Un beso al alba – Anna Casanovas
Sinopsis:Una preciosa historia de amor entre Nueva York e Irlanda a principios del siglo XX.
En la dura y febril Nueva York de principios del siglo XX, Bradshaw Verlen ha logrado convertirse en un importante ingeniero e inversor. Los que le han visto crecer en el barrio pobre del que proviene, lo temen y envidian, y la clase social en la que ha irrumpido reniega de él.
Pero a Bradshaw todo eso lo tiene sin cuidado, porque sus inventos para mejorar la productividad y seguridad de las fábricas lo están haciendo rico. Le basta con eso… hasta que un día tropieza con una joven irlandesa por la calle y empieza a desear algo más.
Sin embargo, la vida de Kate, al igual que los planos de Bradshaw, tiene líneas y trazos enrevesados, y ella sencillamente no puede enamorarse de un desconocido.
Opinión personal: Tenía muchas ganas de leer esta novela. He leído reseñas fantásticas sobre ella y, últimamente, me estoy poniendo al día con Anna Casanovas, al menos lo que se está publicando en contemporánea, así que tenía que leer algo de ella de novela histórica, que creo que la única que había leído es Un beso a oscuras.− Obra en la que se menciona a nuestro protagonista Bradshaw Verlen .
Intentaré poner cuidado a la hora de comentar el libro, porque hay detalles que no quiero desvelar, sería más o menos mostrar el esquema de la historia y romper con la sorpresa de la trama. Y va a resultar complicado.
«Un beso al alba» es una novela con la que he disfrutado. Considero que Anna Casanovas es una muy buena narradora. Tiene un estilo que me gusta. Sencillo pero cuidado que, sobre todo, consigue algo que no es fácil, hace que conecte con lo que estoy leyendo. Parece algo evidente, pero no me pasa con todas las autoras. Es capaz de lograr que empatice con los protagonistas. En sus otras novelas pensaba que era gracias al uso de la primera persona (algo que no acaba de gustarme) pero en ésta, en la que apenas aparecen unas cuantas páginas, me ha vuelto a ocurrir, así que es algo tan simple y complicado a la vez como el modo que tiene de contarme las cosas.
Kate es una mujer decidida, pero al mismo tiempo, resignada. Su situación económica le deja pocas alternativas. Muchos fueron los nobles que a principios del siglo XIX se vieron obligados a partir hacia el nuevo mundo a “canjear” un título por holgura económica. Y ahora, le ha tocado a ella. Sabe cuales son sus obligaciones pero eso no quita que siga soñando y no tiene miedo de perseguir sus sueños, aunque sepa que no puede conseguirlos, aunque solo pueda disfrutarlos un instante.
Bradshaw es una mente científica. Vive para su trabajo: inventar máquinas. Algo que le ha hecho dar el gran salto al mundo del dinero. Se le podría tachar de desubicado, no le importa porque él vive encerrado en su mundo, pero, es cierto, que ni encaja con los de clase social alta ni tampoco parece congeniar con los de la suya, a los que ya no trata.
Si bien la información que se da de los protagonistas es suficiente para seguir la historia, para cogerles cariño y para entender sus motivaciones, no puedo dejar de echar de menos haber sabido más sobre ellos. Sobre todo de Shaw, cómo fue su transición, qué relación tiene realmente con su familia, y la figura de un padre que está claro que papel tuvo pero que queda algo difuminado. Algo similar he sentido con Kate.
La autora es capaz de, mediante unas simples pinceladas, describir los personajes y cómo son, pero es como si estuvieran fijos en un tiempo y me hubiera gustado saber, y más cuando se ve de una forma tan clara que la situación de ambos cambió de una manera tan drástica, algo más del camino que han recorrido.
Ese mismo trabajo lo observamos también en los secundarios. Da poca información pero es muy fácil para el lector hacerse una idea de su carácter y del papel que tienen en la historia.
He disfrutado mucho leyendo la historia entre Kate y Shaw, pero hay ciertos detalles que han provocado que la historia me haya parecido demasiado precipitada y, por ello, entre dentro de esos argumentos que no termine creyéndome. Y el problema principal es el papel que juega el tiempo. Recalco que es algo muy personal y ya sabéis que no me gustan los sentimientos precipitados, me encanta disfrutar de esas relaciones que crecen y evolucionan y aquí, todo pasa demasiado deprisa.
No puedo negar que esos fuertes sentimientos en tan poco tiempo ensalzan la idea de la pasión, del poder del amor pero, a mí, me restan credibilidad. Como ya he comentado no quiero detallar la secuencia de los sucesos de la trama, para mí cuatro son los importantes. Pero cuando me he parado a hacer pequeños cálculos, y sumar tiempos, el tema no me acaba de encajar. Sí, lo dejo en la idea de ese amor que arrasa y perdura y todo lo puede.
Me gusta como escribe Anna Casanovas. Es posible que la historia esté plagada de cierto dramatismo. Si algo puede salir mal, seguramente lo hará, para luego culminar en una resolución sin grandes contratiempos. Pero es algo que suele pasar en las novelas románticas, los protagonistas han de lidiar con una serie de adversidades que muchas veces ellos mismos provocan.
En conjunto, como ya he comentado, es una novela con la que he disfrutado y me he emocionado leyendo. También creo que le hubieran venido muy bien unas cuántas páginas más. Unos capítulos que den información adicional de los protagonistas y más tiempo para afianzar sentimientos.
Me estoy aficionando a Anna Casanovas porque me gusta mucho lo que me provoca mientras leo sus novelas. «Un beso al alba» es una historia sencilla, con algún que otro giro que no resulta previsible, bonita, pero le ha faltado ese toque que hace que suspire cuando cierro un libro.
La recomiendo, sí, Sin dudarlo. La historia es bonita, llena de ternura y algunos momentos de verdadero sacrificio. La ambientación me ha gustado y es un aliciente ya que no es usual dentro de la novela histórica. La autora sabe reflejar esa época llena de cambios donde los grandes sueños y el esfuerzo podían hacer realidad el sueño de una persona de baja condición, llegar a ascender de clase social, pero darse cuenta de que el dinero no todo lo compra.
La portada, preciosa.