más porque el apoteosis de la escena lo vuelve algo caótico. Pero tampoco le resta encanto a la historia.

La verdad es que con Rachel Gibson normalmente me cuesta entenderme. Hasta ahora mi libro favorito era "Lola lo revela todo", que no suele ser el más apreciado en general. En cambio, los más populares como "Locamente tuya" o "Jane juega y gana" me dejaron totalmente indiferente, simplemente no me llegaron en ningún momento. Pero esta novela ha pasado directamente a ser una de mis favoritas de la autora. A mí me ha parecido tierna, divertida, romántica y apasionada en su justa medida; con unos protagonistas de carácter que tienen una química increíble.