Estaba a punto de enamorarse del único hombre al que jamás amaría... por segunda vez.

Lady Victoria Jane Emerson dejó atrás su idea romántica y juvenil del amor cuando Jonathan la abandonó sin contemplaciones. Cuando le llegó el momento de elegir marido, se prometió a sí misma casarse con alguien que no pudiera romperle el corazón.

A su regreso a Inglaterra, tras saldar las deudas de su familia, Jonathan Pierce Thatcher, vizconde de Remington, descubrió que, casi milagrosamente, había sido elegido para competir por la mano de su amada Victoria. Convencer al amor de su vida de que volviera a creer en la magia del romanticismo y en las delicias del deseo era el mayor reto al que se había enfrentado nunca. Y no podía fracasar.

Segundo libro de la serie «Escándalo».

Esta novela es una especie de versión de «La Cenicienta» algo retorcida, más oscura y sensual, pero con un aire de cuento de hadas innegable. Sólo que la Cenicienta no es ella, es él. Por el argumento da la impresión de ser una histórica típica, con una trama muy vista, pero no lo es tanto; tiene un aire, no surrealista pero sí onírico, que engancha y atrae.

El romanticismo está muy presente en la trama, un romanticismo puro y sincero, conmovedor, pero no empalagoso. Eso es algo que me ha encantado, ese romanticismo a través de los detalles, de las acciones y de las palabras, pero que no es exagerado.

La trama se desarrolla entre Londres y Venecia, y cada ciudad representa una fase distinta del amor. La elección final de ciudad me ha sorprendido para bien, porque no me lo esperaba. Y me ha encantado esa decisión, que simboliza la capacidad de renunciar a algo por amor.

Tiene algunos momentos impactantes, como el reencuentro de los protagonistas. Y un par de escenas bastantes buenas, como  la del carruaje, que es de una gran sensualidad sin resultar vulgar, pues habla de confianza e intimidad; y la de la tienda de máscaras, que me ha parecido oscura y siniestra, muy inquietante.

Para tratarse de una novela corta, creo que los protagonistas muestran una profundidad de sentimientos lo bastante bien llevada como para poder haber sido una historia más larga. Pero, como está bien narrada, también me parece verosímil y no tengo la sensación de que le falten páginas. El estilo de la autora me gusta y le da un toque personal interesante a sus historias.

Jonathan es un joven romántico, tierno y de gran corazón cuyo sueño es conseguir el amor de Victoria. Es un personaje que toca la fibra sensible, porque ver la clase de muchacho que es y el hombre en que se ha convertido después de su estancia en Venecia no deja indiferente. Si su paso por Venecia lo hubiera protagonizado ella, seguramente no sería tan llamativo, pero a mí me ha conmovido. Sin embargo, me gusta que eso no le haya convertido en un cínico, conserva la esencia del hombre que era, pero necesita el amor de Victoria para recuperar una parte de sí mismo. Jonathan me ha encantado, con su romanticismo, con sus sueños y su anhelos.

Victoria es la Princesa Azul de Jonathan, la mujer que siempre ha buscado, con la que siempre ha soñado, y la única a la que ha amado y deseado. Ella es más cínica porque tiene miedo de amar y entregarse para acabar sufriendo, pero una vez que se entrega es para siempre. También me ha conmovido su carácter, su amor por su familia, el cariño por su perro Flint, su reticencia a enamorarse de Jonathan y su lealtad después. En el fondo, también es una romántica y una soñadora. Al mismo tiempo, me ha gustado que no perdona fácilmente, que expresa lo que siente, pero también sabe perdonar cuando es necesario. Y perdonar a Jonathan es necesario para los dos.

La historia de amor es tierna, muy bonita, pero también dura. Tiene la suficiente sustancia como para haber sido una novela más larga, pero la narración también hace que la historia sea creíble así y eso tiene su encanto, le da más aire de cuento de hadas. Es una historia emotiva que expresa y transmite muchos sentimientos, que conmueve, y sin contener más que un par de escenas de amor, transmite sensualidad.

Hay un antes y un después en la historia de amor, dos tipos de amor. Uno puro y sincero; y otro más pasional, nacido del dolor, con un aire de segunda oportunidad. El amor es el mismo, puesto que nunca ha desaparecido, sólo evolucionado, pero me sorprende que sólo en un par de capítulos se exprese un enamoramiento y un amor creíble y sincero. Es una historia de amor algo extraña pero me la he creído entera. Simplemente se necesitan el uno al otro.

Aunque la historia se centra en la relación de los protagonistas y en ellos mismos, hay personajes secundarios interesantes e imprescindibles en la novela. Desde los buenos de la historia como Grayson, Cornelia o Giovanni, que aportan el punto de alegría y equilibrio; a los villanos como el marchese de Casacalenda y su marchesa. Él, un personaje oscuro y siniestro al que no sé si he llegado a entender, eso le hace aún más intrigante, y con un final amargo; y ella, que aunque nunca está físicamente presente es como una sombra sin rostro que la convierte en un personaje misterioso.

El final es agridulce porque es algo desconcertante e increíble, pero efectivo a la hora de hacerle entender a Jonathan que el amor es más importante que el orgullo o el honor. Por eso me han gustado las elecciones que toman los dos, excepto los dos momentos de impulsividad de Victoria.

Es una historia bonita, cierto que me ha costado entrar al principio, pero cierto también que una vez dentro me ha tenido enganchada. Me han gustado mucho los protagonistas y esa historia de amor en la que no es todo belleza y felicidad, pero, por eso, el amor que surge entre ellos es doblemente especial. No es una novela inolvidable pero me ha gustado el resultado final.